Virgen de las Viñas Tomelloso
Cuadernos Manchegos
Cuadernos Manchegos

Hoy en este silencio del amanecer me han despertado el canto de los pájaros  llegados en esta primavera a Tomelloso emboscado en un adiós constante sembrado de muerte. Me levanto y escucho en sus trinos a esas aves llegadas que no sé cómo se llaman, solo escucho y en el silencio de las ultimas bocanadas de la noche me recuerdan que a pesar de tanto luto es primavera.

Me levanto y salgo a mi terraza a sentir el frio de la madrugada y los primeros zureos de las molestas palomas que también se van uniendo a los cantos primeros del nuevo día. Dios nos proteja, ruego, de tanto mal, Cristo llagado y muerto, en esta cuaresma que es cuaresma de dolor.  Y sin abandonar mi fe espero que mi oración sea escuchada y se eleve con el canto de las aves.

Anoche me dormía recordando a los que se nos habían marchado. Son tantos que ya lo ignoro porque hay un pacto de silencio para no nombrarlos en esas esquelas de los periódicos digitales de mi pueblo que se han quedado mudas.

Hace una semana despedíamos a un cronista nuestro, amigo de sonrisas y simpatías Andrés Naranjo, al que ya no volveré a encontrármelo por la calle. Ayer se nos marchó Pablo Ortiz, Director de la revista Pasos, revista decana de Tomelloso, al que ya no escucharé a través  de mi teléfono fijo   en esas largas conversaciones en las que me informaba de desidias y abandonos en las parcelas tomelloseras y en la insensibilidad hacia las personas con discapacidad de movilidad. Porque Pablos Ortiz-Pasos, como se le llamaba cariñosamente,  se ayudaba de dos bastones para andar, difícilmente, y por eso él conocía  todos esos impedimentos al sufrirlos.

Ayer celebramos el Día Mundial de la Poesía declarado por la Unesco en París  y que la Unesco define así.

“El Día Mundial de la Poesía, celebrado cada año el 21 de marzo, conmemora una de las formas más preciadas de la expresión e identidad y lingüística de la humanidad. La poesía, practicada a lo largo de la historia en todas las culturas y en todos los continentes, habla de nuestra humanidad común y de nuestros valores compartidos, transformando el poema más simple en un poderoso catalizador del diálogo y la paz. La UNESCO adoptó por primera vez el 21 de marzo como Día Mundial de la Poesía durante su 30ª Conferencia General en París en 1999.El Día Mundial de la Poesía es una ocasión para honrar a los poetas”

A través de los medios y de los amigos poetas leí poemas y escuché otros, todos ellos con la belleza poética, junto con el deseo de que nos ayude a ir saliendo de este negro túnel donde estamos metidos. Llamé con el móvil a los que están con familiares ingresados, y a los que guardan cuarentena sin que se les haya  hecho la prueba del corona virus, que aquí en este pueblo grande son muchos; demasiados. Demasiados los muertos que tenemos a diario desde hace muchos días. Demasiados de los que no se dicen el número de fallecidos.  Y nos preguntamos el porqué de ese querer tapar lo inevitable cuando  en los móviles no cesan los mensajes de esas tristes noticias. Con los ojos no vemos  esas despedidas pero si las conocemos por los oídos.

Los honramos desde nuestro confinamiento con el temor de a quien tocará después. No tiene sentido ocultar sus nombres porque así la incertidumbre es mucho mayor. Cierto es que jamás hemos padecido nada igual a lo que está sucediendo pero las heridas no se cierran si antes no se curan. Y ahora es tiempo de lamentarse y de llorar por los nuestros; así nos lo dice el Eclesiastés: El autor de este Libro es un “Sabio” de mediados del siglo III a. C. que pone sus reflexiones en boca del ECLESIASTÉS, palabra griega que significa “predicador”. Y nos habla de la relatividad de la vida para adentrarnos en la común unión con Dios y, que a pesar del infortunio, no dice que no debemos perder la esperanza.

Por lo tanto se nos advierte  que hay tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar. Y en estas redes estamos viviendo. Personalmente  creo que como  nos dice a través del Evangelio  Jesús de Nazaret; la verdad nos hace libres.  Libres para gemir y libres para reconocer nuestro pesar y dolor por este momento que  estamos viviendo en la aldea global, tan vencida a pesar de creerse tan poderosa. Libres para saber quiénes se nos mueren y llorar sin rendirnos porque no somos niños a los que hay que proteger de la tragedia. Para vencer hay que conocer al enemigo y nuestro enemigo es tan poderoso y cruel que ocultarlo es retroceder para terminar con él.

Estamos recluidos  en nuestros pequeños hogares pero a pesar de todo es primavera  y si estamos atentos podremos escuchar su llamada y sus sonidos.

Escuchemos su llamada a pesar de estar amurallados. Escuchemos a la naturaleza y aprendamos que nos necesitamos unos a otros y también a ella.

Natividad Cepeda

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