Virgen de las Viñas Tomelloso
Cuadernos Manchegos
Cuadernos Manchegos

La naturaleza en su estado puro debe ser considerada como una obligación de admirarla sin que haya ningún tipo de calificación negativa.

La inmensa cantidad de vistas, paisajes, entornos y diversidad de manifestaciones geográficas y geológicas hace que nadie debería ser tan irresponsable para no saber conocer la belleza de nuestros entornos y demostraciones de atractivas imágenes que nos proporcionan. Bien es cierto que resultaría imposible que todas estas manifestaciones estuvieran al alcance de ninguna persona de haberlas visitado todas y eso es algo que hay que envidiar, porque seguramente dejamos sin poder hacerlo en cosas maravillosas y espectaculares. Así, en nuestra Comunidad Autónoma podemos encontrarnos muchas bellezas paisajísticas, aunque a veces su accesibilidad sea poco fácil y también por la escasa información que se dispone y mucha veces solo al alcance de especialistas y verdaderos aficionados al senderismo y rutas.

Como consecuencia en una relación de cascadas me encontré con la que vamos a describir aquí y que, una vez recogida toda la información posible, puedo decir que debe ser una de las más bonitas que existen en este tipo de accidentes de la naturaleza.

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Nos estamos refiriendo a la “Cascada del Aljibe”.

Esta cascada se encuentra en la provincia de Guadalajara, e inserta en la sierra Ayllón, donde existen pueblos prácticamente abandonados y que forman parte de la denominada “Arquitectura Negra” como Campillejo, El Espinar y Robleluengo, entre otros, donde podemos encontrar esta maravilla de la naturaleza que es la Cascada del Aljibe.

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La cascada se forma en el recorrido del Río Soto, en el paraje denominado Arroyo Soto, que es una  afluente del río Jarama y donde la cascada está situada en las proximidades de su encuentro con el río.

En realidad no es una cascada única, sino que forman dos cascadas continuas. La primera tiene un salto de 3 metros y deposita el agua en una poza o aljibe para a continuación verter  en una segunda cascada de siete metros para seguir el curso del río. Las dos cascadas se encuentran escoltadas por  formaciones de pizarra en forma de farallones de más de treinta metros de altura.

A pesar de su belleza no existe una programación institucionalizada de su visita, ni información adecuada para poder realizar una visita en condiciones, aunque existen indicaciones a lo largo del camino en forma de señales indicativas y la llegada a la cascada debe realizarse obligatoriamente como ruta de senderismo.

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