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Cuadernos Manchegos
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La zarzuela es un género lírico-musical de representación teatral donde se incluyen partes cantadas y otras habladas. Podíamos decir que es un teatro-musical, pero con grandes diferencias con otros géneros similares, pero que no deben confundirse. Así la estructura de una zarzuela que se precie necesita unos componentes muy complejos, algunos comunes a cualquier teatro, pero otros muy diferentes. Una zarzuela debe componerse necesariamente de: Grupo coral; Grupo de baile o danza; Atrezo, Vestuario, Decorados, Orquesta y, por supuesto, los cantantes en sus distintos  tonos y alturas de voz: para los hombres siempre ha sido más frecuente la voz de barítono, aunque también el tenor es normal, así como el tenor cómico y otras voces; para las mujeres las de mezzosoprano, soprano, contralto y voz cómica. Por supuesto que no podemos dejar sin nombrar los principales artífices de la obra: el compositor y el libretista. Si a todo esto añadimos que los actores tenían la duplicidad de hacer de cantantes y de actor (la mayoría de los actores eran cantantes más que actores), la posibilidad de conseguir una obra completa resultaba un tanto aleatoria. Además, las obras de zarzuela atraían al público con partituras sin letra que servían de introducción al inicio de la obra o en los descansos o entreactos, música que ha llegado a ser internacional por su calidad.

La zarzuela es muy antigua y de todas formas anterior a las conocidas  como “operetas” francesas y “singspiel” alemanas (del siglo XVIII), puesto que la primera zarzuela conocida en España se sitúa en el año 1657 cuando nuestro famoso literato Pedro Calderón de la Barca escribió la obra “ El golfo de las sirenas”, añadiendo que Lope de Vega escribió otra obra titulada “La selva sin amor” que incluía orquesta. Otras obras del siglo XVII fueron “Los celos hacen estrellas” de Juan Hidalgo de Polanco y Juan Vélez de Guevara. Estas primeras obras se estructuraban mediante una música de fondo: piano, violín u otro instrumento, con palabras normalmente en verso.

Los reyes Borbones fomentaron este tipo de actuaciones. Muchas de las siguientes zarzuelas de esta época fueron con argumentos o temas similares a las obras italianas, pero a partir del siglo XVIII se fueron creando obras más del estilo popular, como por ejemplo “Los segadores de Vallecas”, de un sainete de Ramón de la Cruz y música de Rodríguez de Hita.

A partir  del siglo XIX es cuando la zarzuela alcanza su mayor éxito, especialmente por una clara adaptación de su música y letra a los ambientes populares y de costumbres. Las obras eran de dos o tres actos y de larga duración. Durante la crisis los precios resultaron muy altos para el poder adquisitivo y se pensó en hacer las zarzuelas más cortas, lo que daría como consecuencia precios más económicos. De este hecho nacieron las dos variantes conocidas: género grande y género chico, que estuvieron alternando durante un tiempo para al final triunfar el género chico con zarzuelas en un acto y varios cuadros que triunfaron entre la gente popular por sus temas adaptados a las costumbres de la época.

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La zarzuela tuvo tanto apogeo que incluso llegó a superar a la ópera. Existieron zarzuelas que se representaron en 18.000 ocasiones.

Los primeros años del siglo XX fue cuando se produjeron las zarzuelas de mayor calidad y que se hicieron más populares.  Muchas de las canciones eran tarareadas e incluso cantadas en plena calle y en los propios hogares. Otro aspecto de las obras eran las numerosas canciones sin letra que son verdaderamente piezas excelentes y que. Como hemos indicado, se interpretaban en la introducción a la obra o en el entreacto. Quién no se acuerda de las inolvidables: “Las bodas de Luis Alonso”; “El baile de Luis Alonso”; “El tambor de granaderos”; el fandango de “Doña Francisquita”.

Pasada nuestra Guerra Civil la zarzuela decayó notablemente y se produjo otro tipo de atracciones como las revistas y los clásicos cuplés.

El nombre definitivo de Zarzuela se instauró porque en el Palacio de los Reyes en la Zarzuela era donde la corte solía escuchar y entretenerse con estas obras.

El éxito popular que alcanzaron estas zarzuelas indujeron a que en otras regiones españolas se compusieran también obras en la propia lengua regional. Así conocemos obras en gallego como “¡Non máis emigración!” de Felisindo Rego y Ramón Armada Teixeiro, que fue la primera obra en esta lengua; hubo zarzuelas en catalán , muchas bilingües, como “ Cançó d’amor y de guerra” y “ La tapada del Retiro”; en Valencia “El duende” en 1850.

El lugar donde se desarrollaban las acciones no dejaban de tener una intención popular, encontrándonos con localizaciones en  determinadas regiones, zonas, provincias y aún poblaciones.

Como ejemplo podemos mencionar: “La linda tapada”, localizada en Salamanca; “El cantar del arriero” en Zamora, concretamente en Puebla de Sanabria; en Aragón con varias obras como “Gigantes y cabezudos”, entre otras; en Toledo con “El huésped del sevillano”; en Murcia con “La alegría de la Huerta”; en Andalucía con “Cádiz”; “Maruxa” en Galicia; en el País Vasco con la obra “El caserío”; en Extremadura “Luisa Fernanda” y algunas otras zarzuelas ambientadas en otros países: “La corte del faraón” para Egipto; en París para “Bohemios”. Indudablemente donde más zarzuelas se ubicaron fueron en Madrid con numerosas piezas de tema muy de la calle y de las costumbres de su época. Nombraremos “La gran vía”; “La revoltosa”; “La verbena de la Paloma”; “Agua azucarillos y aguardiente” y otras más.

En el próximo artículo comenzaremos a narrar todos los aspectos relacionados con nuestra región y que, de una manera o de otra, tienen implicación directa con nuestras costumbres y nuestro folklore.

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