Virgen de las Viñas Tomelloso
Cuadernos Manchegos
Cuadernos Manchegos

En el cerco de la puerta
va creciendo una grieta inabarcable
donde anidan arañas que frecuentan
cada esquina de nuestro silencio.
Existe una aroma rancio a carcoma,
a madera mojada, ahora, quizá conviene,
responder a las propuestas
de aquél otoño de cumplidos
y mentiras agradables,
en el mismo sentido de la vida
en el ecuador del razonamiento
y el único argumento donde,
heredamos el compromiso de
de creernos eternos ante lo incontrolable.
No basta con imaginar el violín de Joshua Bell
o las amapolas de Van Gogh en Arles
o estas mismas sombras furiosas
ahogarse en lodo e indolencia,
lo nuestro era construir sinónimos
y carcajadas, para nosotros
o para cualquiera que no le importara
convertirse en cómplice de nuestro juego.
Pero se nos van las ganas hacia las telarañas
por más que la casa siga iluminada
-rosas blancas en la entrada-
donde todo se hace patente,
los besos, los abrazos, los atardeceres.
Es la verdad lo que duele,
como cuando todo muere
en su sitio, en el medio de la nada,
donde tantos años después es posible
noquear la nostalgia, con la misma risa
de antaño, por las razones por las que amarse
ante las noches más locas y salvajes
hacia el último suspiro de la vida
hacia el renacer eterno de la palabra.
En el cerco de la puerta
va creciendo una grieta inabarcable.

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