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Cuadernos Manchegos
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El Gobierno de Castilla-La Mancha ha puesto a disposición de los agricultores una línea de ayudas para fomentar el cultivo de la trufa en zonas tan características como la Comarca de Molina de Aragón, la Alcarria o la Sierra Norte, en las provincias de Guadalajara y Cuenca, como alternativa económica que ayude a generar actividad económica y con ello, frenar la despoblación.

El consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo, ha intervenido en la jornada informativa sobre truficultura que se ha desarrollado en la localidad de Molina de Aragón (Guadalajara) y en la que, ante cerca de un centenar de representantes de los ayuntamientos de la comarca, Grupos de Desarrollo Rural de la provincia, organizaciones agrarias de la comarca o asociaciones de truficultores, ha explicado la Orden 178/2018 por la que se establecen las bases reguladoras para la forestación y creación de superficies forestales en el marco del programa de desarrollo rural de Castilla-La Mancha publicada en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha el pasado viernes y que supone un total de 3,7 millones de euros y cuyo plazo de solicitudes está abierto hasta el 13 de mayo.

De esta forma, se trata de fomentar este cultivo en zonas con pendientes de menos del ocho por ciento, de tal manera que se aproveche la presencia de la encina y el quejigo, especies más factibles para este cultivo, y se desarrolle una industria en estas zonas rurales.

Dentro de esta orden, se incluyen además las opciones de regeneración de la dehesa, principalmente en las provincias de Toledo y Ciudad Real, y la forestación de las tierras agrícolas en superficies de más de un ocho por ciento de pendiente.

La subvención varía en función de la especie y de las características del terreno y va desde los 1.100 hasta 5.700 euros por hectárea, existiendo además, ha explicado Martínez Arroyo, un mantenimiento para cubrir la pérdida de renta en los primeros años en los que no hay producción y la reposición de las marras que se produzcan en esos años: durante 12 años 235 euros por hectárea.

Se trata, ha subrayado, de una línea de ayudas que “abre expectativas futuras” y con el que se genera “valor añadido” sobre todo en esta comarca, donde se concentra la gran parte de los truficultores, territorios donde previamente sus habitantes ya estaban familiarizados con la recolección de la trufa natural en los montes de la zona.

Es por ello que ha destacado la importancia del asociacionismo en esta zona, donde ya existen tres asociaciones, que ayudará a que se llegue mejor a los mercados con este producto, lo que beneficiará a las explotaciones ya que tendrán una alternativa adicional desde el punto de vista económico con este cultivo.

De esta forma, se dan alternativas razonables para que la gente “se quede a vivir de forma voluntaria en los pueblos y genere empleo”, sobre todo en invierno, y con esta línea “estamos haciendo la mejor apuesta por el desarrollo rural que podemos hacer en la Comarca de Molina de Aragón, con un sector en auge”, ha resaltado.

“El agua la necesitamos en Castilla-La Mancha”, ha incidido Martínez Arroyo

Preguntado por los medios de comunicación por el descenso hasta los 584 hectómetros cúbicos en los pantanos de cabecera del Tajo, Entrepeñas y Buendía, Francisco Martínez Arroyo ha destacado que, por un lado, en este punto, significaría que los trasvases serían menores a los anteriores, aunque lo verdaderamente “lamentable es que se haya perdido agua embalsada no solo porque se esté consumiendo y no llueva, sino porque se está trasvasando”.

Así, ha dicho que “es paradójico que estamos permanente hablando de esta cuestión” porque es “pan para hoy y hambre para mañana en el Levante”, mientras que “nuestros pueblos están abandonados” en materia hídrica.

En este sentido, ha expresado la solidaridad de la región con el Levante, “como se ha hecho siempre si el agua es necesaria para el consumo humano”, pero ante las derivaciones de agua constantes ha resaltado que “no podemos seguir aprobando trasvase tras trasvase haciendo que una comarca muy importante de Castilla-La Mancha en las provincias de Cuenca y Guadalajara quede abandonada a su suerte como lo está desde hace 40 años”.

Esos embalses, ha dicho, “no tienen agua suficiente para generar el desarrollo necesario para que la gente se quede a vivir en nuestros pueblos”.

Al respecto, ha recordado, sobre todo, la importancia, más aún cuando ahora, “estamos permanente hablando de España vacía y la necesidad de repoblar el medio rural y el interior de nuestro país y eso es imposible sin agua. El agua la necesitamos aquí en Castilla-La Mancha”, ha finalizado.

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