En nuestra revisión de los mejores tebeos de aquella época dirigida a los menores, proliferaron numerosos personajes con sus historietas de distintas clases como hemos mencionado en nuestras anteriores aportaciones y, desde luego, no podía faltar en nuestra lista uno de los tebeos de historietas de mayor repercusión y también de mayor duración durante el proceso de la postguerra.
Nos estamos refiriendo a Roberto Alcázar y Pedrín que puede considerarse como una de las historietas más importantes del periodo y además de las más populares y que formó, juntamente con el Guerrero del Antifaz, los tebeos de mayor preponderancia y que tuvieron un éxito de lectores más que importante.
Comenzaremos diciendo que el personaje de Roberto Alcázar representaba a un detective-periodista y un hombre de aspecto muy formal, metido siempre en numerosas aventuras, persiguiendo a todo tipo de malhechores y su presencia era de una persona bien vestida, siempre con un impecable traje con su correspondiente e ineludible corbata que se encargaba de buscar a todo tipo de criminales en distintos lugares y países con un tono de seriedad y formalidad impecable y aunque en algunos de los números utilizaba pistola, sus imágenes más frecuentes era solucionar los problemas a base de puñetazos.
Este personaje se rodeó de un muchacho callejero que Roberto Alcázar acoge y pretende hacer de él una persona formal, cosa que no consigue, porque el muchacho es rebelde y le gusta entrometerse en todas las aventuras con esa forma de ser de los pillines y golfines, incluso tratando a los malhechores con gran tono de jolgorio, dentro de la seriedad que prevalecían en las aventuras y que Pedrín conseguía suministrar el tono de humor de las publicaciones-no porque fueran graciosas, que en algunos casos eran hasta brutales- ya que mientras Roberto Alcázar presenta el aspecto serio y legal de las situaciones, Pedrín era el que aportaba la parte si se quiere más atractiva de las situaciones y eran famosas sus actuaciones con los maleantes que trataba con verdadera desvergüenza.
El personaje de Pedrín venía representado por un muchacho con jersey de color rojo escotado y su cabellera rubia característica en las portadas y otro de los mejores detalles que fueron más destacados entre los jóvenes e incluso mayores era la cantidad de expresiones y la forma de decirlas, cuando peleaba o se enfrentaba a algún enemigo y aunque no las recuerdo era de lo que más nos gustaba en aquel entonces, pero sí es necesario reconocer que muchas de ellas eran duras y violentas, así como el tipo de aventuras que se presentaban como violentas en su contexto siempre fuera de España, tanto por parte de Pedrín como por Roberto Alcázar.
Así presentados, la publicación continuó durante muchos años atrayendo la atención de los jóvenes y puede decirse que ha sido uno de las tebeos de historietas mayor duración, porque se comenzó a publicar en 1940 y finalizó en el año 1976 y fue un gran éxito para la Editorial Valenciana S.L., que fue una de las más famosas de aquella época, no hay que olvidar que fue también la que editó las historietas de El Guerrero del Antifaz y tebeos como Jaimito, que ya hemos resumido en anteriores artículos.
Tuvo varias fases en sus 36 años de existencia y los primeros números aparecieron en cuadernillos con las portadas a color y el resto de páginas en blanco y negro y como todos los tebeos de la época el formato era apaisado, y los primeros ejemplares del año 1940, se vendían al precio de 0,60 pesetas, llegando a alcanzar las 2 pesetas y los datos de ediciones llegaron a la cifra de 1.219 números, y en su mejor época se alcanzó un volumen de ventas de unos 100.000 ejemplares en el año 1959 y anualmente se publicaba un ejemplar extra.
Después de 1976 se han realizado diversas reediciones, aunque con menor éxito.
