Cuadernos Manchegos
Imposible deshacer los cantos de sirena en Tomelloso

Imposible deshacer los cantos de sirena en Tomelloso

Si se pudiera deshacer lo andado  sería grato para todos pero ya no es posible hacerlo en este pueblo orgulloso de sobrevivir  sin ayudas de nadie. Se nos ha desmoronado la confianza en quien dirige la orquesta de nuestra sociedad. Se nos ha deshecho como polvo de talco entre las manos. Y aunque se nos dan consignas para espantar al miedo nos lo tragamos sin decirlo y sabe peor que un mal vino.

En esta tierra alta de viñedos nuestra libertad  son nuestros campos, dentro de ella, y por ella, cabemos todos. Nuestra libertad la practica el camionero que cruza autovías internacionales y el que nos trae frutas y pescados. También el que conduce  autobuses, taxis y furgonetas y el que transporta en cisternas nuestros caldos para venderlos después como si fueran crianza de otras tierras.

Nos exigimos mucho a nosotros mismos, y poco a los demás, porque no esperamos nada de nadie. Gozamos, quizá, como adolescentes que sueñan en conseguir sus sueños, haciendo del pueblo nuestro edén, porque sin pueblo propio nadie tiene raíces.

Vivimos fuertemente seguros anclados a este orgullo individual que nos ha privado de prebendas y ayudas. nos miramos el ombligo con la testarudez de salir adelante sin necesidad de limosnas.

Pero ahora entre los hilos de las cepas se pasea la muerte tocando con sus dedos fríos a los hijos del pueblo. Y sabemos que si la muerte no cesa llegará el olvido. Se nos ha prohibido contar los que se mueren y las cifras dadas no son reales. Se nos ha despojado de identidad al no poder pronunciar los nombres de vecinos y amigos, esos que se nos van a diario como gotas de un barril carcomido. A diario el sepulturero entierra a diez, catorce, dieciséis, doce, ocho…Hace semanas que descubrí asombrada que en tres días habían fallecido veinte; y pensé que aquello no era normal. Después  se hizo el silencio y los nuestros se nos fueron muriendo como hojas de otoño caídas en silencio.

Había que callarse y ocultarlo, como si nuestros paisanos fueran viles delincuentes. Se nos informó que se oponían a las esquelas mortuorias las familias. Dejamos de sumar como habitantes del pueblo y perdimos la libertad de conocer la verdad de lo que estaba sucediendo. Y pensé ¿de qué me sirve la Democracia si se ahoga la libertad de conocer la verdad? Y nos quedamos incomunicados asistiendo a escuchar que nuestros muertos no morían.

Pero empezaron con profusión a decirnos los unos a los otros los nombres de los que se nos estaban yendo, el amigo con el paseaba, la señora que no compra el pan, la que no acudía a la peluquería ni hacía su compra, el fontanero que se le moría su padre, la modista que estaba internada, las familias que perdían padres, madres, hermanos…y vimos que aquello no era lo que nos decían. Se nos ha llamado la Wujan de España y somos noticias en medios nacionales y a pesar de ser “famoso, Tomelloso” seguimos sumando fallecidos a diario.

Mirando fechas hacia atrás Stockalia  se celebró en el Pabellón de la Ciudad Deportiva con la participación de  110 estands o tiendas, siendo inaugurado el día 6 de marzo por la tarde y estuvo abierto el sábado día 7 y el domingo día 8 con alta participación de público. La manifestación del 8 de marzo en Tomelloso según los medios informativos fueron alrededor de un millar de mujeres y hombres, el lunes siguiente el popular mercadillo de los lunes se celebró también; seis días después se nos dijo que entrabamos en un tramo peligroso. En esas fechas los fallecidos ya eran un número elevado.

Casi nadie escuchaba lo que se decía en medios nacionales e internacionales. Después se nos ha parado el pulso de la vida a nuestro alrededor. Nos dice Sancho en el Quijote… ¡Ay señor, señor, en Orihuela hay más mal del que suena  Así es, en Tomelloso hay muchos más difuntos de los que se publica y dicen. A estas alturas del drama sabemos que ya dejaron de cumplir años muchos de los nuestros y que el canto de sirenas nos los ha matado. Ahora recurro de nuevo al Quijote de Miguel de Cervantes, y pienso que muchos también pensarán aquello de “cuál te veo, tal te guzgo y tal te creo”, por lo que la credibilidad de quienes tienen la responsabilidad de los pueblos, está quedando en descredito.

Nos dice Antonio  Gala: “La verdad se vive, no se enseña; es el resultado de incalculables luchas y de infinitas vacilaciones.” Mal camino para confiar  es éste si además de llorar carecemos de confianza y esperanza en quienes jamás, deberían defraudarnos.

Natividad Cepeda