Greenpeace expresa su rotundo rechazo ante la tala del ficus centenario en la ciudad de Sevilla y pide al ayuntamiento que tome medidas para frenar los efectos del cambio climático en la ciudad.
A pesar de las protestas de las personas que han estado tratando de evitar la tala de este magnífico árbol centenario emblema del barrio de Sevilla, el martes 16 de agosto la Gerencia Municipal de Urbanismo concedió el permiso para dicha tala en respuesta a la petición de la Iglesia de San Jacinto; y el miércoles 17 terminaron por dejar al árbol completamente mutilado.
Greenpeace expresa su rotundo rechazo ante la tala del ficus centenario de la Iglesia de San Jacinto de Sevilla. Y considera que el Ayuntamiento podría haber buscado mediante esos especialistas, dentro de un equipo multidisciplinar, una solución que permitiera la convivencia del ficus con el templo. La conservación de zonas verdes y arbolado en las ciudades es una medida necesaria para paliar los efectos del cambio climático y las altas temperaturas, como las sufridas en Sevilla durante este verano.
Actualmente, el juzgado de lo Contencioso Administrativo número 9 de Sevilla, ordenó la paralización cautelar de la tala y ha dado al Ayuntamiento tres días para que alegue contra el mantenimiento de la suspensión de la tala, o a favor de que se suspenda definitivamente para así tratar de salvar lo que queda del mutilado árbol. La organización ecologista considera que estamos ante la posibilidad de recuperar este emblemático ficus. No debemos olvidar que el Ficus Macrophylla es un árbol que está dentro de las especies protegidas y además forma parte del Patrimonio Histórico de la ciudad.
Greenpeace apoya la labor de los/as vecinos/as de Triana y activistas de Sevilla para la defensa del ficus centenario y señala su total apoyo a estos. A pesar de estas muestras de acción ciudadana y defensa de la naturaleza, desde hoy 19 de agosto, cualquier acción física directa de ayuda al árbol, como regar, tapar heridas y demás, por parte de los vecinos u organizaciones de jardineros está prohibida por el Ayuntamiento.
La organización ecologista pide la recuperación de este árbol, con más de 100 años de historia, y el inicio de un plan de mejora de la sostenibilidad de la ciudad basado en los 9 retos que Greenpeace presentó al ayuntamiento de Sevilla el año pasado. El arbolado urbano es una herramienta para paliar los efectos del clima en las ciudades y la ciudad de Sevilla que está sufriendo temperaturas extremas, necesita más árboles que den sombra a las personas, que refresquen el ambiente ante las olas de calor cada vez más frecuentes y duraderas, que generen oxígeno y capturen CO2. En definitiva, zonas verdes para ser una ciudad verde y no desértica.
