Virgen de las Viñas Tomelloso
Cuadernos Manchegos
Cuadernos Manchegos

En la literatura actual encontramos escritores que irremediablemente están inmersos en la revitalización y recuperación de los hechos históricos que han marcado nuestro devenir a lo largo de todo el proceso de desarrollo de nuestros distintos gobernantes y sus sucesos más habituales.

Si bien no se encuentran estrictamente dedicados a la novela histórica, pues en los tiempos modernos la economía y la propia diversidad de la sociedad cada vez más dispersa y diversa, hace que sus publicaciones deriven además a otro tipo de literatura, pero, aunque así sea, siempre existe esa tentación de acudir a narrar siempre alguna parte de nuestra historia.

FRANCISCO AZORÍN GARCÍA

Escritor nacido en Yecla (Murcia) en el año 1915.

 Terminados sus estudios se trasladó a Madrid en la que ejerció de profesor de Historia de la Cultura durante más de 25 años, donde se asentó y participó en numerosas actividades con otros escritores de la época, actuando en charlas y actividades culturales.

Ha actuado de director de entidades culturales como la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País, así como actuando de conferenciante en numerosas instituciones y centros de información y culturales.

Perteneció como miembro numerario del Instituto de Estudios Madrileños.

Su participación en diversas emisoras de radio madrileñas y de provincias le sirvió para le concedieran la Antena de oro.

Su ferviente vivencia en Madrid, le hizo no olvidarse de la ciudad y escribió varios libros especialmente dedicados a la capital y sus barrios como “Leyendas y anécdotas del Viejo Madrid” en tres partes, y una segunda publicación: ”El Madrid devoto y romero” y algún otro recordando al barrio donde residía de “Aluche”, al este de Madrid.

Fue uno de los fundadores de la editorial “El Avapiés S.A.” que llegó a publicar 40 títulos, aunque posteriormente desapareció en el año 2002.

 Entre sus obras históricas podemos mencionar la dedicada a la hermana de Alfonso XII con el título de “La Chata”, que era como llamaban los madrileños a la infanta.

Su salud no era muy buena pues estuvo internado en varias ocasiones y finalmente falleció en Madrid en el 2011, estando enterrado en el cementerio de la Almudena de Madrid.

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