Virgen de las Viñas Tomelloso
Cuadernos Manchegos
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Todos conocemos las típicas formas apoyadas en viña que durante los últimos años se han implantado en nuestra comarca y que han conformado una forma de llevar a las viñas hasta un desarrollo deseable para el agricultor.

No obstante las cepas, al igual que todo ser que tiene vida propia, envejece, pero, a diferencia de los humanos, las cepas pueden rejuvenecerse o al menos se puede intentar que no envejezcan con demasiada prisa al período normal de su vida y que a la vez conserven su poder vegetativo y de producción.

Aunque existen lógicamente distintas variantes a la hora de realizar una plantación de viña en forma apoyada, lo más generalizado en nuestra comarca es formar la cepa con dos brazos apoyados en el primer alambre y generalmente mantener 3- 4-5 pulgares en cada brazo de la cepa. También lo habitual es dejar siempre dos yemas a cada pulgar con lo que para cepas de cuatro pulgares conseguimos  16 brotaciones o sarmientos fructíferos, que son los que dejamos después de  eliminar brotes no interesantes.

Después de varios años las cepas van envejeciendo y como consecuencia van llevando un proceso natural, por el que es necesario actuar para que las brotaciones sigan siendo interesantes para el agricultor.

En principio es fundamental que el agricultor tenga pensado qué es lo que en realidad espera de su plantación. No cabe duda que espera una buena producción y un buen estado vegetativo de las cepas a lo largo del tiempo, pero indudablemente hay dos formas esenciales de obtenerlo: o en pocos años de vida de la plantación o en un proceso a largo tiempo.

En el primero de los casos cuando busquemos producciones altas en poco tiempo, lo normal es que la planta envejezca antes y en pocos años la planta pierda sus pulgares o tengan que alagarse en los brazos de la cepa y sea necesario cambiar de sistema de poda tradicional de brazos y pulgares por podas más radicales para renovar las cepas.

Si por el contrario queremos una plantación duradera, homogénea y más equilibrada hay que adaptarse en la poda a la capacidad productiva de la cepa.

En ambos casos más pronto o más tarde las cepas envejecen y no encontramos otra solución que realizar podas muy severas de renovación de las plantas eliminando o sustituyendo los brazos por podas severas.

Pero antes de llegar estas situaciones podemos mejorar nuestro sistema, procurando que cada cepa tenga una merecida poda de acuerdo con su propia forma de comportarse y de ser, no olvidando que las cepas se podan de una en una.

Aunque la viña es una planta muy voluntariosa y agradecida, en muchas ocasiones se comporta como una niña mal criada y si no sujetamos sus tendencias de niño mimado, puede darnos resultados no apetecibles, ya que la tendencia natural de las cepas, como todas las plantas es la crecer continuamente, renovarse y volver a crecer y siempre lo hace en longitud y no en vertical como la haría un árbol como el olivo o el almendro, por lo que tiene esa tendencia a crecer en longitud y ese afán de querer explorar terrenos no adecuados hace que debamos intentar evitar esas tendencias y el podador debe entender esa forma de ser de las cepas y no hacer lo que nosotros queremos sino lo que la cepa necesita para estar agradecida, porque las cepas no hablan pero enseñan.

Envecimiento viñas formas apoyadas

Por lo tanto constreñir  a la cepa a mantener siempre sus ochos pulgares  jóvenes no es labor fácil, pero hay dos formas de darle capricho a la cepa.  Si conseguimos que la cepa se encuentre en su mayor apogeo hay que procurar que se equilibre su desarrollo para que no se lance a una vegetación excesiva o también para poder conseguir un equilibrio adecuado en todos los pulgares y  evitar esa tendencia es muy fácil siempre, pudiendo dejar menor carga en los extremos de sus brazos que en los centrales, porque así conseguiremos mantener suficiente potencia en todos y cada uno de los pulgares de la propia cepa.

 Otra aportación en la poda sería siempre procurar atraer a la cepa hacia atrás, para lo que el pulgar inicial del brazo debería conservarse siempre como una reposición y no  solamente como un pulgar de producción.

Por lo tanto en el caso de que se produzca un envejecimiento no deseable de la cepa o que encontremos algunos pulgares débiles y de poco desarrollo es cuando se hace necesario  rejuvenecer la cepa con el procedimiento de manejar en la poda correctamente el primer pulgar y el último, que son en definitiva los que son capaces de mantener el equilibrio, de tal forma que una yema menos en el pulgar extremo y/o una yema más en el primero nos puede permitir en algún año o campaña conseguir rejuvenecer la cepa.

Envecimiento viñas formas apoyadas

Este procedimiento deber ser adecuado cuando exista el problema de decaimientos de la vegetación, aunque no sería malo que el podador tuviera en cuenta cualquier año este pequeño secreto de darle capricho a las cepas, porque si no, por desgracia, ya hemos podido comprobar en pleno campo que viñas de pocos años terminen sin pulgares en el inicio del brazo de la cepa y pulgares alejados por pérdida progresiva de los primitivos, lo que provoca un mayor desgaste de la cepa y unas mayores necesidades agua y fertilizantes, así como una pérdida de vigor general.

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