La evolución de las prácticas y técnicas de cultivo se fueron modificando sustancialmente con claras diferencias en la situación del cultivo tradicional.
Las razones de esta expansión se deben a distintas circunstancias de todo tipo y que, esencialmente, se produjeron como consecuencia de la propia estructura de las explotaciones de nuestra comarca, ya que al tratarse de orientaciones eminentemente vitícolas, existe un período, concretamente el estival, en que la mano de obra necesaria para el cultivo de la vid, resulta ser pequeña. El agricultor buscó una planta que ocupara esa mano de obra durante esos cinco o seis meses, encontrando en el melón y la sandía las plantas ideales para esa ocupacionalidad de la mano de obra agraria.
Si a esta circunstancia unimos la excelente adaptación de estas plantas a las características de los suelos y la gran calidad que se obtienen de los frutos, el resultado final, hoy por hoy, ha sido que la instauración de la planta sea una realidad y una garantía para las explotaciones agrarias como complemento de la producción vitícola.
Incluso recordemos que el melón se ha cultivado en algunos casos como cultivo asociado a la viña.
Ni que decir tiene que la utilización de plásticos, en lo que se ha llamado acolchado del melón, ha sido otro paso definitivo de la evolución del cultivo hay en día norma efectiva de todas las plantaciones de melón.
Las primeras modificaciones comenzaron con las siembras semimecánicas en una primera fase con semillas que se introducían en sembradoras manuales automatizadas mecánicamente y la colocación de los primeros plásticos en las líneas de siembra con máquina acoplada al tractor. La mecanización con tractor y cuba, sustituyeron a los tratamientos típicos con mochila, consiguiendo unas aplicaciones más racionales y más eficaces.
En cuanto a las variedades se comenzaron a sembrar ciertas subvariedades de la variedad “Piel de Sapo” que llegaron a tener cierta fama y popularidad como la variedad “Gigante”; “Pipa de Oro” y una de las que mayor preponderancia tuvo durante un tiempo hasta la aparición de las variedades híbridas como fue la subvariedad “Reque”.
La desaparición del riego a pie y del riego por aspersión, sustituido por el riego por goteo fue el paso definitivo hacia un tipo de cultivo más moderno y más práctico. En la mayoría de los casos el agricultor ha buscado de forma fundamental disminuir la mano de obra, por lo que se han desaparecido las siembras a mano, los aclareos manuales, el excesivo escalonamiento de las recolecciones, la fertilización manual; todas ellas han producido unos gastos variables mayores del cultivo compensado con unas mayores producciones.
Por fin el paso definitivo ha sido la utilización de plantones producidos en invernadero que terminó definitivamente con lo que hemos llamado el sistema tradicional de nuestra comarca. Esta situación produjo serias e importantes modificaciones finales en el cultivo, pues al mismo tiempo que se comenzaron a utilizar plantones se produjo igualmente la introducción de variedades híbridas que inundaron y siguen inundando en cada campaña los mercados actuales.
En definitiva podemos decir que el paso de un sistema tradicional al actualmente realizado por nuestros agricultores en el cultivo del melón ha permitido las siguientes mejoras:
Los trasplantes con plantones han permitido evitar la problemática de la mala nascencia y de los aclareos a mano y la posibilidad de ampliar el calendario de siembra.
La famosa enfermedad conocida como “muerte súbita” ha desaparecido, así como la existencia de una menor proliferación de ataques de cenicilla en los melonares.
La recolección se disminuye en cuanto al número de cortas recogiendo frutos con una mayor homogeneidad.
Un claro aumento de la producción unitaria, sin merma de la calidad, por disminuir el número de frutos destriados.
Un mayor control de la fertilización y una aportación más racional de nutrientes durante el desarrollo vegetativo de las plantas al poder introducir los fertilizantes y productos fitosanitarios en el mismo riego por goteo.
En resumen al cultivo moderno del melón pasa por las siguientes fases:
Preparación del terreno, abonado orgánico, marcado de las líneas de plantación, colocación de los ramales del riego por goteo, colocación de láminas de plástico, colocación de plantones y las características necesidades del cultivo: abonado mineral, riego, tratamientos fitosanitarios y llegar a la recolección.
En definitiva las mayores ventajas de la modernización del cultivo superan al cultivo tradicional con que se iniciaron las primeras siembras del melón.
Hoy en día podemos decir que los melones producidos en la Mancha gozan de una bien ganada fama a nivel nacional por su calidad y su excelente conservación, como lo atestiguan la excelente demanda de nuestros productos a nivel nacional y en la exportación.
Indudablemente los mercados son los que influyen en las superficies que se siembran todas las campañas, siendo de carácter alternativo, puesto que a años de buenos precios suceden a la campaña siguiente una de bajos, como consecuencia de que el agricultor se anima a aumentar las superficies de siembra para la siguiente campaña y viceversa.
No obstante la comercialización actual a precio acordado viene siendo ya una pauta habitual en la mayoría de los productores individuales, lo que de alguna manera garantiza una cierta seguridad de precios, incluso al inicio de campaña.
