Hace unos días leyendo acontecimientos históricos de nuestras aventuras en las colonias españolas me surgió la guerra que mantuvimos en la independencia de Filipinas y en especial los acontecimientos que ocurrieron en el departamento de Luzón y concretamente en la aldea de Baler, situada en el centro este de la isla, por unos soldados españoles y que se denominó y conoció históricamente como “Los últimos de Filipinas”
Al mismo tiempo recordé que hace un poco tiempo - dos o tres años - estuve en la población de Osa de la Vega en Cuenca como curiosidad por conocer el desgraciado acontecimiento de las falsas acusaciones con relación al hecho tan conocido como “El Crimen de Cuenca”, por la falsa condena a dos inocentes.
Cuando estuve en la localidad me quedé sorprendido de un monumento erigido a una persona donde se encumbraba a un personaje en cuya parte inferior se encontraba una mujer sentada, pero que por desgracia no pude hacer ninguna fotografía, pero la imagen se quedó grabada en mi mente por lo bonita y extraña figura de bronce.
Pregunté a los vecinos que me dijeron que era un monumento erigido en honor a un militar del pueblo que fue el autor de un comportamiento de valentía, precisamente en la batalla mantenida por las tropas españolas en esa aldea de Luzón en Filipinas.
Ahora que con la pandemia tengo más tiempo, me viene bien hacer un resumen de este personaje y de la historia de estos españoles en Filipinas que bien se lo merecen.
Como recordaremos la Isla de Filipinas fue de dominación y gobierno español hasta el año 1899 que pasó a manos de los Estados Unidos por compra del territorio español mediante el Tratado de París, pero los filipinos no estuvieron de acuerdo y comenzó una guerra con los estadounidenses que duró hasta 1902.
Con anterioridad a estos años ya habían surgidos conatos de independencia entre los filipinos y los españoles, que, ni unos ni otros, consiguieron solucionar por completo, aunque se llegó a un acuerdo con el jefe de la guerrilla que fue deportado a cambio de mejoras para los tágalos, que así se llamaban los habitantes de Filipinas.
Pero los americanos querían apoderarse de Filipinas como punto estratégico y convencieron al anterior jede de la guerrilla que estaba deportado que comenzara otra nueva insurrección y que ellos apoyarían. Al final la insurrección llegó a su término con la pérdida de Filipinas por los españoles por venta a los americanos.
Antes de terminar la guerra filipino- estadounidense, en Baler se encontraba en una iglesia un destacamento español que se defendía de los asaltos de los filipinos. No obstante la guerra entre filipinos y españoles había finalizado, pero el destacamento español de Baler no se dejaron convencer pensando que era una estrategia de los filipinos para abandonar las armas y, aunque los filipinos utilizaron varios medios y enviados personales procurando convencerles que la guerra había acabado, los españoles insistieron en no deponer las armas y así estuvieron durante casi un año. Según los datos desde julio de 1898 hasta marzo de 1899 y en ella se produjeron hechos de valentía que fue reconocida posteriormente por los propios americanos y entre ellos la valentía de nuestro personaje de Osa de la Vega. Su acción tuvo una felicitación entre sus propios compañeros.
El destacamento donde formaba parte Gregorio Catalán Valero-nuestro héroe castellano-manchego-conquense-, junto con otros compañeros estaba encargado de la defensa de Baler.
Nuestro héroe Gregorio Catalán (1876-1901), procedía de una familia humilde y con pocos estudios al tener que dejarlos por el trabajo familiar, decidió entrar en el ejército y estando destinado en Pamplona, fue enviado a Filipinas interviniendo en distintas incursiones bélicas. Estando acantonados en Baler, este hombre decidió nada menos que coger una lata de petróleo y, saliendo de la iglesia donde estaba guarecido el destacamento, procedió a incendiar los edificios donde se encontraban apostados los filipinos, logrando regresar sin daño alguno, siendo felicitado por sus compañeros. Cuando los soldados del destacamento se convencieron que la guerra había terminado se concedió a sus componentes la posibilidad de regresar a España.
En Osa de la Vega fue recibido como un verdadero héroe por su hazaña, aunque el hombre murió dos años después.
Posteriormente a su muerte se le hizo un monumento en la plaza de la localidad en bronce por el gran escultor Santiago de Santiago, que fue el que yo pude ver en mi visita.
Sobre este episodio se han realizado dos películas españolas con el mismo nombre “ Los últimos de Filipinas” en los años 1898 y 1945.