Aunque en alguna otra ocasión ya hemos proporcionado artículos sobre paisajes de la Mancha, referidos a las zonas de aguas como Pantano de Peñarroya, Lagunas de Ruidera, Tablas de Daimiel y las numerosas lagunas endorreicas de las que hay abundantes en nuestra zona, en esta ocasión hemos seleccionado algunas imágenes que teníamos en nuestro archivo de zonas en parajes secos y áridos que proporcionan, a nuestro gusto, igual belleza y personalidad de esas zonas de la mancha auténtica.
No es necesario insistir en que los parejes que rodean y circundan el término municipal de Tomelloso se encuentran ubicados con toda claridad en la verdadera Mancha, o lo que es lo mismo terreno llanos, extensos, de temperaturas muy altas, escasa precipitación y terrenos agrícolas de poca profundidad y escasa riqueza orgánica y con abundancia de lastras de piedra caliza en el subsuelo, lo que como consecuencia no presta muchas facilidades a los agricultores para realizar y cultivar plantas extensivas de regadío e incluso limitaciones para otras plantas de secano, teniendo como condición fundamental la obligatoriedad de buscar especies de plantas de alta resistencia al calor, con pocas exigencias en humedad y donde sus sistema radicular se especialice en buscar nuevos terrenos en profundidad con raíces agresivas que busquen nuevos terrenos en las ya complicadas base del subsuelo tan impermeable y rebelde.
Sin embargo, y, a pesar de esta situación no favorable que solamente se ve agradecida por la existencia de nuestros acuíferos que permiten mantener un nivel de humedad suficiente para que estos cultivos puedan prevalecer, sin que las disponibilidades sean tan abundantes como para permitir otras alternativas más productivas, el paisaje manchego es maravilloso, porque cualquier detalle que nos encontraos da la sensación de proporcionar vida y belleza a cualquier posibilidad.
Los ejemplos que podemos disponer son muy variados, porque el más mínimo detalle embellece la vista. Todos sabemos que, en estas zonas, que en algunos casos se han llegado a llamar hasta desérticas, donde evidentemente le existencia de arbolados, zonas verdes y abundancia de prados y pastizales son casos extraños, salvo la existencia de ciertas lagunas que muy extrañamente nos las podemos encontrar húmedas, aunque así se denominen.
Insistir en que estamos hablando de la mancha típica, olvidándonos de zonas de mayor abundancia de agua, como Ruidera y Tablas de Daimiel, Pantano de Peñarroya y otros que mantienen las necesidades mínimas, pero el porcentaje de ámbito de estas muestras que proporcionalmente no suponen una excesiva intensidad.
No son muy abundantes encontrarnos casas de campo de actividad netamente agrícola, como tampoco la abundancia de arbolado y, sin embargo, son muy abundantes las grandes edificaciones de fincas de mayor extensión, en forma de caseríos.
Todo este ambiente proporciona algo de soledad en las largas extensiones y es precisamente en ese aspecto homogéneo y monótono donde se marca y da la posibilidad de disponer de mayor belleza en un momento determinado.
En nuestro recorrido por el campo hemos ido fotografiando algunas bellas imágenes que son tan simples y tan sencillas que resultan sorprendentes y maravillosas que dan como resultado el cariño por ellas, por adentrarnos en un mundo distinto y desconocido donde la simplicidad de las fotografías resalta aún más llamativas e impresionantes.
