Virgen de las Viñas Tomelloso
Cuadernos Manchegos
Cuadernos Manchegos

El almendro está constituyendo una salida para muchas explotaciones donde las posibilidades de las alternativas de los cultivos inducen a tener que incluir esta planta o similar, como el pistacho, en aquellas parcelas donde no se realiza un cultivo extensivo de plantas herbáceas y aquellos espacios que no ocupan las plantaciones de viñedo.

El almendro es una planta acostumbrada a no exigir grandes cuidados en su forma natural para poder mantenerse con cierta fiabilidad en las plantaciones realizadas, como en los cultivos de secano y los de regadío no intensivo.

La mayoría de nuestras plantaciones son relativamente jóvenes y hasta la fecha todas las existentes están dando los resultados previstos por los cuidados y atenciones prestados por los agricultores.

Pero al ser un cultivo nuevo como planta extensiva, comienzan a presentarse algunas dificultades en cuanto a ciertos aspectos importantes de cultivo dentro de cualquier planta.

Pasaremos por alto ciertas prácticas de cultivo como fertilización, plagas y enfermedades, mecanización, recolección y necesidades y turnos de riego, para dedicarnos especialmente al tema de la poda del almendro.

En cuanto a los primeros años ya se ha divulgado de forma muy extensa en toda la comarca la forma de realizar la poda a cargo de podadores expertos y de charlas y demostraciones de método en el propio campo en el sentido de las podas que podemos decir de formación, que consideramos que pueden ser los tres o cuatro primeros años, según variedades y marcos de plantación y se han divulgado de forma suficientemente práctica. En todos los casos se ha insistido en las podas apropiadas para este árbol que simplemente mencionaremos: formación en tres o cuatro brazos; espacios libres en el interior del centro del tronco, no permitir competencia entre ramas, despuntes en las ramas principales en yemas de madera y eliminación de ramas bajas y despuntes de secundarias.

A partir de los que podíamos denominar árbol adulto, se comienzan a presentar los problemas, porque hasta el momento en que la poda se ha podido llevar desde el suelo los almendros, en general en la zona, se encuentran con una poda que calificamos de buena, pero siempre es necesario poder hacer algunas observaciones.

Las ramas del almendro van creciendo y el proceso de dar apertura al árbol, respetando las ramas de formación y las secundarias, y en su caso incluso las terciarias, no permite en condiciones normales conseguir un despunte de los extremos de crecimiento del árbol, por lo que el árbol crecería salvaje y tendría la tendencia a crecer en longitud, sin que permita disponer de las suficientes ramas secundarias que produzcan brotes con yemas de fruto, al mismo tiempo que se producen competencia de ramas que no dan orientación y apertura a los almendros.

Es por tano necesario continuar con la poda de aquellos árboles ya crecidos y en plena producción.

En estos casos se plantea la posibilidad de necesitar de los medios que permitan seguir despuntando el crecimiento de aquellas ramas principales para evitar que el propio crecimiento del árbol se oriente a la abundancia de ramas de madera, porque el almendro tiene esa tendencia natural más acentuada que otro tipo de árboles.

Poda del almendro

Por lo tanto, el despunte en los árboles adultos se hace imprescindible y para ello es necesario realizar esta operación al menos en los primeros años de la entrada en producción, que obligaría al almendro a emitir más ramas secundarias y productivas con yemas de flor y ramilletes de mayo.

Otra de las cuestiones también destacables es la carga que hay que dejar a los árboles y en este tema hay muchas opiniones y mucho que hablar. ¿Qué es mucho y qué es poco?

La tendencia natural de los cultivadores es no dejar “el árbol muy pelado” con el criterio que “para quitar siempre hay tiempo”, que es un razonamiento sólido, pero no siempre válido, porque “para quitar siempre hay tiempo” no se suele cumplir en la mayoría de las ocasiones, aunque evidentemente fuera necesario.

¿Cómo responde el árbol cuando tiene excesiva carga? Bueno, los síntomas son por todos conocidos: árboles débiles, síntomas de falta de crecimiento, frutos más pequeños, pero, lo más importante es que lo queremos arreglar con riegos y con fertilización, pero, aunque así se pueda hacer, no debemos olvidar que inexcusablemente se produce un decaimiento del poder vegetativo de la planta para años posteriores, lo que produce un envejecimiento prematuro de los árboles que realmente, si el propio agricultor no lo tiene en consideración, la vida productiva del árbol disminuirá.

Poda del almendro

Por lo tanto, no se trata en los dos casos expuestos, podar mejor o podar peor, sino saber qué es lo que queremos del árbol y en función de ello poder aplicar un sistema de poda más adecuado a nuestras propias intenciones con los almendros, porque estas plantas son muy obedientes cuando se les dice lo que tienen que hacer, pero, puestos a su marcha, van a lo más cómodo que no es otra acosa que crecer y mantener su vitalidad y ser productivos dentro de sus necesidades y no olvidemos que las podas con los cortes dados a los árboles hacen  que la respuesta sea la de evolucionar en su forma tradicional de crecimiento.

Con esta exposición no tratamos nada más que querer indicar que la vida vegetativa y la vida productiva de cualquier plantación de almendros está en la cabeza de cultivador y menos en la forma posterior de poda que queramos realizar, sin olvidar que hay operaciones totalmente indispensables que hay que saber equilibrar.

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