Virgen de las Viñas Tomelloso
Cuadernos Manchegos
Cuadernos Manchegos

Esta curiosa imagen se encuentra en Madrid en la conocida Iglesia de Montserrat, situada en la calle San Bernardo.

Curioseando un día por Madrid recordando mis tiempos de niño, me pasé por la Iglesia de Montserrat que alguna vez visité de pequeño, pero que desconocía  su historia. Antes de continuar hay que recordar que la Iglesia de Montserrat, extraño nombre para ser de Madrid, fue construida por orden de Felipe IV, después de la insurrección de los payeses catalanes o guerra de los segadores en 1640, que se sublevaron desde Gerona contra el rey por la normativa denominada  “Unión de Armas” que pretendía que cada región aportara hombres para las continuas guerras que se tenían en Europa. En esta rebelión se produjo que los catalanes expulsaron a los monjes benedictinos de Montserrat, por lo que el rey los acogió construyendo esta iglesia en Madrid y la puso ese nombre. Como consecuencia de esta sublevación hubo que firmar la Paz de Los Pirineos por lo que Cataluña perdió Cerdeña y El Rosellón.

Pero continuemos, que tiempo tendremos de hablar de estos hechos de tanta trascendencia, y continuamos con nuestra visita. Nada más entrar me extrañó ver una imagen de un cristo que, al pie de su imagen, aparecían cuatro huevos grandes que reconocí de avestruz por su tamaño.

Llevaba mi modesta máquina de fotografiar y no pude evitar hacerle unas fotos. De regreso a casa me metí en el ordenador y me puse a indagar sobre esta curiosa imagen. Estuve paseando por internet y pude encontrar muchas alusiones y artículos sobre este tema y en especial un sencillo, pero estupendo artículo de un tal Ángel Chamorro que, gracias a él, pude ampliar la información y al que hay que agradecer su curiosidad e interés y que traslado gran parte de su información. Pero es que, además, en su  artículo hace mención a una descripción de don Benito Pérez Galdós en su novela “Miau”, que, ¡qué casualidad! he leído miles de veces porque en esa misma obra hace alusión al colegio de la calle del Limón al inicio del mismo libro, calle, por cierto, en donde pasé algunos años de mi niñez.

Pero vamos al Cristo de los Cuatro Huevos.

Este cristo que se venera en otra población procede del llamado Cristo de Burgos, que según se cuenta fue descubierto en el mar por un burgalés y donde se encontraba un nido de gaviotas. A partir de ese momento la ofrenda a que se realiza a este Cristo es de huevos de avestruz.

Transcribo parte del artículo de Ángel Chamorro trasladando la impresión que don Benito Pérez Galdós escribió en su novela:

“Había en la capilla de la derecha, según entramos, un cristo grande, moreno, lleno de manchurrones de sangre, con enaguas y una melena natural tan larga como el pelo de una mujer, la cual efigie causaba tanto miedo que nunca se atrevía a mirarlo sino a  distancia, y ni que le dieran lo que le dieran entraba en su capilla”

Este conocido como Cristo de Burgos tiene varias imágenes en España e incluso en Hispanoamérica y su imagen siempre se presenta con un faldón que cubre su cuerpo hasta las rodillas además de la ofrenda de los huevos de avestruz, aunque en sus inicios eran de gaviota.

Varias imágenes se inscriben con este nombre especialmente en Burgos capital, en Tenerife, Perú y Bolivia, así como varias hermandades con este nombre en Sevilla, Murcia y Huelva, además de Burgos.

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