En esta ocasión pasamos a otro modelo de casa de labor de la comarca, distinta de las que hemos llamado Quinterías en un artículo anterior, porque evidentemente no todas las casas tenían la misma dimensión, ni la misma distribución, ni tampoco para la misma utilización y aunque parezca mentira, la diversidad en el campo es manifiesta.
En principio y, por desgracia, han desaparecido muchas de las antiguas casas que servían únicamente de refugio que, aunque existieron, no abundaron, porque en la mayoría de las ocasiones eran suplidas por la construcción de nuestros típicos bombos que evidentemente marcaron una falta de casas evidente, pero que en ciertos parajes o zonas no se encontraba en zonas pedregosas adecuadas para su construcción, por lo que comenzó a ser frecuente la presencia de estas casas de resguardo y almacenamiento que estaban justificadas por la gran parcelación de las tierras disponibles por los agricultores de Tomelloso, porque cada agricultor de tipo medio siempre ha tenido disperso el número de parcelas en distintos lugares, parajes e incluso, como sabemos, en otros términos municipales y cuya superficie era relativamente pequeña, por lo que no era muy necesaria la construcción de una casa en todas las parcelas de la que era propietario cada agricultor.
En parcelas de mayor dimensión, que normalmente coincidía con la de mayor superficie, sí era normal disponer de una casa, aunque con distintas variantes que expondremos a continuación.
Las casas que se encontraban más alejadas de la localidad daban lugar a construcciones que disponían de una distribución que incluía dos espacios incluidos dentro de la misma construcción y correspondían a una nave diáfana donde se encontraban distintos aperos, carro o remolque en su caso y distintas herramientas de uso y una segunda donde se encontraba la cocinilla y los correspondientes poyos para el asiento y para la posible siesta o dormida en su caso y unos pequeños anaqueles, llamadas hornacinas o taquillas, así como frecuente la existencia de estacas para dejar parte de la vestimenta o aparejos de las mulas y también en las chimeneas se pueden encontrar alambores para dejar recipientes.
En la mayoría de estas construcciones de un uso más limitado no suelen encontrarse porches, dependiendo del periodo de estancia y uso de cada casa en particular.
Así, podemos exponer un segundo grupo de casas de la primera categoría como aquellas que disponen de nave y casa propiamente dicha que se encuentran todavía perfectamente adecuadas en nuestros campos y algunas perfectamente conservadas y cuidadas.
En todo caso es necesario tener en cuenta que los tractores no se encontraban usualmente guardados en estas casas de forma permanente ocupados como garaje, puesto que, hasta hace pocos años, los medios de locomoción de ida y vuelta se realizaban llegando a la parcela por medio del tractor desde el núcleo del pueblo, aunque hoy en día para labores de mayor tiempo, ya existen casas donde permiten guardar el tractor, remolque y maquinaria distinta, para trabajos de mayor duración en el tiempo.
Generalmente estos tipos de casa son rectangulares en su conjunto, pero también existen con cierta frecuencia las diseñadas en forma de “L” y la portada de entrada a la nave de forma perpendicular a la entrada a la casa y ésta en orientación sur. En años sucesivos estas casas se ven acompañadas de la instalación del pozo alumbrado posteriormente, con su pequeña caseta para motor y bomba y en las más antiguas hemos encontrado el antiguo pozo de polea con brocal.
A continuación exponemos unas fotografías de este tipo de casas.
