Resulta curioso e interesante descubrir a personas, en este caso mujer, que por su valor, conciencia y mentalidad puedan realizar actos heroicos aun a constancia de saber que el resultado puede ser totalmente nefasto para su persona. En este grupo de personajes nos encontraos con los llamados héroes o heroínas que generalmente se les atribuye su característica por un hecho concreto en la mayoría de los casos o en otros por una trayectoria, aunque son los menos.
Así a los héroes se les califica por haber realizado algún acto en favor de otros, de un país, de un salvamento, de una defensa u otras causas, conociendo los peligros que ellos representan.
Pues bien hoy traemos a este apartado a una heroína que es consagrada en una país hispano-americano como tal y que se celebra siempre su aniversario.
RAFAELA HERRERA Y TORREYNOSA
Esta mujer nació en los dominios españoles en hispano-américa, concretamente en Cartagena de Indias en Nueva Granada, actual Colombia en 1742 y falleció en Granada, Intendencia de León, actual Nicaragua en 1805.
Era hija de un militar español, José de Herrera y Sotomayor y de una criolla Felipa Torreynosa y Udiarte. Su padre era capitán de un batallón desplazado en la Plaza de Cartagena y estuvo destinado en el castillo del Río San Juan.
Los años de niñez, Rafaela los pasó en el mencionado castillo y su padre le inculcó el respeto a la patria y así, como aspecto curioso, en el manejo del cañón que la muchacha llegó a manejar con gran habilidad.
Los hechos que corresponden a esta mujer se localizan en el propio castillo, cuando como consecuencia de órdenes recibidas por el Gobernador Inglés de Jamaica se pretendía atacar a la fortaleza en el año 1762, cuando Rafaela tenía 20 años. En ese mismo año, y antes del ataque, su padre falleció, siendo nombrado un nuevo capitán.
Los ingleses pretendieron atacar el castillo de la Inmaculada, a lo que el nuevo capitán se negó a entregarlo y los ingleses llegaron a la costa con sus barcazas pretendiendo atacar el castillo. No obstante los moradores del castillo que eran autóctonos comenzaron a forzar al negarse a defender el castillo y en vista del ataque y la poca voluntad de los criollos, Rafaela se dirigió al capitán pidiéndole autorización para manejar el cañón.
Los hechos narran que fue tan precisa en el manejo de Rafaela con el cañón que, además de la certeza de sus disparos, incluso llegó a matar el comandante de la tropa inglesa, por los que las fuerzas del castillo se animaron por la valentía de Rafaela y estuvieron dispuestos a luchar a defender el castillo.
Las hostilidades comenzaron el 29 de julio y los ataques duraron hasta el día 2 de agosto cuando los ingleses y sus aliados tuvieron que abandonar la batalla.
Rafaela fue considerara como una heroína en Nicaragua. Posteriormente se casó con una persona de Granada de la que tuvo cinco hijos, pero enviudó y se mantuvo en un barrio pobre y humilde de la Granada hispano- americana hasta que en 1781 el rey Carlos III, conocedor de su heroico acto firmó un Real Decreto por lo que se la concedió una pensión vitalicia.
En Nicaragua es reconocida como heroína popular.
