Virgen de las Viñas Tomelloso
Cuadernos Manchegos
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Otros pocos refranes más de nuestros dichos populares que siguen llenando las frases y comentarios que diariamente mantenemos en general con distintas personas y en distintos lugares  y que engrandecen nuestro vocabulario.

“A quién madruga Dios le ayuda”

Frase que indica que a la persona que madruga se le supone una voluntad de trabajo encomiable y tendrá buenas perspectivas futuras.

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No tiene un Origen concreto y se ha transmitido oralmente, existiendo precedentes de El  Lazarillo de Tormes en el siglo XVI y también se la conoce en El Quijote.

“Ande yo caliente y ríase la gente”

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Es un refrán que indica que estando la persona bien y cómoda, no le importa en absoluto lo que opinen o digan los demás.

Como el anterior es de transmisión oral y Luis de Góngora ya lo plasmó en un poema con el mismo título y letrilla.

“Es como el perro del hortelano que ni come ni deja comer”

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Se trata de una persona que no hace algo que debe hacer, pero tampoco deja que lo haga nadie.

El origen procede de una fábula de Esopo de los siglos VII y VI a.d.C., en el que el buey le decía esta expresión al perro del huerto. La explicación es que los perros no se comen las hortalizas, pero si cuidan el huerto y tampoco dejan que ningún animal lo haga.

“Todos los caminos conducen a Roma”

Quiere decir que existen muchos caminos parar llegar a un lugar o maneras de hacer las cosas para conseguir un objetivo.

Parece que se reconoce que esta frase procede de cuando el emperador Augusto erigió un monumento llamado “Milliarium Aureum” en el añ0 20 a.d.C. y que era el lugar desde donde partían todas las calzadas romanas y por extensión se transmitió esta expresión.

“Dar un cuarto al pregonero”

Siempre que nos expresamos así queremos indicar que cualquier noticia es capaz de divulgarse con facilidad cuando se lo cuentas a ciertas personas, porque son capaces de contárselo a cualquiera y son incapaces de guardar un secreto o una noticia.

 El origen de esta expresión proviene de la costumbre que existía en los pregoneros de los pueblos de gratificarles para divulgar mensajes, informes, comunicaciones de bodas, noticias, además de su propia profesión de pregonero de las noticias oficiales. Por estos servicios extraordinarios se les solía remunerar con un cuarto, que era una moneda que se acuñó en el siglo XIV y perduró hasta el siglo XIX, que era de cobre y equivalía a cuatro maravedís.                  

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