Muchos de los componentes de esta Asociación (antes de que se llamara así) llevamos luchando desde los años 80 del Siglo XX por la conservación de los acuíferos subterráneos, coincidiendo con el boom de la puesta en regadío de cultivos que en la Mancha fueron tradicionalmente de secano, viña, olivar, cereales, etc. Con la industrialización agrícola y las “ayudas” de las administraciones públicas, se pasó de la noria a la bomba, con el consiguiente deterioro de toda la Mancha húmeda, que era un ecosistema bien conservado y que albergaba, además de parajes como las Tablas de Daimiel, las lagunas de Ruidera, el río Guadiana y sus afluentes, y otras lagunas que hoy han desaparecido por el abuso de los regadíos, legales e ilegales, el cambio de variedades no adaptadas al terreno y, en consecuencia, necesitadas de mucha más agua y más fertilizantes y tratamientos contra plagas y enfermedades. Esto motivó, la bajada del nivel de los acuíferos y la contaminación por los abonos nitrogenados y los contaminantes de otras industrias que vierten sus desechos sin depurar a los acuíferos... Por todo ello, en el año 1987, el Acuífero 23 (hoy llamado Masa Occidental I y II) ya fue declarado vulnerable por sobreexplotación y contaminación por nitratos, procedentes de la agricultura y la ganadería intensiva.
A todo este desmadre, no se le ha querido poner freno y es urgente y necesario hacerlo ya, porque el agua es un bien imprescindible para la vida de esta tierra... Y no nos vengan con que la tubería Tajo-la Mancha va a solucionar el problema, porque lo que haría, en todo caso, sería aumentar los problemas, puesto que el Tajo no está sobrado de caudal, aún en el supuesto de que dejase enviar agua al Levante.
Últimamente estamos asistiendo, además de todo lo dicho, a la proliferación de proyectos especulativos y mastodónticos, que amenazan acabar con la salud de las personas y del medio ambiente: macrogranjas, megaplantas fotovoltaicas y eólicas, minas, vertederos, etc., con unas dimensiones muy por encima de las necesidades de los ciudadanos de esta provincia; y que no aportan nada positivo, pero que sí van a arruinar nuestro paisaje, nuestro modo de vida y -lo que es más importante- nuestra agua, nuestro aire y nuestro suelo, que son imprescindibles para la vida de los humanos y la flora y fauna, de la que dependemos.
Por todo ello, hemos creído necesario advertirles que no se pueden quedar con los brazos cruzados, en el mejor de los casos, o queriéndonos “vender” como buenas estas actividades que ya sabemos que no lo son. Y en cuanto al anuncio de estos útimos días sobre macrogranjas, por parte de la JJCC, bienvenida sea la moratoria anunciada, pero llega muy tarde y habrá que ver su contenido, por lo que la actuación local sigue siendo necesaria.
En el escrito enviado, hemos puesto acceso a varios modelos de documentación para facilitarles la labor de cambiar sus POM, PGOU, NN.SS., etc. para prohibir en su término municipal que se puedan instalar proyectos insalubres, molestos, nocivos y/o peligrosos. Con ello también pueden conseguir una MORATORIA mientras se tramita la modificación de dichas normas -que duraría de 1 a 2 años- para no verse obligados a otorgar licencias de obras y de actividades no deseadas.
Ecologistas en Acción de Ciudad Real, forma parte de la plataforma ALIENTE -contra los mega proyectos energéticos- y de las plataformas contra las macrogranjas, tanto a nivel provincial como regional. Desde esa óptica, esperamos y deseamos que los ayuntamientos se lo tomen muy en serio y se pongan manos a la obra para frenar la avalancha de estas “burbujas”, que, como pasó con la inmobiliaria, benefició a unos cuantos y perjudicó a la inmensa mayoría, no solo desde el punto de vista económico, sino también en lo social y medioambiental.
