Con la llegada del 30 de julio, Ciudad Real se inunda de “pañuelos de yerbas” y la limoná corre de vaso en vaso. Como en tiempos de pandemia esto no será posible, las principales instituciones de la capital provincial han querido celebrar un acto simbólico y hacer una llamada a la responsabilidad. José Manuel Caballero, como presidente de la Diputación, ha colocado la prenda más representativa de la Pandorga a la estatua en homenaje a la mujer manchega, y conocida por todos como “la Dulcinea”, que se encuentra en el centro de la ciudad. Junto a él han estado la vicepresidenta, M.ª Jesús Villaverde, la alcaldesa, Pilar Zamora, la concejala de Festejos, Eva M.ª Masías, y el presidente de la Asociación de Pandorgos, Agustín Cantero.
En cada una de las palabras que todos han dirigido a los vecinos de Ciudad Real ha habido un mensaje de civismo, de cara a contener la emoción de esta fiesta tan tradicional y puesto que, debido a la crisis sanitaria de la COVID-19, no se permitirán las aglomeraciones.
Para Caballero ha sido un honor vestir con este pañuelo, “símbolo de nuestra historia y nuestra cultura”, a la mujer manchega, ya que la Pandorga pone en valor los orígenes desde el trabajo, el compromiso y el afán de hacer avanzar a las familias y sirve de reconocimiento a ella. Y eso no va a cambiar este año, dice Caballero, pues “la Pandorga se puede y se debe celebrar” apelando a la responsabilidad de todos, sin poner en riesgo nuestra salud ni la de los demás, en un ámbito más íntimo y “recordando a toda aquella gente que ya no está con nosotros”.
Tras estas declaraciones, también se ha impuesto la prenda a la figura de homenaje al Pandorgo situada en los Jardines del Prado y con la misma intención de homenaje.
