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Cuadernos Manchegos
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Muchas de las civilizaciones son conocidas como consecuencia de los desplazamientos humanos a lo largo de miles de siglos en respuesta a la búsqueda de lugares de supervivencia, bien por la propia dinámica del incremento de las poblaciones, así como el afán de encontrar lugares de mejor acondicionamiento vital y, en otras ocasiones, por el simple hecho incrementar sus territorios con la intención de crear nuevos dominios.

Es importante conocer estos desplazamientos, porque forman parte del conjunto de poblaciones que dieron origen a las distintas generaciones de grupos humanos que determinaron una forma de vida y unas culturas que en siglos anteriores a nuestra era, no tenían otra finalidad que la de la supervivencia y, estudiando algunas de ellas, es realmente impresionante la extraordinaria capacidad de adaptación que tuvieron con la propia naturaleza que les rodeaba y que supieron mimetizarse con los recursos disponibles para crear formas sociales de vida y organizaciones controladas, incluso para las tribus nómadas.

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LOS  TAÍNOS

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Con este nombre se conoce a un grupo de pueblos originarios de la cuenca del Amazonas de América del sur que poblaron el archipiélago del Caribe en sus localizaciones de las islas conocidas como las Antillas.

Conocemos que Las Antillas son un conjunto de islas situadas en el Océano Atlántico y dispersas por el Mar Caribe, enmarcadas entre el sur de Norteamérica, América Central y el norte de Suramérica.

Se encuentran divididas en Antillas Mayores y Antillas Menores y en islas Barbados, ocupando un espacio de 299.000 kilómetros cuadrados.

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En las Antillas Mayores nos encontramos: República Dominicana- Haití (La Española),Puerto Rico, Cuba, Jamaica, situadas entre el golfo de México y el sur de Norteamérica. Las Antillas Menores con: Trinidad, Tobago, Guadalupe, Martinica, Dominica, Barbados, Granada, situadas al norte de Venezuela y las últimas del grupo de las Bahamas al sur de Florida.

El establecimiento de estos grupos humanos ya se produjo en los años 5.000 a.C., cuando bandas de cazadores-recolectores de lengua arahuaca, provenientes de la cuenca del Amazonas, atravesaron el río Negro hasta la cuenca del Orinoco y se instalaron en las guayabas de Venezuela y comenzaron a instalarse en las Antillas Menores y posterior progreso hasta las Antillas Mayores.

 Estos grupos de lengua arahuaca se conocieron con el nombre de Taínos y que se conocieron hasta el año 1500.

Estas civilizaciones mantuvieron sus costumbres primitivas y establecieron su supervivencia con el cultivo de plantas como la mandioca o yuca, base de la alimentación de los grupos que eran agricultores y que vivían del cultivo de plantas principalmente, aunque también de la caza y de la pesca.

CARACTERÍSTICAS

Los taínos eran “gente de tez morena, pelo negro, cara ancha y de buena dentadura” y los hombres iban desnudos con un taparrabos,  las solteras desnudas y las casadas con un delantal de pajas llamado naguas.

Su sistema organizativo se caracterizaba por estar controlado por un jefe o cacique, que era el responsable de toda la estructura, totalmente respetado por los demás y que tenía ciertos privilegios como tener una comida especial, poder disponer de varias mujeres y especialmente el poder de decisión que ejercía sobre su población, el lujo que disponía en su casa y el adorno personal con plumas y pinturas faciales.

Este jefe era el responsable de la distribución de los trabajos agrícolas y el reparto de la producción agrícola y a cambio recibía los excedentes de las producciones, aunque luego repartía regalos en los rituales y fiestas.

Aunque tenía el poder absoluto, existían algunos estratos de menor importancia denominados nitaínos de menor categoría, aunque disponían de algunos privilegios y que se nominaban por ser familiares del cacique principal u otros que aceptaban el mandato del jefe principal.

En otro proceso se encontraban los behiques o buihitim que eran los brujos o representantes de la magia, que se distinguían del resto por su especial forma de vestir.

