Volviendo a refrescar los datos de nuestras cuevas hemos realizado un trabajo matemático que nos proporciona unas cifras muy sugerentes de la importancia de la dimensión de nuestras cuevas y que pueden ser curiosas y, al menos, significativas de la valoración y dimensiones que marcan una importante aportación para dar merecimiento al trabajo realizado por los tomelloseros en el almacenamiento y elaboración de vinos en sus cuevas.
Para este trabajo hemos tenido en cuenta únicamente las que podemos llamar cuevas propiamente dichas y, aún afinando más, las que podríamos calificar, como ya hemos hecho en otros artículos, como cuevas domésticas que prácticamente son las cuevas dedicadas a utilización familiar que todos conocemos y hemos obviado las que son realmente bodegas o cuevas subterráneas de explotación intrínsecamente comercial por parte de empresas privadas o incluso particulares, porque exceden de la dimensión y características de las cuevas de dimensiones algo más reducidas, por lo que los datos van referidas a este tipo de cuevas.
Así, por ejemplo, podemos decir que se ha trabajado sobre 610 cuevas de este estilo que se han visitado a lo largo de los años.
Pues bien estas 610 cuevas ocuparían una superficie de 6 hectáreas de superficie o lo que es lo mismo 9 fanegas de tierra, lo que da una media de unos 100 metros cuadrados de superficie por cada una de las cuevas. Estos datos pueden sorprender porque en cuevas de unos 6 metros de ancho supondría una longitud aproximada de 15 metros y hemos de tener en cuenta que las fachadas de las casas más antiguas, que es donde existen la mayoría de las cuevas, no alcanzan más allá de unos 10 metros, siempre de forma generalizada y que corresponden a las típicas casas de una planta con una puerta central y una ventana a cada lado o en su caso con estas características más cochera, aunque, como todos sabemos, se dispone de patio interior amplio y de mayor superficie en general que la propia fachada.
Pero, volviendo a nuestros datos estadísticos podemos seguir aportando que de las 610 cuevas, 200 de ellas solamente cuentan con tinajas de barro, 340 solamente con tinajas de cemento y 70 con ambos tipos de tinajas, que llamaremos mixtas, si bien siempre en este caso más tinajas de cemento que de barro.
El dato general supondría que en las cuevas que hemos estudiado existiría una media de 17 tinajas por cueva, que nos sirve de referencia, aunque el dato más real sería pasarlo al tipo de tinajas existentes, puesto que no es lo mismo las cuevas con solamente tinajas de barro o cemento con las mixtas. Para el caso de cuevas con solamente tinajas de barro la media está en 10 tinajas por cueva; para las de cemento en 22 tinajas por cueva y en las mixtas las cifras no es posible hacer una media un poco racional porque para cada una son totalmente diferentes, aunque siempre perduran las de cemento sobre las de barro.
Indicar que en ningún caso hemos tomado en cuenta las tinajas auxiliares como las del gasto, las del vinagre y otras.
Prosiguiendo con datos que puedan dar una media aproximada, indicamos que la capacidad media, de las, insistimos, 610 cuevas, en el caso de las de barro es de 470 hectólitros por cueva, lo que supone cerca de 3.000 arrobas y una media de 250-300 arrobas por tinaja.
Para las cuevas con solamente tinajas de cemento nos encontramos con la media de 22 tinajas por cueva que resulta una media de cerca de 2.000 hectólitros de líquido, que suponen unas 12.000 arrobas y una media de capacidad por tinaja de 550 arrobas.
Indudablemente existen distintas variantes en cada ejemplo porque estamos exponiendo medias de un gran número de cuevas y, como cualquier estudio de este tipo, existen siempre máximos muy extremos y también mínimos muy estrictos, pero realmente son datos muy significativos de los muchos que se pueden obtener del trabajo realizado.
En referencia a la superficie solamente hemos tenido en cuenta la obtenida del espacio ocupado por la localización de las tinajas, sin tener en cuenta otras superficies como accesos, escaleras, pasillo, minas y otros.
