Las plantaciones de pistacho se han introducido como cultivo desde hace ya varios años y ha supuesto el aprovechamiento de terrenos de escasa ocupación, sustituyendo a cultivos dedicados a cereales con las ventajas de unas escasas necesidades de riego, por ser planta originaria de secano y una floración tardía que permite poder evitar las heladas primaverales.
Hay que destacar que esta planta ya tiene su representación de forma silvestre en nuestra comarca desde hace muchos años y la podemos encontrar con facilidad visitando el monte de la zona del pantano de Peñarroya de forma espontánea y precisamente utilizada como patrón para los injertos previamente seleccionados y a la que conocemos como “cornicabra”.
También se la denomina “alfóncigo”.
Las referencias más antiguas lo sitúan en el siglo VI antes de J., parece ser que fueron los asirios y persas. En Europa se tienen referencias de existir en el siglo III a. de C. A inicios de nuestra época se introduce en Roma y en España ya se conoce en la misma época. Como cultivo se conoce en la dominación árabe y llegó a su máximo hasta la Edad Media, para luego ir desapareciendo paulatinamente, hasta estos últimos años en que su producción se está extendiendo de nuevo.
El pistacho es una planta procedente de Grecia, Siria, Irán, Turquía, Pakistán y Oeste de Afganistán.
En España existe como planta silvestre y espontánea y se conocen árboles del mismo género: Pistacia terebinthus L., conocido como “cornicabra” y Pistacia lentiscus, conocida como “lentisco”. Como planta cultivada apareció en Asia Occidental y hoy en día está extendido en Australia, Canadá y Estados Unidos, donde la producción es importante.
En España se ha extendido con prontitud por distintas regiones.
La planta cultivada pertenece a la familia de las Anacardiáceas y se denomina botánicamente Pistacia Vera L., y conocida también como “alfóncigo”, mientras que la especie silvestre que actualmente se utiliza como patrón es precisamente Pistacia terebinthus L. que denominamos cornicabra.
Es un árbol con crecimiento erecto progresivo con ramas que contiene hojas pinnadas de tres a cinco foliolos. Las plantas son dioicas teniendo árboles con flores masculinas y árboles con flores femeninas, por lo que en las plantaciones es necesario disponer de ambos en las plantaciones aconsejándose a una cantidad de polinizadores (árboles machos) de un 12 por ciento.
Las flores no tienen pétalos y aparecen en grupos de inflorescencias llamadas panículas.
El fruto es una drupa, con una cáscara que protege al fruto de forma similar como ocurre con el fruto de la almendra.
Su cultivo está muy extendido en los países mencionados. Por su superficie y producción Irán ha venido siendo el principal productor, seguido de Estados Unidos, Turquía y Siria.(según gráficos).
En la situación actual Estados Unidos ha superado a Irán y en la campaña 2019 produjo 375.000 toneladas, mientras que Irán proporcionó 195.00 toneladas.
En la Unión Europea el principal país productor es Italia, seguido de Grecia, mientras que el resto de países tienen que importar pistachos.
En los últimos años el país que mayor incremento de superficie ha tenido ha sido Estados Unidos, mientras que el resto de países competidores ha venido disminuyendo.
Las producciones son oscilantes según años.
En España la superficie se ha incrementado vertiginosamente, pasando de las iniciales 150 hectáreas a las actuales 40.000 has., distribuidas por varias regiones. La principal productora es Castilla-La Mancha con 30.000 has existiendo cinco empresas/agrupaciones que comercializan el producto en nuestra región y que suponen unas 2.000 toneladas de pistacho de las 3.000 toneladas que se produjeron en España en la campaña 2019. Y ya existen plantaciones en Lérida, Extremadura y algunas provincias andaluzas, que han intensificado su cultivo. Prácticamente entre Castilla-La Mancha y Andalucía cubren el 95 por ciento de la producción española de pistacho.
El consumo se efectúa como fruto seco directamente. Las semillas se utilizan en la preparación de numerosos productos de confitería y heladería. También las semillas son utilizadas en la elaboración de cosméticos y con los taninos integrados en sus semillas se preparan colorantes. La madera del árbol es dura y persistente habiéndose utilizado como combustible en hornos y calderas.
El fruto del pistacho es considerado como fruto seco y de forma similar a otros - nuez, avellano, almendro - tienen unas similares cualidades. Una de las más importantes es la de contener altos contenidos de proteínas, vitamina A, vitamina B1 y vitamina E, hierro y potasio. Produce efectos antioxidantes y por su gran contenido en ácido oleico, reduce los problemas del colesterol.
Su uso principal ha sido como colorante, pero también en medicina popular se utiliza para el dolor de dientes y hasta para la esclerosis del hígado.
Al ser un árbol que necesita polinización cruzada es necesario incluir plantas masculinas y por su difícil propagación es necesario proceder a su injerto.
La variedad femenina más impuesta y generalmente de mayor presencia en las actuales variedades españolas se encuentra la “Kerman”, que procede de Irán, que posee unas buenas características de resistencia a sequía y a heladas y entre las masculinas la “Peters” es la más utilizada.
La búsqueda de nuevas variedades se centra fundamentalmente en nuevas plantas de menor producción de frutos vacíos y de resistencia al hongo Verticillium, con patrones de mayor resistencia.
El consumo del pistacho siempre ha ido unido a producto delicado y de consumo especial y exquisito.
Se cuenta que en los días de luna llena los amantes se sentaban debajo de un pistachero para oír crujir el abrir de los frutos lo que daba señal de buen porvenir.
No hemos encontrado ningún refrán, dicho o proverbio sobre esta planta,
En el reino famoso de Saba, el consumo de pistacho era únicamente permitido a la familia y corte real.
