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Cuadernos Manchegos
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Ventura Huertas Serrano, fotógrafo y cronista deportivo y social de Argamasilla de Calatrava, ha entrevistado a Manoli Castellanos Coello, quien quiere hacer visible los efectos de esta enfermedad y que sirva su testimonio para toda aquella mujer que está pasando o pueda pasar por este trance en su vida.

El cáncer es una de las enfermedades de mayor relevancia clínica y social en el mundo por su elevada incidencia, prevalencia y mortalidad. En España representa la segunda causa de muerte y es un problema de salud prioritario. Una de cada cuatro mujeres y uno de cada tres varones se diagnosticarán de cáncer a lo largo de su vida. El cáncer de mama es el tumor femenino más frecuente a nivel mundial, representando el 25% de todos los cánceres, y la primera causa de muerte por cáncer entre las mujeres en España.

Esta rabanera, madre de familia con tres maravillosos hijos y abuela en ejercicio de dos nietos estupendos y amiga de sus amigos, nos cuenta su historia de superación ante una enfermedad que con tan solo oír el nombre pone los pelos de punta, aunque afortunadamente cada día tiene mayor número de curaciones.

¿Cómo te enteraste de que tenías cáncer?

Todo comenzó en el año 2012, tras una revisión rutinaria, en el bus de prevención del cáncer de mama de la Consejería de Sanidad de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha. Me detectaron un bulto en la parte inferior del pecho derecho, desde el primer momento pensé, este bicho no va a poder conmigo, no te puedes dejar vencer, si paras tu cuerpo posiblemente te venza, por eso tienes que luchar. Lo único bueno es que no sentía dolor.

¿Cómo se desarrolló todo?

Una vez me dieron el diagnostico me enviaron a Ciudad Real, a una clínica de famoso nombre, donde me realizaron una eco de mama y pasaron casi tres meses sin recibir los resultados. Tengo el peor de los cánceres y me enteré de la gravedad de la enfermedad porque se equivocaron de paciente y vi unos papeles que resultaron ser los míos.

Mientras tanto yo notaba que me moría, el bulto empezó a soltar líquidos, lo que significaba que era una cosa muy muy grave, era una fase muy adelantada del grado 2. Mi familia me decía que fuera a un médico particular, yo no quería y fui al médico de cabecera, quien después de una auscultación, me cogió las manos y me envió con urgencia al hospital de Puertollano, ya no quise saber nada de la clínica privada.

Ya en el hospital me vio un cirujano que mandó hacer nuevas pruebas. Tengo que decir que, en la famosa clínica de Ciudad Real, no acertaron con mi diagnóstico y me confundieron con mi hermana. Me pidieron disculpas que no acepté, quise hablar con el director de la clínica, cosa que no conseguí. Habían extraviado mis informes de un grado casi tres y les puse una denuncia.

¿Qué tal te fue en el Hospital de Puertollano?

En el hospital de Puertollano me trataron bien, de la Seguridad Social solo tengo agradecimientos, me salvaron la vida. “Está muy avanzado, es el peor”, me confirmaron. Estaba deseando que se produjera la operación, me mataba la incertidumbre, me vieron un viernes y el martes ya estaba operada. Horacio, el cirujano fue mi mayor ayuda.

“Te vamos a operar y reconstruiremos lo que se estirpe” le dije al doctor que cortase por lo sano, estaba conmigo mi hija y mi hermana. Me vieron un viernes y el martes ya estaba operada, quitaron todo el pecho y todo el nervio linfático del brazo derecho y al día siguiente me enviaron a casa para preservarme de los posibles virus, todas las semanas iba a consulta para los drenajes.

Y llega el momento de enfrentarse a la quimio.

La quimio me la di por mi familia. Recibo la dosis “venenosa”, siete horas enganchada a la máquina, quisieron ponerme un psicólogo, al que yo rechacé. Tenía tantas ganas de curación que me relajaba, pasaban mis familiares y me decían que estaba muy relajada y me dormía.

Bebía litros y litros de limón y comía jamón, esa era mi alimentación día tras día. Lo regalos que recibía eran kilos y kilos de limones y jamón. Me mandaban tratamiento para no vomitar, que a veces no daba resultado.

¿Cómo afrontas las consecuencias de la quimio?

Me recomiendan una peluca, porque se empezaba a caer el pelo, hasta que, para la segunda sesión, ya me había rapado la cabeza. La asociación contra el cáncer se puso en contacto conmigo a través de mi hermana y me proporcionó una prótesis. He optado por la no reconstrucción, estoy viva y eso es suficiente, no quería entrar otra vez en el quirófano.

Me pusieron la “vacuna”, durante un año como forma de prevención.

¿Has contado con apoyos y ayudas?

Tengo amistades y amigos muy buenos que han estado conmigo siempre, pero la palma se la lleva mi marido, que en la fase más dolorosa cuando llegaba visita, me pintaba para que me vieran lo mejor posible.

¿Qué aconsejas a otras personas que puedan vivir esa experiencia?

A las mujeres que puedan estar en esta situación, les digo que nunca pierdan la esperanza y que no dejen de luchar.  En la vida venimos a realizar un propósito y yo tengo que vivir para realizarlo. Yo no creo en las escayolas, pero si en Jesús de Nazaret que nos dejó un mensaje que no hemos creído. Yo deseaba que mis padres no pasaran por la muerte de otra hija -somos energías- y tenemos que creer en la ciencia.

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