Virgen de las Viñas Tomelloso
Cuadernos Manchegos
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Con motivo del Día Mundial de los Océanos, activistas de Greenpeace han accedido a la entrada del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para colgar un tiburón que representa a los 100 millones de tiburones que mueren anualmente y los cientos de miles que España captura cada año de manera descontrolada en aguas internacionales. Es por eso que las poblaciones de tiburones se han desplomado en un 70% en los últimos 50 años. La pesca de tiburón es uno de esos ejemplos de por qué se necesita un Tratado Global de los Océanos ambicioso, que se negociará en agosto en Naciones Unidas, pues no está regulada y se considera pesca "accidental". 

IMÁGENES DE LA ACCIÓN DISPONIBLES AQUÍ

Dos activistas de la organización han escalado las verjas de la entrada al ministerio y han colgado redes de pesca reutilizadas, además de diferentes imágenes que nos muestran la cruda realidad de la sobreexplotación pesquera. Los y las activistas han desplegado varias pancartas con los mensajes: "Ministro, protege los océanos y no sus negocios" o "Los océanos sin tiburones sí que dan miedo".

El Gobierno de España, especialmente a través de su ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha ratificado el compromiso de nuestro país (1) para asegurar la protección de, al menos, el 30% del océano global a través de una red de áreas marinas altamente protegidas para 2030 (2). Pero según un documento al que tuvo acceso Greenpeace tras la pasada ronda de negociaciones de marzo, la Secretaría General de Pesca del Gobierno español estaría valorando positivamente excluir la actividad pesquera del Tratado Global de los Océanos, algo que no tiene sentido puesto que la desenfrenada actividad pesquera es uno de los principales problemas que atraviesan. Por eso, hoy Día Mundial de los Océanos, Greenpeace denuncia el doble juego del Gobierno de España con una una demanda clara: que se incluya la gestión de la pesca en el texto final de dicho Tratado.

“Es conocida la ideología del Ministerio de Agricultura y Pesca que está, históricamente y con independencia del color político, unida a las políticas que favorecen la explotación de los recursos naturales, en este caso los pesqueros, frente a la conservación marina, con un objetivo más cercano a la industria pesquera” ha declarado Pilar Marcos, responsable de la campaña de océanos de Greenpeace. “Si el Ministerio de Pesca quiere mantener el statu quo y defender el interés de unos pocos señores del negocio marino, no hay mucho que celebrar en este día mundial de los océanos y seremos testigos de la desaparición de especies emblemáticas para la mar como son los tiburones”, subraya Marcos. 

Tiburones en extinción 

Hay 17 especies de tiburones en peligro de extinción, entre ellas el tiburón marrajo. Se calcula que 100 millones de tiburones mueren cada año. Los tiburones son capturados por la pesquería como captura accidental en el Atlántico, sin cuotas ni seguimiento. A pesar de que el objetivo regulado de la pesquería es de pez espada, según constató Greenpeace en 2019, por cada pez espada capturado, se pescan 8 tiburones (3). España es líder mundial en el comercio de carne de tiburón con el mayor número de exportaciones entre 2009 y 2019.

La fallida protección de los océanos

No existe un proceso o marco global para abordar la suma de problemas a los que se enfrentan los océanos: del cambio climático a la minería submarina o la contaminación. El 95 % de la biodiversidad de peces en aguas internacionales no son evaluadas por las Organizaciones Regionales de Gestión Pesquera (OROP).

El objetivo de las OROP no es la conversación holística de todo el mar, sino la optimización del negocio de la pesca, que en última instancia es el dinero (al menos desde la perspectiva de las naciones, no necesariamente de las personas involucradas), y dejan fuera especies tan fundamentales como los tiburones.

Es por eso que algunos países han pedido que se excluya la pesca del ámbito del tratado, preocupados de que el acuerdo pudiera socavar el papel de la gestión pesquera regional de las OROP en la regulación de las actividades pesqueras internacionales. 

Proteger el recurso pesquero vs. los bolsillos de la industria pesquera destructiva

La alta mar constituye casi las dos terceras partes del océano, y su gran distancia de la costa las hace de más difícil y costoso acceso para los pescadores, por tanto pocos países realizan la mayor parte de la pesca en estas aguas. Los subsidios a la pesca nociva han empeorado el problema: sin estos subsidios de los gobiernos, hasta el 54 % de los caladeros de alta mar no serían rentables con las tasas de pesca actuales, como señala una  publicación en Science (4).

Un número muy limitado de países se benefician de la pesca en alta mar y el 86 % de la misma se realiza por cinco países: China continental, Taiwán (República de China), Japón, Corea del Sur, y España. Tan sólo 100 grandes empresas son las responsables de un tercio de la pesca en alta mar.

Más del 70 % de la flota española es artesanal (barcos con menos de 12 metros de eslora), que no depende de la pesca de tiburones y, por tanto, regular la pesquería de tiburones en alta mar no afectaría al sector pesquero tradicional.

El hecho de que se permita que esta pesca no regulada y destructiva continúe en el Atlántico Norte, es un ejemplo perfecto de por qué hay que terminar con la situación actual sin supervisión y de desgobernanza global de los océanos, y de por qué necesitamos un Tratado Global. Sencillamente, para Greenpeace, las leyes y regulaciones actuales no funcionan. 

España, dentro de un posicionamiento conjunto en la UE, está permitiendo que los países que más quieren debilitar el texto del Tratado sean más activos en la consecución de sus demandas sobre el borrador final en las negociaciones de la ONU.  Greenpeace en el Día Mundial de los Océanos, pretende impulsar el posicionamiento de la UE, señalando a España por su escaso liderazgo y ambigüedad entre lo que dice y lo que hace.  Si la UE toma la postura "intermedia" permitirá a los países que quieren rebajar la ambición del Tratado ser más activos presionando a Naciones Unidas en agosto.

Demandas de Greenpeace al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y al Gobierno del Estado: 

  • El Ministro de Pesca, Luis Planas, debe defender y apoyar públicamente un Tratado Global de los Océanos ambicioso, que esté totalmente facultado para proteger toda la biodiversidad marina, incluyendo los peces y su pesca. Permitir que se elimine la gestión de los peces en el Tratado será un retroceso para conservar la biodiversidad y distribuir de forma equitativa los recursos pesqueros con los países que no tienen flota industrializada.
  • El Ministro de Pesca debe reconocer públicamente que poner en marcha el Tratado Global de los Océanos no socavaría ni reemplazaría a las OROP. Al contrario, sumaría en protección marina ya que reforzaría a esas organizaciones para gestionar eficazmente las especies de peces bajo su competencia y se apoyaría en las OROP protegiendo los ecosistemas de los que dependen esas pesquerías. Sin un Tratado global ambicioso, nada habrá cambiado y se postergará el statu quo de la gobernanza marina, que no llena los vacíos actuales que necesitan de protección.

España debe alinearse con las demandas de otros países del ámbito europeo para no rebajar la ambición del texto de la UE de cara a la quinta y última ronda de negociaciones en Naciones Unidas en Agosto de 2022, algo que además, ya han exigido casi cinco millones de personas en todo el mundo (5).

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