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Cuadernos Manchegos
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El compromiso adquirido hace un año por el presidente de Castilla-La Mancha se ha hecho realidad y los retablos laterales de la iglesia de Nuestra Señora de los Olmos de Torre de Juan Abad gozan ya del mismo esplendor que luce el magnífico retablo mayor del templo parroquial, restaurado hace justo un año.

En el acto inaugural de aquella restauración, el presidente García-Page anunció que su Gobierno sufragaría los trabajos de acondicionamiento de los cuatro retablos laterales del templo parroquial, una actuación que se ha ejecutado estos dos últimos meses y a la que el Ejecutivo regional ha destinado sesenta mil euros.

La delegada de la Junta de Comunidades en Ciudad Real, Carmen Teresa Olmedo, se desplazó hace unos días a Torre de Juan Abad para ver como los restauradores acometían los últimos detalles de su labor, un trabajo que la representante del Gobierno de Castilla-La Mancha en la provincia alabó por su minuciosidad y por los magníficos resultados de la restauración.

Según Olmedo, estos últimos trabajos van a facilitar todavía más que el Ejecutivo regional culmine el proceso ya en marcha para declarar Bien de Interés Cultural la iglesia de Nuestra Señora de los Olmos dado el gran patrimonio arquitectónico y material que atesora, ya que, además de los retablos mayor y laterales restaurados, el templo cobija una de las grandes joyas musicales de la región, su órgano barroco, que conserva todas las piezas originales que el maestro Gaspar de la Redonda instaló en 1763.

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Los retablos restaurados con cargo a los presupuestos del Gobierno de Castilla-La Mancha son los situados en los muros laterales de la iglesia y los ubicados a izquierda y derecha del altar mayor.

Los de los laterales del templo son los retablos de San Juan Bautista y San Jerónimo, cuya tipología se corresponde con el tardo barroco clasicista. Tienen una estructura poligonal curva, con una mesa de altar en la parte central sobre la que se sitúa un sagrario y una hornacina, y decoraciones en relieve doradas.

Los retablos que flanquean el altar mayor son neoclásicos, aunque poseen algunos elementos de estilo rococó. Su estructura es poligonal y se dividen en banco, cuerpo principal con una hornacina en la que se ha colocado una imagen de factura moderna, y ático.

Los cuatro presentaban suciedad superficial, degradación de barnices y grietas a las que hay que añadir las zonas cuarteadas y con pérdida del estrato pictórico que se apreciaban en los retablos de los laterales del altar de la iglesia.

Los trabajos desarrollados por los restauradores han consistido en la subsanación de estos daños dando prioridad a la conservación, a la restitución de la consistencia original de la madera en las áreas degradadas y a la fijación y consolidación de las pinturas antes del barnizado final.

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