El castillo de Guadalerzas se encuentra en lo alto de un montículo en el término municipal de Los Yébenes, provincia de Toledo, y a 18 kilómetros de esta población, en un valle del mismo nombre y al pie del río Bracea, en un paraje de gran belleza.
Este castillo tiene una historia curiosa por sus numerosas utilidades y las distintas ocasiones en que se ha empleado.
Historia
Es una fortaleza construida seguramente hacia el año 1078 por los árabes como fortaleza defensiva. Con la conquista de Toledo por Alfonso VI en 1.085, el castillo árabe prácticamente desaparece y sobre sus ruinas se construye uno nuevo que es el que actualmente conocemos, terminado en 1178. El castillo pasa a manos cristianas, bajo el control de las distintas Órdenes militares: Temple, San Juan y finalmente la Orden de Calatrava, actuando como torre defensiva contra los árabes. Encontrando la posibilidad de poder curar a los enfermos se convirtió en hospital, llamado de Godalferga. Con la derrota de Alarcos en 1.194 volvió a pasar a manos de los árabes, para finalmente con la victoria de las Navas de Tolosa en 1.212, volvió a ser de dominio cristiano, en una posición fronteriza con los musulmanes, por lo que siguió actuando como Hospital durante mucho tiempo. Posteriormente el hospital dejó de tener tanto interés ya que las continuas victorias cristianas alejaban del frente de batalla la ubicación del castillo, pero siguió agrandándose y añadiendo nuevos departamentos y servicios, recogiendo privilegios de varios tipos, como los derechos de montazgo sobre la ganadería y la ayuda en maravedíes de parte de las aljamas de los judíos. Ya en el siglo XVI, Felipe II vendió el castillo al Cardenal Silíceo para que se instalara el Colegio de las Doncellas Nobles de Toledo. El castillo durante muchos siglos perteneció a la nobleza, pero a partir del siglo XIX se fue abandonando hasta la fecha.
Edificaciones
El castillo ha sufrido distintas modificaciones, fundamentalmente en forma de ampliaciones y en el montículo, aún sin descubrir, posiblemente se encuentren restos de la primitiva edificación árabe y a la vista con mayor claridad se pueden contemplar las sucesivas modificaciones realizadas por los cristianos.
Posee un recinto amurallado y una torre del homenaje rectangular de tres pisos y 20 metros de altura y un gran patio de armas. Las habitaciones y salas se encontraban en los distintos pisos. En el siglo XIX, con la desamortización de Mendizábal, fue vendido a un particular. Sobre 1870-1872, don Matías Nieto Serrano acondicionó el castillo para permitir se utilizara como vivienda, arreglando y poniendo almenas y chimeneas.
Situación actual
El castillo se encuentra abandonado, aunque últimamente se están preocupando por rehabilitarlo, porque se ha creado una asociación que intenta hacerlo posible.