En este episodio se demuestra que los ímpetus de Don Quijote por conseguir sonadas aventuras para conseguir fama, méritos y el beneplácito de su amada Dulcinea, pueden quedar aliviados con las sabias palabras de Sancho, como excusa que utiliza Cervantes para no proporcionar la imagen de eminente pavor por el peligro que en esta ocasión hace percibir con claridad Don Quijote.
Pasado el capítulo anterior donde se produce el encantamiento de Dulcinea del Toboso, donde su imagen es desvariada, Don Quijote y Sancho van con sus jumentos discurriendo por un camino del monte y Don Quijote se pone a comentar con Sancho la mala burla surgida en el capítulo anterior y las diversas interpretaciones dadas al suceso con opiniones opuestas de ambos, cuando, en su camino, se cruza una carreta repleta de extraños personajes que hacen que le den motivos a Don Quijote con soñar en una nueva aventura y, mientras mantiene una conversación con los feriantes-que van de ruta por los pueblos-, se produce la escena que marca el problema del artículo y es que con el ruido y la jarana que produce uno de los participantes de los feriantes, Rocinante se asusta y se lleva velozmente a don Quijote, que termina en el suelo, al mismo tiempo que Rucio se va con la carreta y Sancho duda entre recuperar a su jumento o atender a su amo, al que finalmente va a ayudar.
Una vez montados los dos en Rocinante, Don Quijote decide ir a por la carreta donde se encuentran los feriantes a desfacer el problema, pero ocurre que los feriantes, apercibidos de la posible lucha, bajan de la carreta y se arman de piedras y los esperan enardecidos y dispuestos a la lucha, y es el momento en que Don Quijote se apercibe del peligro y encomienda a Sancho, para que sea el que luche y entonces Sancho consigue convencer a Don Quijote que ninguno de ellos dos son los adecuados para defenderse de los feriantes que realizan el auto llamado “Las Cortes de la Muerte” y continúan su andanza al próximo pueblo para la interpretación de su obra.
*** Curiosos son los convencimientos que utiliza Sancho para evitar la pelea con los feriantes que se encuentran preparados para la lucha, no solamente por no hacerlo él, sino para mentalizar a su señor de la idea:
*** Palabras y expresiones:
Una vez más Cervantes narra esta pequeña aventura confirmando la verdadera locura de Don Quijote por su bella Dulcinea.