Virgen de las Viñas Tomelloso
Cuadernos Manchegos
Cuadernos Manchegos

Cualquier país, región, comunidad, municipio, localidad o núcleo de población dispone en todo momento de peculiaridades que les permiten poder ostentar sus diferencias con otras localidades similares y consiguen demostrar sus orígenes, su trayectoria y especialmente su desarrollo cultural, basado en sus identificaciones artísticas de todo tipo.

No lo es menos Tomelloso, pues podemos distinguirnos por nuestros notables  orígenes artísticos y extensa lista de personajes del  mundo del arte que nos hacen ser destacados.

A nuestros numerosos artistas reconocidos internacionalmente en el arte de la pintura, la poesía, la escultura y  la literatura podemos añadir artes muy autóctonos de nuestra ciudad, que podemos considerar como estrellas, pues reúnen tres de las características básicas que debe reunir una obra de arte (entre otras) que son: Creatividad, originalidad y belleza, a la que hay que unir a lo que hemos denominado “Estrellas de Tomelloso”, su utilidad práctica.

Las tres muestras que queremos destacar están referidas y - ¡cómo no! - unidas al sector agrario y a la base de la economía histórica de nuestra localidad  y que se encuentran representadas por: nuestras Chimeneas de destilación; nuestros Bombos y nuestras Cuevas.

Verdaderamente tres estrellas que marcan la idiosincrasia de una ciudad que ha sabido superarse a lo largo de los años, especialmente por su ingenio y creatividad.

Hay que añadir que estos tres tipos de construcciones por su número, por su exclusividad, en algunos casos, y por su originalidad hacen que sean exclusivas y determinantes de la diferencia de Tomelloso en comparación con otros pueblos y localidades, no solamente de España, sino a nivel internacional y cuyo valor humano y patrimonial quizás no hayamos sabido lanzarlo al aire para su mejor conocimiento y respeto.

CHIMENEAS

Las chimeneas eran obras de albañilería encaminadas a la elevación de los humos negros producidos en la caldera que se nutría de  carbón para así evitar la contaminación ambiental y servir de tiro para los humos de la caldera donde se destilaban los vinos. Durante la destilación se podían obtener dos productos fundamentales: “las holandas” que eran destilados de vino fundamentalmente utilizados para la elaboración de brandy y “aguardiente” para otras bebidas alcohólicas como ginebras y anises.

En Tomelloso a partir del último tercio del siglo XIX ya existían pequeñas alquitaras para destilación y se comenzaron con unas construcciones de pequeña  altura, hasta que llegó  la verdadera explosión de las actuales chimeneas, que se produjo a mediados del siglo veinte, cuando ciudadanos de la zona de valencia y/o alicante o incluso se habla de murcianos, comenzaron a construir las famosas chimeneas de mayor altura que todavía lucen en Tomelloso y que constituyen verdaderas  obras de arte.

La razón de la existencia de estas modernas chimeneas se produjo por el incremento de volumen a destilar dadas las mayores necesidades del mercado  y que llevaron consigo el pasar de tener una pequeña altura para alquitaras de poca producción entra 10 a 18 metros y las más novedosas que pudieron alcanzar hasta casi 40 metros de altura y el plano de su superficie tomaba  variadas formas  de planta: rectangulares, cuadradas, redondas y octogonales, que son las más frecuentes.

Ya los constructores llegaron a tal grado de perfeccionamiento que algunas ya presentan verdaderas obras de arte con distintos dibujos y decoraciones dignas de mención y de gran belleza.

En Tomelloso existen actualmente 19 torres de destilación  de altura mayor de 25-30 metros y 13 pequeñas. Indudablemente en poblaciones próximas de Ciudad Real, y en otras regiones, también existen chimeneas, pero no con las características tan peculiares como en Tomelloso.

 

Reseñamos el importante trabajo realizado en la publicación editada por el tomellosero  Joaquín Patón Ponce, donde existe un estudio profundo de las chimeneas con el título: “Chimeneas de alcoholeras en la provincia de Ciudad Real”.


BOMBOS

Otra de las obras de arte de los tomelloseros y únicas en el mundo. Los bombos son refugios en el campo que permite al agricultor poder descansar y protegerse durante el proceso de realizar las faenas del campo.