 El siguiente estrato lo comprendían la gente libre, los campesinos y un último escalón formado por los naborias, que estaban a las órdenes directamente del cacique y que provenían de ser cautivos de otras zonas.

VIDA Y COSTUMBRES

Los taínos eran fundamentalmente agricultores y los hombres se dedicaban a las faenas del campo, en la caza o en la pesca y realizaban el proceso de cambios, trueques e intercambios comerciales propios de su producción, además se hacían cargo del culto. Las mujeres se dedicaban a disponer de los productos traídos del campo para preparar las comidas para la alimentación, así como la confección de tejidos y la cerámica.

No existía propiedad privada, sino que todo era comunal, así como la producción que se recogía.

La agricultura radicaba en unas formas especiales de escoger determinadas tierras para el cultivo llamadas conucos, que eran seleccionadas especialmente para determinados cultivos, que se fueron mejorando mediante el sistema de montones, que eran terrenos especialmente preparados para mantener la humedad y evitar la erosión, dedicados a cultivos como la mandioca, la batata y el boniato, para dedicar a otras zonas al cultivo del maíz.

Además, como plantas cultivadas también existían la calabaza, el ají, el algodón, el maní, a las que se añadían algunas frutas como guanábana, la papaya, la guayaba, el mamey y el ananá. También se cultivaba tabaco.

La pesca se realizaba por el sistema de envenenar las aguas con una planta llamada barbasco, con lo que conseguían bastantes peces, aunque también pescaban con redes y anzuelos.

La caza consistía en iguanas, pájaros y serpientes.

La elaboración de la mandioca era un proceso muy especial. Se le quitaba la piel y se rallaba la pieza. De la pulpa obtenida se tamizaba con un tamiz de cestería y se escurría para eliminar el llamado ácido prúsico que era venenoso. El resto se cocía a fuego lento obteniendo un jarabe que se utilizaba para cocinar.

ALOJAMIENTOS

Las aldeas donde habitaban los tainos podían ser grandes, incluso de hasta cinco mil habitantes. La estructura estaba organizada prácticamente en la Plaza principal donde se realizaban todos los actos: ferias, fiestas y rituales. Algunas poblaciones de mayor importancia podían disponer de más plazas. Estas plazas recibían el nombre de batey y podían tener forma circular y/o rectangular.

Estas plazas estaban rodeadas de viviendas, la mayoría de orden familiar denominadas bohíos y otra vivienda más principal correspondiente al cacique denominadas caney.

Los bohíos eran construcciones de base circular, sobre la que se establecían troncos de madera y hojas de palmera y de cubierta se colocaba un techo cónico, formado por cañas y con una puerta única.

El caney era de forma cuadrada convenida a dos aguas, confeccionada con hojas de palma y pórtico con dos postes que hacían de primera entrada a la principal, protegido y ventilado.

Los llamados señoríos o cacicazgos, eran sometidos por un solo señor al que podían adherirse otros caciques de menor importancia.

CULTURA RELIGIOSA

Disponían de unas creencias basadas en los tres apartados de su vida: mineral, vegetal y animal, que lo componía con numerosos ídolos denominados cemíes.

El dios principal al que invocaban era: Yocahu Guama o Bagua Maorocati, tomado como señor de los cielos y creador, que habitaba en su inmortalidad en el cielo o Turey, que procedía de cinco madres y era el señor de las cosechas, de la yuca, del agua y del mar.

Existían numerosas representaciones de distintos seres como animales y hombres con amplias representaciones.

También tenían la costumbre de enterrar cemíes en las tierras, porque daban prosperidad a los cultivos. Tenían forma de tres puntas muy bien confeccionadas y que se dieron el nombre de trigonolitos.

OCIO Y DIVERSIÓN

Entre sus ritos, fiestas y costumbres destacaban tres: el juego de la pelota, el areito y el rito de la cohoba.

El juego de la pelota, llamado batu y a la pista batey, consistía en golpear una pelota con cualquier parte del cuerpo menos con la mano, por lo que se utilizaban distintos tipos de instrumentos realizados, como piedras, lianas, madera o piel. Se jugaba entre dos equipos de hasta 30 personas.

