Virgen de las Viñas Tomelloso
Cuadernos Manchegos
Cuadernos Manchegos

“Murió el Conde, pero no su nombre”

Queremos decir que la fama, popularidad o modo de ser de una persona no acaban con su fallecimiento, como queriendo decir que hay personas que dejan huella en vida o una vez fallecido.

“Vísteme despacio, que tengo prisa”

Tinto Roble Vinícola de Tomelloso

Con esta expresión queremos indicar que para hacer las cosas bien no es necesario precipitarse, porque finalmente no terminan en buenas condiciones.

Su origen tiene varios pretendientes. En un primer caso se comenta que el emperador romano Augusto les decía a sus esclavos cuando le vestían: “Apresúrate lentamente” Frases parecidas se han atribuido a Napoleón Bonaparte y Carlos III. Además en uno de su Episodios Nacionales, Benito Pérez Galdós escribió que Fernando VII estaba junto con su ayudante dispuesto a  acudir a una reunión de gran importancia. La persona que vestía al rey intentaba hacerlo lo más pronto posible, pero no acertaba a conseguirlo correctamente acuciado por las prisas y fue cuando el rey le regañó diciendo “Vísteme despacio que tengo prisa” y parece ser que ya se tomó como un léxico popular a partir de aquel entonces.

“Más vale maña que fuerza”

Con esta expresión indicamos que para conseguir o hacer algo es mejor utilizar la inteligencia antes que emplear la fuerza.

El origen se atribuye al hecho del asalto de los franceses a Zaragoza, cuando Agustina de Aragón recogió la antorcha del suelo y la puso en el cañón, por lo que al oír la explosión los franceses se retiraron y los maños indicaron esta frase indicando que “Más vale maña que fuerza” aludiendo a que los zaragozanos se llaman maños.

Libro Cuevas de Tomelloso

“Las cuentas claras y el chocolate espeso”

Se habla de la necesidad de que las cosas tienen que ser como deben de ser, sin ambages, ni trampas, sobre todo en el aspecto del dinero.

Todos reconocen que esta frase tuvo lugar cuando un monje español trajo de las américas unas plantas de cacao que llevó al Monasterio de Piedra en Zaragoza. Cuando las probaron notaron que tenían un sabor amargo que no gustó.

 En 1532, las monjas del convento de Oaxaca, comenzaron a agregar azúcar al cacao, lo que mejoró considerablemente y fue muy apreciado en Europa y en España, sin embargo en Francia se hacía este chocolate más diluido con leche y la polémica se mantuvo hasta que finalmente la mayoría aceptó que lo mejor era el chocolate espeso, de donde nación esta frase que originariamente era “Las cosas claras y el chocolate espeso” a la española.

“Nunca llueve a gusto de todos”

Quiere decir que nunca todo el  mundo está de acuerdo con algo y siempre los hay que opinan otra cosa distinta.

Su origen procede de la transmisión oral del  mundo rural, refiriéndose concretamente a los periodos de precipitaciones en el los cultivos.

“En todas partes cuecen habas”

Tratamos de explicar que por muy propias que ocurran las cosas en un lugar o de una forma determinada también ocurren las mismas cosas en otros lugares y que los casos son también iguales para otros.

Aunque el origen no se ha conocido exactamente, solamente tenemos la versión más larga que aparece en El Quijote con la expresión: ”en otras casas cuecen habas; y en la mía a calderadas”, que pronuncia Sancho Panza, y está  incluida en el capítulo II.

“El que hizo la ley hizo la trampa”

Este dicho indica que el que legisla o establece nuevos criterios, al mismo tiempo busca la salida o la forma de eludirla y no espetarla.

Procede de la tradición que existía en los monjes del Tibet de disponer de unas restricciones a la hora de realizar ciertas comidas y específicamente con la de tener únicamente autorizado comer carne de animal marino. Los monjes llegaron a un momento de estar cansados de comer siempre peces y entonces se les ocurrió llamar al jabalí “ballena silvestre”, con lo que eludieron el compromiso y comenzaron a comer este animal.

“Poner las manos en el fuego”

Aseguramos con esta frase que no dudamos en absoluto de alguna persona y que estamos seguros de su forma de ser o su comportamiento o por algún hecho o acción cometida, aseverando estar en disposición de encontrarnos totalmente convencidos.

El origen de esta frase proviene de la existencia de una forma de dilucidar la veracidad de un hecho  y de dar solución a algo, utilizando la fórmula de pasar con un hierro candente  la palma de la mano de los que dilucidaban los hechos y se daba la razón el que no tenía mancha o dolor por ello, por lo que representamos que podríamos la mano en el fuego por estar convencido de lo que decimos o hacemos.    

.