El mundo de las libélulas y su ciclo biológico es uno de los más apasionantes que podemos contar, porque su ritmo vital está sujeto a una serie de adaptaciones, cambios y modificaciones que nadie diría que un insecto tan teóricamente frágil, bonito y muy bien presentado, tenga un ciclo biológico tan complicado y tan extenso.
Explicar esta forma de vida es muy difícil toda vez que comentarlo con palabras sencillas, evitando los tecnicismos, se hace muy poco asequible, ya que en algún momento no queda otro remedio que expresarlos con sus propias palabras.
He conseguido reunir fotografías de diversas libélulas de nuestro entorno de Tomelloso que aunque pueden pasar desapercibidas se encuentran representadas en nuestra área de recorrido de caminante o de paseante por las tierras y campos tomelloseros y del entorno.
Por empezar de alguna manera, no parece necesario dedicar mucho tiempo en cómo reconocer una libélula a simple vista, pues todos estamos a acostumbrados a verlas y llamarlas por su nombre de inmediato porque es una palabra muy usual.
Por generalizar y hacerlo lo más sencillo posible, todas las libélulas tienen las mismas características que les son comunes y que podemos resumirlas de la siguiente forma: se distinguen por tener dos grandes ojos, el abdomen es muy alargado, dispone de cuatro alas transparentes que no se pliegan al cuerpo cuando están en reposo.
En el caso de las alas es necesario diferenciar las libélulas de los que llamamos “caballitos del diablo”, que son muy similares, pero estos sí pliegan sus alas cuando están en reposo.
Como es por todos conocido las libélulas las solemos encontrar en las proximidades de lugares húmedos, charcas, ríos, lagunas y tierras pantanosas, por lo que más adelante explicaremos.
Los adultos que conocemos en el campo se alimentan fundamentalmente de pequeños insectos, moscas y mosquitos y son totalmente inofensivas para los humanos.
Pero lo que más seduce de estos insectos son dos formas de vida que no podemos apreciar los humanos a simple vista.
La primera es su forma de aparearse. La hembra queda enganchada al macho por el extremo del abdomen y encorva su cuerpo para acoplarse al macho, previo un cortejo anterior del macho.
La segunda parte interesante es que la hembra deposita los huevos en el agua o en plantas sumergidas en el agua y de esos huevos nacen las ninfas o llamémoslas larvas, que desde que salen de los huevos se muestran muy agresivas y se alimentan de larvas de peces, renacuajos y otras larvas de distintas especies dentro del agua. Curioso resulta que las ninfas perduran en el agua durante un periodo mucho más largo que los adultos cuya supervivencia en el medio ambiente aéreo es menor, no llegando a superar el año, mientras que las larvas pueden pasar es ese estado incluso varios años.
Para dar imagen de estos detalles adjuntamos algunas fotografías, aunque en artículos posteriores iremos explicando las características de algunas especies en concreto.
