Virgen de las Viñas Tomelloso
Cuadernos Manchegos
Cuadernos Manchegos

Cuéntase que se cuenta, cuéntase que ocurrió que hubo dos personas que se escribieron cartas mutuamente por unas causas o motivos que no se conocen y que no han salido a la luz.

Es necesario hacer la salvedad que estos hechos ocurrieron hace muchos años y según cuenta el que lo narró se produjo en una ciudad importante de la provincia de Valladolid y en un bar de una conocida cafetería - aunque esto no es relevante para los hechos - . Como se indica más adelante no se conservan ninguna de las cartas y únicamente, como base de los datos, se tienen los recuerdos conservados de memoria del que lo contó, quien los había recibido a su vez oralmente de sus abuelos.

Las dos personas que formaron parte de esta narración se conocían desde hacía tiempo y parecer ser que, como consecuencia de relaciones de tipo familiar o afectivo, mantuvieron una discusión que produjo el enfrentamiento.

Todo comenzó cuando parece ser que uno días antes de  estos acontecimientos dos personas mantuvieron unas diferencias coloquiales - como se ha dicho en un bar - , sin que la discusión pasara a mayores, pero que transcurrió con cierta crudeza y no debió acabar con buen entendimiento. Uno de los que mantuvieron las diferencias de criterio intentando, no sabemos si intentar aclarar las cosas o terminar por escrito de establecer las diferencias, decidió remitir una carta al segundo interlocutor en las condiciones que a continuación vamos a relatar, aunque no estrictamente con las mismas palabras. El escrito llevaba  los siguientes contenidos, aunque las expresiones reales no sean exactamente como en realidad se produjeron, toda vez que, como se ha indicado, no se conservan los escritos:

“Mi no querido Julián:

Espero que cuando termines de leer esta carta comprendas que no tenga ningún afecto por ti, ni por tu más que dudosa calidad humana y para confirmarlo he de decirte que no me gustas nada. El otro día en la conversación - si se puede llamar a eso - que mantuvimos, no dijiste nada que pueda considerarse como de persona razonable. Las diferencias entre nosotros son grandes—de momento yo soy más alto que tú, que, como ejemplo, ya es algo - y, no es que sirva de mucho, pero ya es un dato que tus expresiones sean poco menos que ininteligibles. Cuando intentabas explicar - que no lo conseguiste - que las cosas es según el cristal con que se mira, has de saber que tus ojos y los míos ven lo mismo, ahora si tú quieres utilizar cristales - que los necesitas - verás algo que no es verdad.

Por si te sirve de algo te diré que la forma con que intentas razonar tus más que extrañas explicaciones - digo y repito: intentas - , demuestras que hablas de las cosas sin saber lo que dices, o sea, que no sabes lo que dices y por si fuera poco lo que dices es muy difícil de entender, porque mezclas churras con merinas, pero concretar y centrar el tema, nada de nada. Me parece que estás tan vacío que no encuentro ninguna razón para proporcionarte mi reconocimiento y mucho menos mi amistad.

Hemos hablado muchas veces, pero ahora me doy cuenta que nuestras conversaciones no me han aportado ningún sentido de nuevo conocimiento, ni me he enriquecido nunca y cuando terminas de hablar contigo, te quedas como vacío y piensas que has perdido el tiempo a lo tonto.

Como verás la carta es totalmente correcta y no he utilizado ninguna palabra o insulto que pueda ofenderte, pero con mi sinceridad sí he intentado que mi opinión quede claramente identificada y además pienso que es lo que te mereces, o mejor dicho, lo que has conseguido merecer.

Ya por último indicarte que si nos vemos por la calle te saludaré, pero no intentes establecer conversación conmigo, porque no lo vas a conseguir. Mi estima ha desaparecido, pero espero que te lo tomes con buen humor.

Tu enemigo que a pesar de ello no te guarda rencor ni odio para siempre.”

El tal Julián, a los pocos días, por el mismo sistema le escribió otra carta similar que no sabemos si era en plan de humor o en plan de seria crítica o enfado.

“Tu no querido Pedro:

Me alegro enormemente del escrito que he recibido y estoy de acuerdo en todo lo que dices, porque pienso lo mismo que tú, con la diferencia de que yo ya tenía pensado decírtelo y por eso me viene  bien que tú hayas sido el que rompa el fuego. Tu opinión sobre mi persona es la misma que la mía hacia ti, así que ponemos una equis en el resultado final. Pero debería hacerte alguna aclaración para que no sufras demasiado. Tu parlamento es tan delicado y sutil que sería necesario llevar una grabadora y pasárselo a especialistas en la lengua para que después de una traducción me la pasaran a mí para su entendimiento. En cuanto a mi grado de visión seguramente no es correcto debido a que cuando te miro a los ojos se me distorsionan las órbitas y tardo bastante tiempo en recuperar la visión normal.

Es evidente que no nos entendemos porque cuando yo te indico que la situación es evidente, por mucho que tu inteligencia trate de entender esta expresión, como no das más de sí, piensas que algún falto de vista se encuentra en situación  porque, como no entiendes lo normal, lo transformas en irremediables pensamientos de otro mundo, que es donde vives.

En cuanto a si nos vemos en la calle, es imposible porque no existes, has desaparecido, eres algo que no se encuentra en este mundo; ni ocupas sitio, ni lugar, por lo que no debes preocuparte, sobre este particular.

En absoluto me tomo a mal todos lo que me has comunicado en la carta, ya entiendo que es una broma que me quieres gastar y de esta manera me lo he tomado.

Vete a la mierda, con todo mi cariño.”

Desconocemos las razones del mal entendimiento de estas dos personas y también desconocemos si las cartas están escritas en broma - que no lo parece - o en serio, pero lo que sí parece desprenderse como evidente es que las relaciones no debieron ser muy correctas en adelante ¿Ustedes que opinan?

Hay enemigos que se escriben cartas de amor

Te devuelvo la carta

 

 

 

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