Virgen de las Viñas Tomelloso
Cuadernos Manchegos
Cuadernos Manchegos

No es necesario ser pesimistas, porque finalmente la agricultura y la ganadería saben reponerse de toda clase de incidencias como se ha venido demostrando a la largo de siglos y siglos, si bien es cierto que las circunstancias y los condicionantes actuales pueden suponer que sean muy diferentes de otras épocas, cuando en realidad el sistema productivo es siempre el mismo: labrar sembrar, podar y recolectar.

Ha cambiado de forma muy especial las técnicas de cultivo por la mejora en la maquinaria que actualmente se emplea, así como los métodos de producción y también las plantas que mediante selecciones se presentan en la introducción de nuevas variedades que mejoran las producciones en los distintos cultivos: cereales, viña, melones, sandías, almendros, pistachos, olivar, aunque éste último con menores variaciones.

Pero siempre, y en todo caso, las expectativas de los agricultores se basan fundamentalmente en la humedad de las tierras para que puedan soportar una cosecha deseable. Por tanto, es el régimen pluviométrico el que marca las posibilidades de una buena campaña o no.

Se podrá decir que los cultivos de regadío tienen la victoria asegurada, pero como todos sabemos es una verdad a medias. Las lluvias hacen mejorar las condiciones de humedad de las plantas, mejora su crecimiento y su desarrollo posterior y en los cultivos de secano se aprecia con efectividad manifiesta, aunque para ello es necesario que las condiciones de la lluvia se cumplan con cierta periodicidad.

Para las plantas de regadío la lluvia de las nubes también colabora y ayuda, pero más por la acumulación de humedad y de agua que se incorpora a la tierra que por la lluvia en sí y de todos es conocido la necesidad de que los depósitos de agua subterráneas están colmados y con recursos suficientes, así como la acumulación de las aguas en pantanos, presas y embalses.

Previsiones Sector Agrario

En nuestra zona las precipitaciones medias hemos de considerarlas entre 300 a 500 mm. anuales, lo cual realmente no es una cifra suficiente como para estar contentos, pero con estos recursos siempre nos hemos defendido.

Baste recordar la sequía de los años 94 y 95, donde las plantas sufrieron una sequía que se pensó en terminar con buena aparte de los cultivos, al menos los herbáceos, aunque sin embargo las viñas y los olivos fueron los grandes protagonistas, ya que muchas parcelas de viñedo terminaron por tenerse que arrancar, la mayoría aguantaron estoicamente estos dos años de sequía.

Estos ciclos atmosféricos han existido siempre y en todas las ocasiones nadie podía explicarse las causas de los mismos, y actualmente son muchas y variadas las respuestas que intentan demostrar el porqué de estos ciclos, como consecuencia de unos mejores medios de investigación de los ciclos biológicos de la naturaleza a nivel nacional y mundial.

En nuestra zona de cultivo disponemos de los tres aprovechamientos: Agua de lluvia, agua de pantano y agua procedente de nuestros acuíferos.

Aunque no nos guste indicarlo, por suerte podemos utilizar nuestras recursos con cabeza para poder emplearlos con cabeza, mediante las medidas que sean necesarias tomar y que de hecho se están tomando desde hace años, pero no debemos olvidar que los recursos son los que tenemos y, por tanto, el agricultor debe plantearse para esta campaña las superficies que debe dedicar a sus cultivos en función de los datos que conocemos de los recursos de agua que disponemos, lo cual supondría una, al menos, sensata regulación de nuestras explotaciones.

Colocándonos en nuestra situación actual las perspectivas no son las más favorables, pues se anuncia una posible sequía o al menos una disminución de las precipitaciones a corto plazo, indispensable para los cultivos próximos de verano que se avecinan, por lo que la programación de superficie debe atenerse a esta disponibilidad de agua, de las que debemos ser conscientes. Bien es cierto que en cuanto a la programación de riegos en el Pantano es más gobernable que la de los acuíferos y en ese caso las disponibilidades pueden ser más acertadas que las que dependen de las reservas de los acuíferos, porque no se trata de disminuir los recursos ante un posible mal año, sino de conservar los que tenemos.

Por esta situación todos conocemos que, de seguir así, sin que las precipitaciones de esta primavera sean al menos las acostumbradas, la limitación de recursos disponibles para las tierras en cultivo van ser más limitadas de lo que hasta ahora están siendo, debemos estar al tanto de ser conscientes que nuestras posibilidades de producción pueden verse mermadas en todo o en parte según el criterio que cada agricultor determine realizar en su explotación.

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