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Cuadernos Manchegos
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Pilar Serrano de Menchén, nació en Argamasilla de Alba, es Diplomada en Historia, Técnico Superior en Derecho Tributario y Asesoría Fiscal. Ha realizado trabajos de Archivera de documentación antigua del Ayuntamiento de su localidad. Consejera de Número del Instituto de Estudios Manchegos, presidenta de los Académicos de la Argamasilla y directora del Grupo Tiquitoc-Teatro. Pertenece al Grupo Literario GUADIANA y cultiva la poesía, la prosa y artículos periodísticos por los que ha recibido numerosos premios literarios y distinciones de diversos Colectivos Sociales y Culturales. Hija Predilecta de Argamasilla de Alba; y en el año 2010 se le otorga la máxima distinción que concede el Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha. Es autora de siete libros de poesía, otros tantos de ensayo histórico y tres de relato y novela. Su obra literaria está incluida en varias antologías y ha sido traducida al francés y al portugués. 

Buscar la armonía de lo positivo en lo cotidiano, sobre todo en lo cultural, le lleva a implicarse y participar en multitud de actividades. La palabra y la poesía le acompañan desde su niñez. Pilar escribe poesía, sobre todo, porque necesita hacerlo, para ella la poesía es un sentimiento, y esa necesidad le lleva a expresar lo que, en realidad, es inexplicable. En nuestra entrevista de hoy, vamos a conocer un poquito más a una poeta en continua y profunda indagación de lo que siente y piensa.

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Si le parece, comenzamos la conversación por su infancia. Háblenos de esa etapa.

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-Mis recuerdos de la niñez me llevan a una casa de familia numerosa: somos cinco hermanos y mis padres vivían con unos tíos abuelos de mi madre que nos mimaron con su cariño. También recuerdo la alegría de los juegos con mis hermanos y primas; y con amigas y amigos que, aún, afortunadamente, seguimos compartiéndonos con cariño y amistad.     

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¿Qué persigue ahora?

- Tener salud, vivir en paz y compartir con mi familia el día a día. También busco, y lo procuro, encontrar la amistad y la armonía de lo positivo en lo cotidiano; sobre todo en la cultura, pues permite la unión con distintas personas, aportándome capacidad de diálogo, comprensión y la cercanía con los demás, a través de múltiples cualidades puestas de manifiesto en actividades; por ello me implico y las comparto, sobre todo las culturales en Argamasilla de Alba y en otros lugares.    

¿Qué ama más?

-La vida, el amor, la familia... Y a una serie de personas que me han dado ejemplo de cómo se ha de vivir la vida. 

¿Cómo le cogió el gusto a la poesía? ¿Por qué escribe?

-La poesía me acompaña desde niña: ya en el colegio escribía pequeños poemas y textos en prosa en una revista que creamos: era manual, la hacíamos a multicopista y se titulaba ALERTA. Para mí la poesía es un sentimiento y una necesidad que me lleva a expresar lo que, en realidad, es inexplicable. Escribo poesía porque necesito hacerlo.     

¿En qué cosas está más cerca y en qué cosas está más lejos del poeta que era de joven?

-Aunque de una forma diferente sigo estando al lado de la poeta que era y soy; porque cada etapa, además de enriquecerme interiormente, me ha llevado a seguir expresando sentimientos por medio de la palabra.  

¿Qué dimensión le da la poesía al ser humano?

-La palabra “dimensión” tiene variados sinónimos: extensión, superficie, espacio, estancia, duración... En cuanto a la “dimensión” de la poesía, lo que llega en verdad al corazón del lector, es importante por inabarcable. Por mi parte es una búsqueda interna, una indagación profunda de lo que siento y pienso. La palabra poética nace en el corazón; porque la verdadera poesía nos hace bucear en nuestro interior, buscar la verdad de lo que somos.

Usted va a participar en el próximo encuentro de poetas cuyo lema es ‘Palabras a la muerte’. Antes de este encuentro, ¿se colaba la muerte en sus poemas?

-Tristemente, por circunstancias familiares, he vivido la muerte muy de cerca en más ocasiones que hubiera pensado y querido. Quizá por ello no he indagado y escrito sobre “el fin del aliento”: expresión que me dijo era la muerte una persona muy cercana en un momento triste. Admiro a los poetas que son capaces de escribir sobre el punto final de la vida. Grandes autores lo han hecho, como mi admirado Borges. Igualmente, Santa Teresa escribió los famosos versos de todos conocidos: “Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero porque no muero”.  

¿Se siente más cerca de la muerte o de la infancia?

-Esta pregunta tiene trampa, porque físicamente, por mi edad, estoy más cerca de la muerte; pero, a su vez, trato de compartir la infancia por medio de diversas actividades, ya que me emociona ver la espontaneidad infantil; sobre todo por la inocencia y la felicidad que los niños nos regalan. Dualmente, a la vez, pienso en los niños que no tienen ni lo básico y están ajenos a lo que nosotros consideramos una niñez feliz.

¿Qué es para usted la vida?

-La vida, para mí, es un tiempo de experiencias y aprendizaje; un camino en el que se nos muestra la grandeza de la creación y la del ser humano por medio de cualidades y defectos; también ilusiones y sueños que, a veces, se nos permite realizar. Llevar lo que consideramos bueno a la práctica, obviando los constantes obstáculos que nosotros mismos nos ponemos, es una proeza; sobre todo, porque a veces, tenemos que hacer una revisión de lo que, tan generosamente, nos ha sido donado. Pero ¿lo hacemos?... Tengo un amigo que se llama Cipriano, que muchas veces dice, que se reconcilió con su nombre cuando supo que san Cipriano decía “Aquí se pierde o gana la vida”.

¿Qué es para usted la muerte?

-El fin de la vida física y el principio de una vida que me cuesta entender.

¿Qué le duele más de la muerte?

- Aunque ya dijo Leopoldo Panero que “estamos siempre solos”, me duele el adiós y el alejamiento físico de las personas que amas, piensas y recuerdas; pero no las puedes abrazar. Javier Marías, tan recientemente fallecido, escribió: "Lo que me hace levantarme por las mañanas sigue siendo la espera de lo que está por llegar y no se anuncia”.

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