Virgen de las Viñas Tomelloso
Cuadernos Manchegos
Cuadernos Manchegos

En este caso tratamos de definir y describir lo que de verdad conocemos como suelos agrícolas, que es la primera capa de terreno  que observamos cuando vemos cualquier parcela y es donde verdaderamente se desarrolla la vegetación herbácea y que sirve para que las plantas puedan desarrollarse en las mejores condiciones.

Esta capa de tierra es la que llamamos de cultivo y la que recibe las labores y la incorporación de semillas, fertilizantes y asimila las cantidades de agua de lluvia o de riego.

Aunque existen cuatro tipos de suelos en nuestro término municipal, el más representado y más importante está definido de una forma global como terrenos arenosos, de poco fondo, de escasa fertilidad, pobres en materia orgánica y de poca retención de humedad.

Esta forma general de definir nuestros suelos agrícolas resume claramente las posibilidades de fertilidad de nuestro terreno y gracias a la posibilidad de realizar riegos se pueden inscribir en el tipo de cultivos aquellos que preferentemente se desarrollen en terrenos secos.

Bien es cierto que nuestras tierras han tenido y tienen la posibilidad de poder sembrar o cultivar cualquier tipo de plantas cuando se dispone de regadío y con ellos se puede comprobar que en Tomelloso hemos practicado casi todos los cultivos posibles: cereales(fundamentalmente cebada y trigo(menos), lentejas, remolacha, alfalfa, colza, cultivos de huerta: tomates, pimientos y nuestros famosos melones y otros como veza-avena entre los cultivos herbáceos y entre los leñosos los que todos conocemos: viña, olivar, almendro, pistacho, pero afinando mucho podríamos decir que las plantas de mayor adaptación a nuestros suelos son, como es lógico, la viña, el olivo, el almendro y entre los cereales prácticamente la cebada la que mejores respuestas concede.

Introduciéndonos ya en la propias características de sus propiedades físicas y químicas, proporcionamos unos datos comparativos de  nuestros suelos. Las tierras que disponemos contienen fundamentalmente arenas, arcillas y limos como depósitos principales y en la composición de los distintos elementos aparecen variables cantidades de calcio, magnesio, sodio, nitrógeno y potasio.

Así los datos que aportamos son el resultado de numerosos análisis realizados por laboratorios oficiales a lo largo de los años de muestras de tierra de nuestro término municipal.

El contenido de arena es importante y determinante de las características de las tierras de Tomelloso. Su porcentaje es muy alto que llega a una media del 56 por ciento del total, un 23 por ciento de limos y un 16 por ciento de arcilla como cifras medias, lo que produce una falta de retención de agua, por exceso de arena y escasez de arcilla, que sería la que podría retener, absorber y mantener mayor humedad.

Otra importante característica de nuestras tierras de labor es la escasa proporción de materia orgánica, pues no solemos llegar en la mayoría de los terrenos al 1 por ciento, bien entendido que estamos hablando de suelos que nunca han recibido la aportación de estiércoles, es decir, el terreno puro, es por eso que la incorporación de materia orgánica es muy importante para mantener una riqueza potencial considerable, y habida cuenta de que en realidad tampoco somos una comarca excesivamente ganadera, las aportaciones se realizan solamente n determinados casos y no de forma habitual. La incorporación de estiércol además de aumentar la riqueza del terreno facilita el desarrollo radicular  y permite una mayor retención de humedad. En estos casos de aportación de materia orgánica los suelos pueden llegar a un 1,4 por ciento.

En cuanto a la reconocida fama de nuestros suelos de ser calizos es cierta, pues en los análisis las cifras medias que se han obtenido de los análisis en cuanto a contenido en carbonatos es de  un 45  por ciento y en cuanto a caliza activa, cifras bastante altas del orden de incluso un 20 por ciento, cifra muy considerable.

Por último en cuanto a los elementos que forman parte de la propia alimentación de las plantas, y que en mayor o menor medida es absorbida por las raíces, las cifras son variables.

Aunque hagamos una simple descripción  de la función de los tres elementos principales: nitrógeno, fósforo y potasio, diremos que el nitrógeno acelera el crecimiento de la vegetación de las plantas; el fósforo confiere cierta facilidad para el desarrollo de las raíces y el potasio que concede dureza a los tejidos, aunque insisto que es una aclaración muy sencilla.

Todas nuestras tierras del término son pobres en nitrógeno que en raras ocasiones llega a la cifra del al 0,1 por ciento.

En relación al fósforo nos encontramos igualmente en contenidos muy bajos, no llegando en ningún caso a 5 p.p.m.

El potasio, sin embargo, la media de los análisis proporcionan unas cifras que pueden considerarse como normales del orden más de 200 p.p.m., media de este tipo de suelos.

En definitiva, y resumiendo, podemos afirmar que la estructura de nuestras tierras agrícolas laboradas se consideran como franco-arenosas, con baja riqueza en materia orgánica, escasa capacidad de retención de la humedad y de notable deficiencia de nutrientes de forma natural.

Todo ello provoca que los gastos variables de los cultivos se eleven para poder mantener un nivel de fertilidad que se consideren aceptables para los cultivos, problemática que es asimilable a muchas de las zonas agrícolas de nuestra región.

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