Cuéntase que se cuenta, cuéntase que ocurrió que los estudiantes universitarios disponían-y aún disponen- de diversos medios y distintos sistemas para poder llevar los cursos unos años con relativa comodidad y sin grandes presiones, a través de numerosos artificios y tretas que iban dirigidas a estudiantes menos avezados y les permitían superar todo tipo de exámenes y pruebas.
Aunque no participé nunca(es mentira) en estas actividades estudiantiles, sí puedo relatar este tipo de actuaciones de compañeros y amigos de curso durante los años de estudiante universitario y si acaso, en algunos casos, como cliente de los mismos.
En una época en que no había becas, sino ayudas y vales para los estudios, existían en la facultad muchos, muchos estudiantes, que se buscaban el aprobar una carrera a costa de un montón de sacrificios económicos propios y por ende de la familia. Así, podríamos decir que nos encontrábamos estudiantes “sobraos” y otros de evidente carestía económica.
Si añadimos que prácticamente no existían libros de texto específicos de las materias que se enseñaban y se trabajaba a base de apuntes, una vez elaborados por los alumnos y otros por los propios profesores que era necesario comprar, era evidente que el estudiante más favorecido disponía de mayores posibilidades que el que estudiaba prácticamente con lo justo.
En mi curso se creó un grupo que vamos a llamarlo cariñosamente “mafioso”, que estuvo y actuó durante varios cursos como un agrupo organizado y con afanes económicos.
Varios de los compañeros idearon desde el primer curso la fórmula para poder sobrevivir del estudio. Mis compañeros eran personas normales, estudiosos y buenos compañeros, pero eso no quita para que engendraran unas actuaciones perfectamente organizadas.
El grupo en realidad eran de tres estudiantes y que algunos otros, y solamente de forma eventual, en algunos casos colaboraban de forma puntual a cambio de unos apuntes, de unas chuletas o de unas informaciones concretas para apoyo e intención de aprobar los exámenes.
Y empezamos la narración. Uno de los componentes del grupo era un deportista efectivo y se le daba extraordinariamente los ejercicios físicos. En aquel entonces la Educación Física era una de las asignaturas llamadas María, que quería decir que no era limitativa de pasar al curso siguiente si no se aprobaba, pero era necesario aprobarla.
Este componente del grupo siempre se apuntaba a las pruebas que se solían realizar en confrontación con el resto de facultades y, si quedaba entre los tres primeros en alguna de las pruebas, se le adjudicaba unos vales de puntos que servían para acumularlos al examen final, porque hay que decir que el examen de Educación Física se aprobaba por puntos, de tal manera que el que acumulaba una cantidad de puntos, que no recuerdo, no era necesario realizarlas pruebas finales. Los vales no eran nominales por lo que se podían pasar a cualquier otro estudiante.
Así, de esta forma, y antes de las pruebas finales, el grupo por separado se ubicaba estratégicamente a la entrada de la explanada donde se realizaban las pruebas y por unas determinadas pesetas vendían los vales que les sobraban. Dependiendo del número de vales se hacían unas pruebas determinadas o se exculpaban de hacerlas.
Otra de las peculiaridades y actuaciones del grupo era la venta de apuntes. Uno de ellos se preocupaba durante el curso anterior a asistir sistemáticamente a aquellas asignaturas más complicadas: matemáticas, física o química.
Cuando pasaban al curso siguiente reproducían a calco los apuntes y hacían todas las copias posibles, algunas de mala calidad, que se vendían a precio más económico, porque los calcos tenían que renovarse, pero se ofertaban más baratos que los apuntes que se vendían en conserjería.
Algunos de los estudiantes tenían adjudicada ayuda de transporte, que consistía en unos vales para el viaje de desplazamiento por tranvía desde la Moncloa hasta la facultad. El grupo adquiría esos vales a algunos estudiantes que residían en Colegios Universitarios próximos siempre a la Facultad y que no solían utilizar ese medio de locomoción y luego los vendían a bajo precio a otros estudiantes.
Otra de las varias actividades consistía en entregar a multicopista los problemas más corrientes de matemáticas y física, que significaban unos modelos que solían salir en los exámenes, porque algunos de los profesores tenían predilección por un tipo de problemas o de preguntas, unas veces por considerarlas fundamentales y otras veces - según comentarios de los compañeros - , por no darle vuelta todos los años a poner otros problemas u otras preguntas. En resumen, por comodidad de los catedráticos.
No menos original era la venta de láminas de dibujo - otra asignatura de las María - , porque además de presentarse el día del examen se solicitaba una serie de láminas de dibujo. Se vendían a buen precio y eran muy solicitadas.
Queremos añadir la manipulación que se realizaba de ciertas actividades laborales, donde los profesores investigadores anunciaban periódicamente la oferta de algún trabajo puntual durante una o dos semanas.
No sabemos cómo se apañaban pero siempre eran ellos los que conseguían obtener la oferta de trabajo y también eran ellos los que siempre se encontraban aportando la colaboración a los catedráticos investigadores.
Pero, sin duda, lo más solicitado eran las chuletas de examen, las clásicas de goma elástica, que tenían venta asegurada en cualquier momento y donde el grupo tenía casi instalada una industria de producción.
Y por último aportar un peculiar dato. Todas las actividades estaban programadas de antemano y la organización era tan perfecta que el reparto económico de los beneficios era equitativo a partes iguales y en el lote se encontraba incluida una cena a cuerpo de rey que se organizaban ellos mismos.
No obstante, y aunque la organización era perfecta, no quiere decir que fueran unos excelentes estudiantes, algunos suspendían, porque indudablemente dedicaban mucho más tiempo en preparar las chuletas que en estudiar para ellos mismos.
Ni que decir tienen que en aquellas épocas no existían móviles, ni audífonos ocultos con bluetoth, ni ordenadores., ni tan siquiera multicopista.
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LA UNIVERSIDAD HACE HOMBRES Y PRODUCE ARTISTAS
