Virgen de las Viñas Tomelloso
Cuadernos Manchegos
Cuadernos Manchegos

Una de las razones principales del cambio de tinajas de barro en sustitución por las de cemento era tan simple por la seguridad que las de cemento proporcionaban la seguridad de no tener el problema de poder reventar durante la fermentación, como era casi normal en las tinajas de barro la mayoría de las campañas de elaboración, sin olvidar que además se tenía la ventaja añadida de poder manejar mayor volumen de mosto prácticamente con el mismo espacio lineal de la cueva sin tener que ampliarla en longitud, aunque sí en profundidad y la de poder construirla dentro la misma cueva.

Como todos los elaboradores saben y han conocido, durante la fermentación en las tinajas de barro era frecuente que, como consecuencia de la fermentación y por la presión que producida el gas carbónico en las paredes de las tinajas era frecuente que “reventaran”. La mayoría de las ocasiones lo más normal era que partieran o reventaran por la tripa, es decir, por la parte más ancha  de la tinaja, aunque también en otras ocasiones, siempre con menor frecuencia, la tinaja se “derrumbaba” cediendo toda la parte de la tinaja y quedando totalmente destruida. En el primer caso es muy frecuente encontrarnos estas tinajas en cuevas de barro.

En nuestras visitas nos hemos encontrado una utilización posterior de estas tinajas “reventadas” y se empleaban para distintos usos.

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El proceso de reconversión de las tinajas pasaba por una adaptación de la tinaja especialmente y únicamente para aquellas tinajas que rompían por la tripa.

Los llamados “lañadores” eran unas personas que realizaban el trabajo de poner grapas en posibles  rajas que se formaban en algunas tinajas de barro que daban la impresión de poder estallar y romperse y se realizaba con una técnica especial y que se pude observar todavía en muchas de las tinajas de barro. Pero además de esa operación también los lañadores eran encargados de reconvertir estas tinajas rotas en adaptarlas para otros usos.

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A la  tinaja rota se le hacían las operaciones de rebajar y aplanar los bordes de tal manera que quedaba una tinaja que era la mitad de una tinaja normal en su sentido más largo, lo que daba una media tinaja. La tinaja se tumbaba y se  colocaba horizontalmente y se aproximaba al brocal del pozo de la cueva o bien del patio de la casa. A estos depósitos reconvertidos se les llamaba “tinajones” y lo curioso era la utilidad que se les daba. En general lo más sencillo era utilizarla como simplemente depósito de agua, pero era muy frecuentemente empleado para efectuar la colada de la ropa de uso en muchos casos y también en las épocas de mayor calor para poder bañar a los muchachos y por qué no decirlo también para los mayores y en otros casos para preparar la cal para enjalbegar paredes, teniendo en cuenta que en aquellas épocas, antes de 1900,  no existía agua corriente en las casas.

 

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