El areito era una fiesta con danzas sagradas e instrumentos musicales como tambores.

El más importante era el rito de la cohoba, a la que solamente tenían opción los chamanes, los caciques y los nitainos.

 Consistía en que la persona procedía a purificarse previamente mediante la operación de vomitar, mediante el uso de una espátula especial, introducida en la boca. Posteriormente procedía a inhala los polvos del árbol llamado cohoba y que se colocaba a la cabeza de los cemies. A continuación, el cacique o chamán entraba en trance y entonando un canto alucinatorio llamado, cogioba, entablaba comunicación con los dioses que le comunicaban sus deseos y el tipo de ofrenda que necesitaban.

CEREMONIAS RITUALES

El culto a los muertos era muy importante para los taínos.

Los campesinos podían ser inhumados o incinerados con pequeñas ofrendas.

Para los caciques se excavaba una cámara funeraria y donde se incluían diversos objetos: cerámicas, botellas en forma de corazón, vasos con representaciones, armas y ofrendas.

En la cámara funeraria el cacique aparecía sentado y amarrado a un duho, que era una especie de banqueta baja, con o sin respaldo, que representaba autoridad.

Tenían la conciencia de pensar que las almas de los muertos se reencarnaban y que por las noches salían a pasearse y que comían de un fruto llamado guayaba y que luego iban a estar juntos con los vivos.

 La creencia más singular es que identificaban los vivos de los muertos, porque estos últimos se les toca el vientre y si no tienen ombligo, el personaje estaba operito, que quería decir muerto.

 Y aunque tenían mucho miedo y respeto por los personajes de ultratumba y la posibilidad de convertirse en vivo, la confirmación de la no existencia de ombligo en los muertos les tranquilizaba.

 Los behiques estaban encargados de los cultos a la fertilidad, a la protección de las cosechas, a los augurios del futuro, a los procesos de curación y el control de la magia negras, mientras que la custodia de los ídolos y de los objetos sagrados más importantes se hacían en la casa del cacique o caney.

Cuando ocurría alguna desaparición de estos objetos se suponía que el poder se trasladaba con ellos, por lo que el cacique caía en desgracia y se veía obligado a recuperar sus pertenencias.

EVOLUCIÓN DEL PUEBLO TAÍNO.

El pueblo taíno fue desapareciendo a partir de la llegada de las civilizaciones europeas a América, donde la necesidad de mano de obra y el gran decaimiento de la población por la crisis del contagio con enfermedades importadas, que produjeron enormes bajas en los pobladores terminaron prácticamente con la desaparición del pueblo taíno.

 Estadísticamente existirían en 1493 cerca de tres millones y medio de taínos, especialmente centrados en Santo Domingo y Puerto Rico. En 1579 se valoraron en 11.000 y en 1588 prácticamente desaparecieron como pueblo taíno.

 

… En las Antillas también existieron otros pueblos que provenían de las costas de Venezuela hacia el año 1.300, que eran buenos navegantes y que se ubicaron en las Antillas Menores. Entre ellas se encontraban los caribes, pueblo peligroso por su agresividad y por alimentarse de carne humana, porque caribe en idioma arahuaca significaba caníbales. Estos grupos tenían una clara diferencia entre ellos, pues los hombres eran dominantes, teniendo siempre prioridad en las decisiones, igual que la posibilidad de tener varias mujeres, así como incorporar a la familia las mujeres y los niños de los vencidos, pero no a los hombres, ya que los utilizaban como esclavos, prisioneros y terminaban siendo alimento de los caribes. Este grupo tuvo constantes peleas con los taínos y fue desapareciendo con la entrada de los españoles a estas islas.

Además, se pueden añadir otros grupos como los lucayos, alojados en las islas Lucayas, conocidas como Bahamas y también a los ciguayos ubicados al oeste de la Isla de Santo Domingo y los igneris en las Pequeñas Antillas en Trinidad y Tobago.

 

Información recogida del tomo número 6 de Editorial Gallach. Historia de la Humanidad. La América precolombina y de otros trabajos sobre el tema.

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