Aunque existen construcciones de este tipo repartidas por toda la geografía española, los bombos tomelloseros son únicos por reunir unas características que las distinguen totalmente de otras existentes.

Los bombos están construidos con piedras conocidas como lastras de piedra caliza, tan abundantes en nuestros campos,  que se forman como consecuencia de la disgregación de planchas más importantes de calizas que se denominan capas de tosca y que sirvieron a la imaginación de los tomelloseros para construirse sus propios lugares de protección.

Una principal característica es que la construcción se realiza apilando piedra sobre piedra formando un muro de distinta anchura sin utilización de ningún tipo de argamasa que unifique las distintas piedras y, además, la terminación del bombo se cubre con una piedra final que produce lo que conocemos como falsa cúpula. Es indudable que la construcción de bombos es exclusiva de los tomelloseros, aunque podemos encontrarlos en los términos municipales que lindan con Tomelloso, debido a la expansión de tierras de los tomelloseros.

Puede indicarse que debieron existir cerca de unos mil bombos que se comenzaron a construir hacia mediados del siglo XIX y que actualmente se hayan dejado de usar y muchos se encuentran derruidos y podemos calcular que puedan encontrarse unos 500 bombos actualmente en estado al menos estable.

Toda la construcción es uniforme en cuanto a su vista de paisaje, aunque existen distintas modalidades de capacidad interior, pudiendo existir de una, dos o tres o cuatro  cámaras, o mejor denominadas jaulas, y dentro de ellas se distinguen el hogar y chimenea, los poyos para el asiento y, según su capacidad, pueden disponer además de alojamiento para las mulas, incluso dormitorio de descanso y, en casos más raros, un pequeño almacén.

Las más espaciosas disponen observadas desde el exterior de dos gibas, fácilmente distinguibles.

 Existen rutas específicas para poder visitarlas.

 

Entre las distintas publicaciones aconsejamos:

El trabajo realizado por Jerónimo Pedrero Torres, titulado: “Inventario de los Bombos del término municipal de Tomelloso” y  “El Bombo tomellosero, espacio y tiempo en el paisaje”, del tomellosero Lorenzo Sánchez López.


CUEVAS

Nuestra tercera estrella la hemos adjudicado, sin que implique orden de prioridad, a nuestra Cuevas, también exclusivas por variadas razones y que se han venido utilizando para la transformación de las uvas de la vendimia en mosto/vino en un lugar subterráneo que permitía una temperatura uniforme de conservación, una vez elaborado el vino.

Las primeras cuevas se comenzaron a realizar supuestamente hacia mediado del siglo XIX, siendo las más características las llamadas “cuevas domésticas”, que se realizaban en la misma vivienda habitual del agricultor. Hacia los primeros veinte años del siglo XX las cuevas sufrieron una modificación al completarse su capacidad variando en el tipo de tinajas, donde fueron desapareciendo las tinajas de barro hacia las de cemento construidas en el mismo hueco o cueva.

La mayoría de las cuevas tienen planta rectangular, con tinajas ubicadas en paralelo a ambos lados de cada pared y una escalera de acceso que puede estar ubicad lateralmente o en cabecera de la cueva.

Las profundidades excavadas son variables, pues las que se construyeron y completaron con tinajas de barro podían tener de 5 a 6 metros, mientras que las construidas con cemento pueden tener unos 8 metros.

La variedad de construcción es  distinta en su distribución interior, con un muestrario de distintos aparatos mecánicos y utensilios varios que permitían poder controlar la correcta fermentación y elaboración de sus distintas partidas de cosecha.

Una media general de superficie ocupada de las cuevas podría estar en los 107 metros cuadrados, lo que supondría unos 12 a 15 metros de longitud.

La capacidad de las cuevas en cuanto a su contenido en vino es muy variable aunque para las más antiguas podrían estar en un tramo entre 2.000 a 2.500 arrobas, hasta las de mayor capacidad entre 5.000-6.000 arrobas, como las más habituales en este tramo, quitando los extremos más bajos y más altos.

 

Como información de referencia aconsejamos las publicación: “Historia de una ciudad; Las cuevas de Tomelloso”, de Ángel Bernao, Sergio Bernao y colaboración de José María Díaz.

“Tomelloso y sus cuevas” del tomellosero Santos López Navarro.

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