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Cuadernos Manchegos
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Eloísa Pardo Castro, está “tremendamente enamorada” de la poesía y agradece “el inmenso gozo que nos proporciona leerla, escucharla e intentar escribirla”, su proceso para ella es “un impulso, unas ganas de gritar en silencio, un desahogo, una necesidad de quitarme la mascarilla”. Asegura que tiene “la suerte de tener amigos que son grandes poetas”, de los que aprende y disfruta. Eloísa sigue viendo las estrellas porque lo lleva en su condición de aprendiz de poeta, de persona vitalista, pero no pierde de vista el barro. La libertad para ella es abrir los ojos al día para buscar con premura el bolígrafo y el cuaderno y escribir algo, lo que sea. En nuestra entrevista vamos a conocer un poquito más a esta gran poeta.

¿Quién es Eloísa Pardo Castro?

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Una mujer que, de repente, ha divisado, muy próxima, la línea de llegada, intenta componer su relato y no recuerda partes del recorrido.

¿Cómo le cogió el gusto a la poesía? ¿Por qué escribe?

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A través de mi abuelo sabio. De las lecturas. Escribo para rellenar los lapsus. Para paliar nostalgias. Para morir más lento.

¿Qué concepción tiene de la poesía? ¿Qué meta debe alcanzar este arte y qué puede o debe cambiar?

La poesía ya ha llegado, creo, a la cima, con autores que sabemos, reconocemos y admiramos. Ahora nos falta escalar hasta intentar aproximarnos. Y, agradecer el inmenso gozo que nos proporciona leerla, escucharla e intentar escribirla.

 

Ha logrado numerosos reconocimientos literarios. ¿Cree que esos poemas que le consagraron ganadora fueron sus mejores poemas?

Los premios obtenidos me han servido para creerme un poco más y no tirar la toalla. Aún no he conseguido escribir un poema, siquiera un verso, que me haga pensar que he llegado a nada. Sigo buscando, en un idilio sin fin, porque estoy tremendamente enamorada de ella.

¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?

Con la constancia, dedicación y amor, me gustaría creer que, a mejor, pero hay días que los dioses nos niegan la palabra exacta y otros en los que, tercos, obligamos al bolígrafo a regalarnos algo de lo que esconde. Hay veces que, enredada de palabras, ebria de deseos, una se cree que lo ha conseguido.

¿En qué medida existe una relación entre la poesía y los principios éticos, morales y, sobre todo, sociales?

Sin quererlo quizá, el poeta, el poema, se escurre hacia los laterales y se moja en estos discursos, eso está bien, es necesario, pero creo que ella, la poesía, solo quiere cantar los resultados.

¿Cómo es su propio proceso a la hora de escribir poesía?

Un impulso, unas ganas de gritar en silencio, un desahogo, una necesidad de quitarme la mascarilla. Ganas de confesar y buscar la penitencia. De perdonarme.

¿Cómo ve actualmente la literatura, y en particular la poesía, en nuestra provincia?

Tengo la suerte de tener amigos que son grandes poetas, de los que aprendo y disfruto. De formar parte de un grupo importante de enamorados de la poesía. Ahí, en ese caminar, ganamos todos. Crecemos en el proceso. Tenemos, además, un campo abierto, diáfano y hermoso, en nuestra querida Mancha para brujulear sin miedo, amplios horizontes.

Dos presos miran por la ventana, uno vio barro, el otro vio estrellas, ¿Qué ve Eloísa Pardo Castro?

Sigo viendo las estrellas porque lo llevo en mi condición de aprendiz de poeta, de persona vitalista, pero no pierdo de vista el barro. Incluso, a veces, me regodeo en él.

Y, por último, ¿Qué es la libertad para usted?

Como no se puede abrazar entera, como es cambiante y escurridiza, en este momento de mi vida la libertad para mí es abrir los ojos al día, no tener ninguna obligación que me interrumpa y buscar con premura el bolígrafo y el cuaderno, que dejé abierto y dispuesto por la noche y escribir algo, lo que sea; ahí, en esa hoja en blanco, espero encontrar algún día la libertad y las respuestas. Pero ese sería el poema perfecto y tengo poco tiempo.

Aunque, como dijo el maestro: “hoy es siempre todavía”.

Muchas gracias, amigos. Sois poesía, ¿lo sabéis?

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