He de reconocer que posiblemente la leyenda de esta historia sea conocida por multitud de personas y no resulte una novedad, pero en mi discurrir por libros, escritos e informaciones de todo tipo me he encontrado con este acontecimiento que sinceramente desconocía.
Siento no haber estado en este pueblo, aunque he pasado por él varias veces, pero ahora tengo un especial interés porque creo que se mantiene una conmemoración de este suceso.
Extractando al máximo, los hechos fueron de la siguiente forma: Parece deducirse que unos judíos conversos plantearon vengarse de la Inquisición y para ello pensaron en realizar un acto de hechicería. La fórmula que emplearon era impregnar una sagrada hostia con el corazón de un niño. Y así lo hicieron: raptaron a un niño, lo ataron, lo azotaron, lo coronaron de espinas, lo crucificaron y posteriormente le mataron sacándole el corazón. Una vez que enterraron al niño, robaron una hostia y lo llevaron con el corazón guardando la hostia en un libro de oraciones de uno de los asesinos para posteriormente hacer el conjuro entre los adeptos. No llegó a conseguirlo porque en el camino fue apresado como consecuencia del resplandor que emitió la hostia consagrada en un descuido de abrir el libro.
Esta es una de las narraciones que se encuentran en cualquier información y que constituyen la leyenda del Santo Niño de La Guardia.
¿Cómo y por qué se descubrieron los hechos?
Por lo que se deduce de los escritos la primera noticia de los hechos se produjo por la confesión realizada en el lecho de muerte de un preso judío que declaró primeramente los hechos y que indicó que fue el motivo de que estuviera preso. Investigados las declaraciones se dedujo que habían intervenido varios judíos y conversos por los que el Inquisidor dio orden de apresar a los conversos y las autoridades judiciales a los judíos.
Finalmente, después de un año de investigaciones y autos de fe— que no narraremos cómo se hicieron— fueron ocho los acusados y terminaron quemados en la hoguera.
Algunas consideraciones
De todo ello es necesario sacar algunos aspectos de interés. En primer lugar proceder a calificar los hechos como verdaderamente horrorosos por la forma de cometerlos. Estos sucesos delictivos, además de otros, crearon un ambiente social en contra de los judios y, aunque no lo hemos dicho ocurrieron en 1491, sin duda tuvieron mucha trascendencia en la expulsión de los judíos de España por orden de los Reyes Católicos en 1492.
Otras cuestiones paralelas se centran en la leyenda. Se atestigua que la madre del niño era ciega y cuando falleció el niño recuperó la vista. Posteriormente se le atribuyen varias curaciones milagrosas. La sagrada hostia se conserva en el Monasterio de Santo Tomás de Ávila. Sin embargo el corazón y el cuerpo del niño no aparecieron.
Curioso también resulta que gracias a la incautación de los bienes de los quemados en la hoguera se pudo construir el Monasterio de Santo Tomás de Ávila.
Hay que señalar que, anteriormente a estos hechos, ya se produjeron otros dos tan importantes y de igual contenido con niños, que simplemente mencionamos: la del niño de Santo Dominguito del Val en Zaragoza y el niño de Sepúlveda.
Se conservan pocas obras sobre este hecho y solamente hemos encontrado referencias de un mural en la puerta del Mollete de la catedral de Toledo representando la crucifixión del niño y en escritos o novelas se hicieron varias publicaciones de autores famosos: Lope de Vega en “El niño inocente de La Guardia”: “El santo niño de la villa de La Guardia”, además de dos estudios históricos sobre el tema.
Por quitar la curiosidad se otorga que el niño tenía tres años, se llamaba Juan, aunque algunos aluden a que su nombre era Cristóbal, ratificado en La Guardia, y su padre era un tal Alonso de Pasamonte y su madre Juana La Guindera que era ciega.
En La Guardia se celebra su fiesta patronal en el día veinticinco de septiembre en honor de este santo y se le conoce como San Cristobalito, teniendo una Ermita- Santuario-Cueva en la loma de un risco entre pinares.
