Virgen de las Viñas Tomelloso
Cuadernos Manchegos
Cuadernos Manchegos

Hay personas que dejan un marcado sentido personal en todos aquellos que les conocen y ese ha sido  el paso por la vida de Blas Camacho Zancada.  Ha pasado y ha ido dejando su rastro en diferentes grupos sociales por su singular personalidad desde todas las puertas que ha traspasado a lo largo de su vida.

Hoy ha llegado a ese camino trascendental  de elevarse por encima de la materia para alcanzar la luz en la que él creía: su fe en Jesucristo y en la Iglesia católica. Su esperanza estaba en Dios naciendo hacia su interior desde el conocimiento del poder  como abogado, político y gestor de múltiples empresas sin olvidar ser esposo y padre de una gran familia. Ha sido un fiel ciudadano de España a la vez que un demócrata convencido desde los puestos públicos donde la ha representado. Seguir su trayectoria es fácil de señalar y que durante estos días publicarán los medios de comunicación sin omitir detalle alguno.

Pienso que cada uno nacemos para labrar nuestro propio campo y en esa andadura Tomelloso le  moldeó el carácter a Blas Camacho, con la misma resistencia de esta tierra  dura, llana y alta, que mira al cielo sin límite alguno para comprobar la pequeñez humana y la grandiosidad de Dios en su universo. Vivir es un continuo forzar la realidad de cada día sobre todo cuando conocemos nuestra finitud y en ese manar de los años percibimos que hay algo más que lo que tocamos y vemos; algo que vive en nosotros y es una costra única que no hace buscar la redención por encima de todo lo acaparado materialmente.

Ese ha sido el Blas Camacho que yo he conocido al buscar las huellas de un pobre muchacho de Tomelloso que encontró a Dios en mitad de una guerra. Nos unió la pasión por dar a conocer la figura bondadosa de Ismael de Tomelloso, y en ese desconocido destino nos encontramos, él con su equipaje de leyes, yo con mi equipaje de versos. Al grupo que empezamos en la Asociación para  la beatificación y canonización de Ismael de Tomelloso nos arrastró su fe en ese chico de bella sonrisa al que ninguno de nosotros conocimos.  Ningún otro ha tenido más fe que él, en Ismael. Nos hizo indagar, ir y acudir a las juntas directivas durante años, incansable en su afán determinativo por elevarlo a lo más alto. Siervo de Dios es hoy reconocido Ismael de Tomelloso por la Iglesia, y sin Blas Camacho, no hubiera sido posible alcanzarlo.

Dios no es cómodo para sentirlo a diario porque siempre nos exige más y nos va forjando a golpe de oración y renuncia, También de ver que muchos son llamados y muchos se marchan cuando descubren que en esa labor no hay focos ni aplausos, solo fe y esperanza en buscar la verdad. El Presidente de la asociación invitó a muchos conocidos a formar parte de la asociación y casi todos se marcharon quedándose con los que sin ruido ni fatuos predicamentos creíamos en lo mismo que él: Y escribió la nueva biografía de Ismael Molinero Novillo, removió obispos y seglares hasta llegar con su credo de fe al Vaticano.

A Blas Camacho Zancada nunca le tiraron atrás las dificultades, tampoco en esta Asociación sin ánimo de lucro donde puso empeño, trabajo y fortuna. Jamás las dificultades lo alejaron de la fe profunda en la bondad del Siervo de Dios Ismael de Tomelloso, jamás. Ahora cuando la muerte nos  aleja de él y a través del teléfono no escucharé su voz resuena en mi interior muchos de nuestros diálogos. Y en ese descampado de la muerte lo veo acrecentado a través del tiempo que inexorable olvida éxitos, homenajes y honores  humanos de los que somos tan olvidadizos. Porque soy consciente de que  Blas Camacho Zancada, nombrado a destiempo, Hijo Predilecto de Tomelloso, será recordado junto al nombre del Siervo de Dios Ismael de Tomelloso, por encima de otros títulos.

Mañana será enterrado en la  cripta de la Catedral de la Almudena, lejos de su pueblo al que tanto ha querido. Pero su nombre  perdurará gracias a su fe en Dios por encima de los que hoy lo lloramos. No hay distancia querido y entrañable Blas, para los que estuvimos contigo, a tu lado, en esta maravillosa aventura de mostrar al mundo la bondad de un desconocido chico, muerto en soledad, lejos de los suyos y al que la fe de nuestros mayores trajo a su pueblo.

Reclino mi pena junto a la cruz de Cristo y las lágrimas, escuchadas y compartidas, con tu esposa y compañera,  Mari Cruz González para comprender que al igual que dejó escrito el Siervo de Dios Ismael de Tomelloso, tú eres de Dios y para Dios has ido, absorbido en tu credo de buen cristiano. La plenitud es Dios y tú lo descubriste recorriendo el camino de la vida. Ha caído el silencio  sobre tu bien hilado discurso de hombre culto y, derramado sobre  este enero que te despide, están las oraciones de muchos que te respetan, admiran y quieren en el misterio de que todo pasa y Dios queda. Cuando mañana llegue la primavera  y en los cipreses que dan sombra a la cruz de Ismael en el cementerio, vuelen los gorriones y los jilgueros de uno en otro, yo sé que tú estarás en ellos y en la luz del cielo azul del  Tomelloso  del que nunca te marchaste.

 

Natividad Cepeda

.