Virgen de las Viñas Tomelloso
Cuadernos Manchegos
Cuadernos Manchegos

Cuatro narraciones basadas en hechos reales, noveladas para mejor entendimiento y comprensión.

CON MUJER E HIJOS GRANDES Y GRUESOS ES MEJOR

Se presenta una furgoneta a cargar melones. Se habla del precio y de la cantidad y en administración se le hace un vale para cargar producto. Se pasa a la tara y se pesa en vacío. Se carga la furgoneta y se vuelve a pesar. Se hace el vale y se paga el importe. ¿Dónde está el truco? Muy sencillo, en la tara el dueño de la furgoneta llevaba a su mujer y sus dos hijos. A la salida la mujer y lo dos hijos ya no estaban dentro de la furgoneta - habían desaparecido -.

 

HAY QUE ESTAR AL TANTO

Melones Tomelloso
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ES CUESTIÓN DE CALIDADES

En una ocasión vinieron unos ”compradores” a llevarse producto de “tercera calidad”. Después de los trámites correspondientes, se les acompaña a un montón de melones apilados de esta categoría. Empiezan a cargar y el vigilante desaparece por unos minutos a hacer otra cosa. Cuando llega la furgoneta está cargada y al vigilante - extrañado - le da por comprobar qué melones han echado: ¡sorpresa! Hay melones mezclados de primera categoría. Les echa la bronca y los “compradores” se envalentonan y se enfrentan a la situación con agresividad. Cierran la furgoneta y se van muy enfadados.

 

¿QUÉ TE PARECE?

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LOS REBUSCADORES

Un agricultor da una primera corta de melón y lleva el último viaje a la Cooperativa. A los doce días se presenta otra vez en el melonar y se encuentra con que alguien ha estado cortando melones en la parcela. Al día siguiente queda a la espera y hacia media mañana aparece una furgoneta que para en la parcela y se pone a cargar los melones cortados. Junto con su hijo se les aparece a los intrusos y les pregunta qué hacen en la parcela. No cortos ni perezosos los astutos malandrines le explican que habían pensado que la parcela estaba ya abandonada y el propietario no iba a hacer una nueva corta.

 

HAY GENTE MUY LISTA

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¿QUIÉN ME DA DE COMER A Mí?

Un agricultor detecta desde la nave que una furgoneta está cargando melones en su parcela. La parcela ya tenía dados dos cortes de melón, pero aún quedaba una tercera que era importante, porque aunque de poca producción,  los precios se habían repuntado en esos días. Se lo dice a su hijo y se acercan al lugar donde se encuentra apostada la furgoneta. Cuando llegan, ven a un hombre acompañado de una mujer embarazada y de un muchacho de doce o catorce años. Le preguntan qué hace cogiendo melones que no son suyos y el buen hombre contesta que no tienen trabajo y tampoco nada que comer y con unos pocos melones pueden venderlos y así poder dar a su mujer - que la muestra todo satisfecho embarazada - y al mocoso de su hijo - según él - , comida para unos días. Nada, el agricultor les dice que nada de nada y que descarguen la mercancía. El hombre empieza a descargar los melones de mala gana mientras el agricultor y su hijo les observan. Al rato el “hurtador”, cierra la puerta de la furgoneta y dice que ya se va. El agricultor le dice que vaya a la nave y que allí le echen unas cajas gratis. El hombre se pone nervioso y dice que no, que muchas gracias, pero que no va a ir a la nave. Extrañados, y sin darse cuenta, el hijo del agricultor abre la puerta de atrás de la furgoneta y se encuentra con que está todavía casi repleta de melones. La discusión fue enorme, pero sin agresividad. El ladronzuelo insistió en su necesidad de comer; el melonero le amenaza con avisar a la Guardia civil y al final le permite cerrar la furgoneta y que se lleve los melones.

 

COSAS DE LA VIDA

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