Una vez más la naturaleza se alía con el ambiente y con la belleza en lugares emblemáticos de nuestra España y podemos afirmar que es un verdadero placer poder haber disfrutado de esta sensación de libertad y de paz.
En la localidad de La Hiruela se cumplen estos requisitos, porque, como es evidente, los pueblos alejados del mundo urbano son aquellos en que la sensación de tranquilidad y sosiego más se disfruta.
La Hiruela es un pueblo con unos 50 habitantes, llegando a tener en su máxima población unos 250 vecinos. Resulta ser el tercer pueblo menos poblado de la Comunidad de Madrid. Se encuentra situado en el noreste de la Comunidad, casi en el límite de la provincia de Guadalajara, que incluso estuvo incluido en la provincia como población y cuenta con una altitud de 1.200 metros y a los pies del río Jarama.
Como todas las localidades de esta zona, y en muchas de España, a partir de los años sesenta se produjo la clara disminución de sus habitantes por abandono de la población hacia los núcleos más habitados y de mayores posibilidades de trabajo.
La Hiruela conserva sus casas típicas de esta zona realizadas con adobe, piedra y con puertas de madera de roble, abundante en la zona.
Sus casa están bien cuidadas y el pequeño núcleo urbano conserva las peculiaridades de sus habitantes, agradables amenos. Disponen de la Iglesia de San Miguel Arcángel y la influencia turística ha conseguido mantener en perfecto estado su núcleo de población y además de disponer de un conjunto de rutas totalmente informadas que hacen disfrutar del paisaje.
También conserva la peculiaridad que, a pesar del ambiente más o menos turístico, sus pocos habitantes siguen llevando su vida normal con el cuidado de sus vacas, subidos al monte en cuidado del ganado y las labores cotidianas de cualquier pueblo rural.
El paisaje es maravilloso y se hace necesario y obligatorio el poderlo disfrutar. Sus habitantes han conseguido mantener vivo un museo etnológico donde se presentan distintos instrumentos, herramientas y costumbres típicas de la localidad. Además han sabido conservar su patrimonio rural creando la llamada Ruta de los Oficios de la Vida, donde podemos disfrutar de la forma de vida de los antepasados recientes y han conservado un molino harinero en perfecto estado, las carboneras típicas y un antiguo grupo de colmenas que ya no se utilizan. Todo el recorrido totalmente señalizado y con información que discurre a lo largo del arroyo de la Fuentecilla hasta confluencia con el río Jarama.
Para la estancia dispone de casas y alojamientos rurales y lugares donde comer excelentes platos y menús.
