Cuadernos Manchegos
Tradición Rural y Música Sinfónica

Tradición Rural y Música Sinfónica

Aunque parezca que ambos conceptos no pueden ser compatibles, el pasado mes de julio, tuvo lugar el primer concierto que consiguió maridar, como un buen vino con un buen plato, la tradición de un pueblo orgulloso de su pasado con una de sus bandas de música que es el presente y el futuro cultural de la Villa de Torre-Pacheco.

Bajo un cielo generosamente estrellado y en un marco incomparable, a los pies del majestuoso Molino de El Pasico, la Unión Musical de Torre-Pacheco obsequió a todos los presentes con un concierto sublime que hizo las delicias del público.

Momentos antes del comienzo del concierto, una bella estampa de músicos arremolinados, nunca mejor dicho, en torno al molino de El Pasico, se sentían tanto protegidos como abrazados por ese gigante quijotesco que con sus brazos abiertos y todo su velamen desplegado, conjuraba cualquier mal que pudiera suceder y aseguraba el éxito del evento.

El molino de El Pasico es un símbolo para la localidad de Torre-Pacheco, un ingenio mimado por los Pepe Nieto, padre e hijo, molineros que guardan en sus manos los secretos ancestrales transmitidos por vía oral y que, generación tras generación, enseñan el arte de domar los vientos que cruzan el Campo de Cartagena para que todos los vecinos puedan conocer los modos de vida de mediados del siglo XIX, haciéndolos accesibles, hoy en día, ya bien entrados en el siglo XXI, a cualquiera que tenga interés en conocerlos. Unos modos de vida y unos conocimientos que se perderían para siempre si nadie se hubiera molestado en conservarlos y que, en estos tiempos de avances tecnológicos superlativos, nos parecen más propios de otras épocas mucho más pretéritas de lo que realmente son.

El acto tuvo lugar un 26 de julio de 2017 ante un público que abarrotaba las localidades y que se afanaba por buscar un sitio para escuchar el concierto entre las decenas de personas que permanecían de pie rodeando a la banda de música.

A la batuta, don Antonio García Gil, que mostró, como es habitual en él, su lado más pasional que no solo lo contagia a sus músicos, sino que lo extiende hasta el público presente e incluso daba la impresión de que el molino también se veía impregnado de esta pasión agitando con fuerza su velamen.

Todo el programa estuvo engalanado de obras cuyo tema principal era el viento, el molino, o ambos y donde no pudo faltar varios momentos dedicados al ingenioso hidalgo de La Mancha.

Concierto Torre-PachecoEl concierto dio comienzo con el pasodoble, Molinos de Viento, compuesto por don Francisco José Martínez Gallego. Un pasodoble de concierto que no cumple con las estructuras habituales a las que el público está acostumbrado a escuchar sino que tiene rasgos sinfónicos que le da un carácter distintivo y diferente.

A continuación se dio paso a una de las creaciones del gran compositor Valenciano Ferrer Ferrán: El Quijote. Una obra escrita para banda y narrador. D. José Antonio Artero, que hizo las veces de narrador, fue quien le dio este toque de calidad gracias a su amplia experiencia como locutor de radio donde sus palabras se entrelazaban con la música como si de un instrumento más se tratase. Ferrer Ferrán compuso esta obra para celebrar el 400 aniversario de la publicación de las aventuras del ingenioso hidalgo.

El concierto entraba en su máximo apogeo con una obra de un compositor estadounidense. Se trataba de música programática que esta vez centraba su interés en Sancho. Se interpretó el tercer movimiento titulado Sancho and the Windmills, perteneciente a la Sinfonía Nº3 de Don Quixote cuyo autor es Robert W. Smith. Cabe destacar de esta obra, el constante trabajo de los percusionistas que consiguen que el público pueda imaginar la torpeza de Sancho mientras “cuida” de la armadura y otros artes de su señor Don Quijote.

También hubo su momento para los niños, y no tan niños, con Colours of the Wind de Alan Menken y que es por todos conocido, pues esta obra forma parte de la banda sonora original del gran éxito de Disney, Pocahontas.

Tras ese guiño a los más pequeños del auditorio, se pasó a la interpretación de la obra más internacionalmente conocida. Se trataba de una selección del musical Man of La Mancha, uno de los musicales más conocidos y que ha sido justo ganador de cinco premios Tony. La obra destaca por su carácter melódico que atrapa a cualquiera que la escucha y que consigue que le transporte a las aventuras, dichas y sufrimientos de don Alonso Quijano.

El colofón del acto tuvo lugar con una obra de nuevo cuño del joven compositor pachequero, Antonio Campillo: Molinos de Viento. Una composición que aúna lo clásico del flamenco y del pasodoble y que, a través de la fusión de ambos, surge una obra con un marcado carácter contemporáneo y experimental. La Unión Musical de Torre-Pacheco tuvo la suerte de contar con el autor entre los músicos que, al ser presentado al público, estalló en aplausos y vítores por lo que el director decidió homenajear al autor y tocar de nuevo su obra.

Parafraseando al autor de El Quijote en su soneto dedicado a la bella ciudad de Cartagena, “con esto poco a poco llegué a puerto…” A ese puerto en donde las velas latinas que movían al molino empezaron a plegarse, sus palos cedían a la falta de resistencia del viento que ralentizaban sus movimientos a la vez que el público empezaba a diseminarse y, en pocos minutos, a escasear. Los músicos desaparecían como hormigas que no encuentran el rastro, deambulando y alejándose con sus instrumentos a buen recaudo. El silencio y la oscuridad volvían a apoderarse del paraje de El Pasico y, ahí quedaba de nuevo, orgulloso y erguido, mirando a la localidad de Torre-Pacheco, como lo hace desde 1844, deseando que llegue de nuevo el mes de julio para tener a su regazo, al cuidado, bajo sus palos, como si de los brazos de un abuelo protector se tratase, a un numeroso grupo de músicos que, con su arte, una calurosa noche de julio de 2017, le hicieron estremecerse y hasta llorar recordando tiempos pasados.

José Antonio Martínez-Pando