Los valores humanos que lleva implícita cada persona emanan de su propia forma de ser y entender el proceso vital y de manera muy especial cuando se hace necesario enfrentarse a situaciones tan inesperadas que obligan a demostrar la entereza del ser humano y sirven de ejemplo para el resto de personas.
Así nos encontramos con la admirable demostración de valor humano de una chica joven de 36 años llamada Rocío, que aproximadamente hace cuatro años comenzó a notar dolores en una de sus piernas con muchas molestias que no le permitían un correcto movimiento. Consultadas las distintas dependencias médicas detectaron la existencia de un melanoma, por lo que era necesario actuar sobre la pierna para evitar mayores complicaciones. Con tal motivo, y tras los controles médicos pertinentes, se le realizó una cirugía ambulatoria sobre el melanoma y posteriormente se realizaron las consiguientes pruebas y análisis de comprobación de los resultados de la operación. Fue pasando el tiempo, pero el estado de la pierna no mejoró, los dolores seguían en aumento imposibilitando la movilidad de su cuerpo. La única solución según recomendación médica para paliar los dolores fueron el uso de morfina que actualmente sigue tomando, pero no hay mejoría en su pierna. Nuevas pruebas, nuevas visitas a médicos, incluso privados y no se ha podido determinar qué es lo que realmente padece, pues no ha existido una confirmación clara de la situación real de la enfermedad. El proceso ha continuado con mayores complicaciones como problemas de funcionamiento de los riñones, por lo que se ha tenido que colocarla sondas para eliminación de líquidos, así como otras complicaciones de diversa índole.
En todo este tiempo Rocío ha sabido estar a la altura de algo tan grave puesto que a pesar de los dolores ha sabido mantener su cordura, su sensatez y ha seguido con la rutina de visitas a consultas y pruebas, sin que, a pesar de sus fuertes dolores, se haya podido observar en su forma de ser, de actuar, en definitiva en su comportamiento, ningún lamento, sabiendo transmitir a sus familiares una madurez poco común, cuando quizá muchas otras personas no hubieran podido llevar el calvario de medicaciones durante casi cuatro años y con el total desconocimiento de lo que realmente está pasando en su cuerpo.
La situación actual de Rocío está marcada por el proceso degenerativo que sigue incrementándose. Desde hace tiempo necesita andador y utiliza silla de ruedas para desplazamientos largos y los dolores persisten y no han disminuido.
La desesperación es muy grande, ya no solo porque haya llegado a la situación actual, sino por el hecho de no haber encontrado una definición concreta de lo que en realidad padece, que es lo que le produce una sensación de inseguridad por no saber cómo puede evolucionar en el futuro inmediato, ya que las personas expertas que son profesionales no han dado una respuesta o nombre de la realidad de la enfermedad.
Es necesario entender que el no tener seguridad sobre qué tipo de enfermedad está padeciendo produce un desconcierto que no conlleva a disponer de al menos alguna tranquilidad. El pensamiento de no conocer con prevención lo que pueda ocurrir produce un estado de ánimo de incertidumbre y de inseguridad en la familia que desconoce el proceso a seguir.
En definitiva se hace de todo punto necesario el poder disponer de una certidumbre que permita poder tomar decisiones en la evolución de la enfermedad y recuperar el seguimiento que Rocío perdió a consecuencia de la crisis sanitaria del COVID-19 cuando se tuvo que cerrar la unidad del dolor oncológico.
