Virgen de las Viñas Tomelloso
Cuadernos Manchegos
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“De la suegra y el doctor, cuanto más lejos mejor”

Este dicho no necesita mayor explicación, pero, por matizar algo esta frase, existe una diferencia muy clara. Las suegras, en general, pueden dar lugar a ciertos problemas de tipo familiar, mientras que los doctores suelen quitarte los problemas corporales y algunos hasta los mentales, mientras que cuando las suegras se ponen molestosas no hay más remedio que acudir al médico.

Fundación Elder

 “A buen entendedor con pocas palabras bastan“

Muy usado y popular. Este refrán se refiere a una entrevista que concedió a un pobre el cardenal Mazarino y cuando llegó le indicó al pobre que le  dijera lo que le pasaba en dos palabras. El pobre hombre dijo: “Hambre, frio”, a  lo que el cardenal le dijo a su secretario una disposición en dos palabras: “Comida y ropas”.

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“El que se consuela es porque no quiere”

Cuentan que un señor estaba almorzando en un restaurante y un camarero, que llevaba en la bandeja varias bebidas y licores, tropezó y se los echó encima al cliente.

El afectado se volvió al camarero y le dijo: “Menos mal que eran Martinis secos”.

“Perro de muchas bodas, no comió en ninguna por comer en todas”
 Este refrán asignado a la Mancha, habla de que una vez existía un perro muy glotón y que se empeñó en querer ir a comer a dos bodas en el mismos día y que precisamente los pueblos elegidos eran Olías y Cabañas en Toledo, pero no pudo llegar a  ninguno de los dos a tiempo, por lo que se quedó sin poder comer.

“Más vale tarde que nunca”

Proviene de cuando Diógenes Laercio-filósofo griego- ya viejo, quiso aprender  solfeo, y le dijeron que era muy viejo para aprender eso, a lo que contestó: “Más vale tarde que nunca”.

“De pobres pañales, obispos y cardenales”

Un muchacho que era de familia humilde y su padre se dedicaba a fabricar velas, pudo estudiar e hizo la carrera sacerdotal llegando a conseguir ser obispo de Nimes. En una ocasión tuvo una conversación con un prelado de origen noble que le indicó que cómo era posible que hubiera llegado tan alto, a lo que el  obispo de Nimes le dijo que se imaginaba que si él hubiera sido de familia humilde no hubiera pasado de fabricante de velas.

“Así se abre, así se cierra y así se guarda en la faltriquera”
Este refrán es curioso. Un hombre un día ofreció su tabaquera a otro señor y éste, ni corto ni perezoso se la guardó. Al cabo del tiempo no devolvía la tabaquera, así que un día que se encontró con él le indicó que le dejara la tabaquera porque tenía un secreto muy importante escondido en ella y, una vez que la tenía en su mano, le dijo: “Así se abre, así se cierra y así se guarda en la faltriquera”.

“Ni chicha, ni limoná”

En Hispanoamérica la chicha era una bebida alcohólica, mientras que la limoná era una bebida sin alcohol, por lo tanto ni una cosa ni otra.

“Se le ve el plumero”

Cuando la defensa de Cádiz y la derrota francesa se creó una Milicia Nacional que iban vestidos con un sombrero de largo plumero y defendían las ideas progresistas. Pasado el tiempo derivó en “verse el plumero” como saber por dónde van los tiros de una persona.

¡Vete a la porra!

En el ejército y en los acuartelamientos la porra era un gran bastón que llevaba al tamborero mayor del regimiento y que se dejaba clavado en un lugar determinado del cuartel y allí era el lugar destinado a los soldados que incurrían en  alguna incorrección y eran castigados con esta frase que era habitual en su utilización: “¡Vete a la porra!

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