Casualmente hemos encontrado algunos datos interesantes y quizá pocos conocidos de una finca ubicada al pie del Pantano de Peñarroya con este nombre y que, independientemente de su situación actual, hemos encontrado.
Esta finca durante el siglo XIX estuvo habitada y era propiedad de uno de los grandes personajes militares de España y, además, manchego, precisamente de Ciudad Real, capital.
Nos estamos refiriendo a un militar de un largo recorrido en su trayectoria de las luchas internas españolas de carácter político-militar de aquellos tiempos, interviniendo en la mayoría de los acontecimientos más importantes del término del siglo XIX y los primeros cincuenta años del siglo XX.
Nuestra figura y personaje no es otra que Francisco de Aguilera y Egea, conocido como el General Aguilera. (1857-1931), que fue Capitán General del Ejército, Ministro de la Guerra y Senador Vitalicio.
Dentro de sus numerosas actividades en su trayectoria militar, en ciertos momentos encontraba refugio y descanso en una finca que adquirió en el término municipal de Argamasilla de Alba, de nombre “Los Cerrillos”, finca que actualmente existe, ubicada al pie del Pantano de Peñarroya y que se encuentra en perfecto estado de conservación y muy mejorada con plantaciones de viñedo, elaboración y embotellado de vinos y de quesos artesanos y también habilitada como Casa Rural.
Pues se tiene conocimiento que durante los años 1914 a 1917, estuvo habitada de forma habitual y permanente esta finca por este general, que ejercía como cultivador y propietario, por cierto, parece ser que no con mucho acierto, pero sí es cierto que en ese periodo de tiempo lo habitó como recluido en un descanso de su incansable actividad militar, habiendo alcanzado en esa fecha el grado de teniente General, teniendo 38 años, sin que normalmente permaneciera más tiempo de forma habitual.
En una segunda ocasión, con motivo de la creación de un nuevo movimiento político en contra del existente y, una vez creado un grupo dirigente, se reunió con otro general en la Finca de Los Cerrillos en contra de Primo de Rivera y, mediante la preparación y redacción de un manifiesto, marchó hacia Valencia, esperando que el movimiento fuera respaldado por los defensores, asunto que no llegó a producirse y en su estancia en un hotel fue apresado por el Gobernador Civil a través de miembros de la Policía, retirándole el manifiesto que habían preparado.
Trasladado a Madrid, Primo de Rivera le impuso una multa de doscientas mil pesetas, teniendo que vender la finca de Los Cerrillos, además de soportar un mes de arresto domiciliario.
En el Consejo de Guerra le condenaron a seis meses y un día de prisión en 1927. Posteriormente fue libertado y fijó su residencia en Ciudad Real y fue nombrado presidente del Consejo de Administración de la Caja de Huérfanos de Guerra. Falleció en Ciudad Real a los setenta y tres años.
