Virgen de las Viñas Tomelloso
Cuadernos Manchegos
Cuadernos Manchegos

Aunque pueda parecer lo contrario los bombos son construcciones sólidas, a pesar de no tener estructuras de apoyo, nada más que las propias piedras, la verdad es que tienen sus desarreglos y su caída provocados por distintos motivos.

La causa más generalizada es la falta de reparaciones y arreglos que se deberían realizar por el lógico proceso de la vejez de la construcción a lo largo del tiempo, desperfectos que suelen aparecer cuando el techo pierde su consistencia y va perdiendo su solidez y poco a poco se va desprendiendo parte de las piedras colocadas sobre las piedras originales.

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Como es lógico las lluvias, los pedriscos, los golpes y otras causas son las que determinan su caída y abandono.

Existen muchas personas que de pequeños han visto construir los bombos y conocen y saben la forma de arreglar los posibles defectos de caída de piedras y desmoronamientos de las partes próximas a la cúpula. Los bombos con chimenea son los más factibles de producirse desmoronamientos que siempre se producen de forma lateral, nunca se presentan por las partes centrales de la construcción, lo que indica la solidez de estos bombos.

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Muchos de los bombos se encalan para darles mayor belleza y sensación de higiene y pretendiendo dotarle de una mayor solidez teórica, aunque hay quien opina que “enjablegar” un bombo es condenarlo a la muerte, ya que pierde la respiración y el bombo termina ahogándose.

Otras noticias curiosas que algunos aluden a la causa del deterioro de los bombos es la costumbre de muchachos que les da por subirse a ellos con lo que produce la caída de parte de las piedras de protección exterior e incluso alguno ha indicado que los propios cazadores, en algunas ocasiones, son inductores de algunos desprendimientos como consecuencia de tirar piedras para hacer salir a los conejos que se protegen en ellos, por el acoso de los perros.

En todo caso hay que tener en cuenta que la mayoría de los bombos construidos por los tomelloseros tienen más de cien años, pues datan  de los años 1900 y que hayan permanecido en pie ya es un buen mérito de sus constructores.

También no quisiera dejar de señalar que las tierras cambian de propietario y se amplían las superficies y modifican su estructura y en muchas ocasiones los bombos terminan estorbando, molestando, ocupando un lugar que no les corresponde y es frecuente encontrarnos que algunos de ellos sufren extrañas circunstancias donde aparecen partes derruidas y especialmente cuando la superficie de las parcelas se aumentan por un nuevo propietario que ya merece la pena construir una nave.

Al ser construcciones privadas, cuando un bombo se desmorona, muy pocos agricultores  disponen de la forma de poder arreglarlos o que consideran que no merece la pena rehabilitarlos, aunque no todos, por lo que muchas de esas reparaciones que se hacen no duran demasiado y terminan volviendo a estar otra vez en malas condiciones, sin embargo existen agricultores que sí los reparan con eficacia. No obstante a lo largo del tiempo los bombos van abandonándose y actualmente más de un 15 por ciento de los bombos han desaparecido y no existe ningún sistema de protección o apoyo para reformarlos o al menos mantenerlos en situación de habitabilidad.

En este apartado debemos incluir aquellos bombos que desaparecen misteriosamente de forma insospechada y que no se encuentran en su sitio, sin que haya habido un desplazamiento de lugar.

A pesar de toda esta debacle, los bombos siguen  aprovechándose para lo que siempre se han utilizado: para echar un cigarro, para comer migas o gachas, para echarse la siesta y para estar frescos en verano y también para hacer comidas manchegas entre amigos y familiares.

Lo que es indudable es que los Bombos tomelloseros forman parte del patrimonio cultural de nuestra ciudad y merecen tener una recompensa.

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