No podemos dejar aparte la gran riada que se produjo en el año 1947 que afectó a los términos de Tomelloso y Argamasilla - no se había construido aún el Pantano de Peñarrroya - que arrasó muchos parajes de ambos términos y que fue conocida como “La Venía” que se produjo por un aumento de las aguas en las lagunas de Ruidera que por desbordamiento pasaron a Argamasilla donde se construyó la llamada “viga” desviando el cauce para evitar que las aguas pasaran a la población. Las aguas derivaron su curso enfilándose hacia Tomelloso que, avisados, construyeron un muro con piedra, paja y arena de unos 6 kilómetros de longitud y 1,20 de altura que evitó la entrada de la riada en el propio Tomelloso, realizándose una obra vertiginosa finalizada con gran rapidez y diligencia.
En el periodo comprendido desde la instauración de la democracia en 1976 hasta el final de siglo se produjeron distintos accidentes climatológicos que fueron realmente de gran importancia y repercusión.
Así se puede recordar que en ese mismo año se produjo una importante sequia con unas mínimas precipitaciones que resultaron escasas y que según los datos impidieron la siembra de un treinta por ciento de la superficie de cereal y que la producción vitícola resultó afectada con unos fuertes ataques de la enfermedad conocida como mildiu de la vid, que produjo mermas en la producción, así como en la calidad de las uvas en los racimos por claros síntomas y efectos derivados en forma de podredumbre.
De igual forma nos ocurrió en el año 1988, donde nuevamente esta enfermedad provocó descenso de la cantidad y de la calidad de las uvas recolectadas, que se valoró en un setenta por ciento; una cifra importante en nuestra cosecha de uvas.
En el año 1989 se produjo otro accidente meteorológico que también fue destacable por el desarrollo de un fuerte ataque de caída de pedrisco en las cosechas que supusieron la afección de unas 5.425 hectáreas de cultivos.
Sin embargo, en el año 1990 resultó uno de los mejores en cuanto a la producción de uvas, pues las temperaturas y las lluvias permitieron un desarrollo favorable de las cosechas, tanto de cultivos herbáceos, como leñosos.
En este mismo año se produjo la alarmante preocupación por la situación de las aguas subterráneas correspondientes al llamado Acuífero 24, de las aguas que llegaban al Acuífero 23, debido al alarmante descenso de los niveles de agua por un exceso de aprovechamiento de los riegos en los cultivos.
En el año 1992 podemos considerarlo como uno de las mejores cosechas con relación a años anteriores, no solamente en cuanto a producción, sino también en cuanto a la calidad de la producción de las viñas.
En el año 1993 podemos recordar las famosas riadas producidas en la zona de los Montes de la Ossa de Montiel que arrasaron cosechas y encenagaron plantaciones de viñedo en determinados parajes de nuestro término municipal.
Y no podemos olvidar la temible y persistente sequía producida en los años 1994 y 1995, donde pudimos comprobar cómo plantaciones de viñedo quedaron totalmente secas las cepas y la producción perdida. Los dos años se produjeron de forma sucesiva y se pensó en un verdadero problema vitícola en nuestro término.
Hasta el año 2000 y además de las incidencias de mayor importancia comentadas es preciso señalar que no todos los años fueron favorables, porque existieron campañas de fuertes heladas que también afectaron a los cultivos, tanto viñas como cereales y cultivos hortícolas.
