Cuéntase que se cuenta, cuéntase que ocurrió que el técnico de una casa comercial de semillas de maíz propuso a un agricultor sembrar cuatro variedades de maíz de su catálogo al objeto de averiguar cuál de ellas tenía más resistencia a los ataques del taladro del maíz, plaga muy extendida en las siembras y que todos los años producía grandes mermas de la producción. Llegada la recolección se cosecharon las parcelas y fueron sacando una muestra para cada variedad y las ensacaron en ocho sacos, dos por variedad y un peso aproximado de unos cinco kilos. Pensaban trasladarlos a la Cooperativa para sacar los rendimientos, humedad y peso específico. Los sacos con las muestras fueron marcadas, procediendo a codificar cada variedad con etiquetas adheridas a la boca de cada saco.
Descansaron un momento y decidieron ir a comer para llevar las muestras después del almuerzo, no sin antes depositar los sacos en la nave del agricultor.
Al ir a entrar en las proximidades del restaurante se presentó una gran tormenta, con aparato eléctrico y lluvia entremezclada con el pedrisco que inundó en poco tiempo toda la calle. Se refugiaron en el restaurante a toda prisa. Después de media hora la tormenta había pasado, pero la lluvia seguía cayendo en la calle.
Ante el estado de las cosas decidieron regresar a sus casas y quedaron citados para el día siguiente en el mismo bar para recoger a continuación los sacos de la nave.
El técnico de la casa comercial estaba muy entusiasmado con la experiencia, porque en años anteriores ni habían podido conseguir estadísticamente unos resultados definitivos y esperaba que este año pudieran completar los datos. Esta campaña se encontraba con una parcela homogénea de tierra y el cultivo se había desarrollado correctamente, porque se dispuso en todo momento de la buena colaboración del agricultor que, con esfuerzo, había seguido el asesoramiento desde la siembra hasta la recolección.
Al día siguiente se reunieron en el bar a desayunar y a continuación se dirigieron a la nave del agricultor, próxima a la Cooperativa. Eran las nueve de la mañana y estaban ilusionados en terminar de sacar los sacos. El agricultor bajó del coche y con la llave en mano abrió la puerta de la pequeña nave donde habíamos dejado los sacos.
Entraron y lo que se encontraron fue muy desagradable. De los ocho sacos solamente uno se encontraba en condiciones. El resto de sacos estaban destruidos y no existían granos de maíz y sí restos de cascarilla y de harina. El desastre había sido total. Solamente uno de los sacos se había salvado de la debacle. Indagaron intentando descubrir qué es lo que había pasado y descubrieron deyecciones que identificaron como de ratones. La noche anterior se habían dado una gran fiesta cenando.
Nos quedó la duda del saco intacto. No supimos si se había salvado porque no les dio tiempo a comérselo o porque no les gustaba esta variedad.
Decepcionados nos fuimos, pero a la duda anterior, el técnico de la casa comercial tuvo el buen sentido de tomárselo con un buen grado de humor y sentenció el problema con gran acierto:
- No cabe duda que la conclusión que podemos obtener es que la variedad Dekalb-805 es la más resistente a plagas. (Era la variedad que no se habían comido los ratones).
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