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Cuadernos Manchegos
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Ya dedicamos un artículo a un castillo de Ávila, cuyo nombre es peculiar y que se llama “Castillo de Aunqueospese” o también: “Castillo de Manqueospese” y prometí resumir con los datos que tengo la leyenda que se atribuye para intentar aclarar el porqué del nombre de este castillo.

Nos hemos encontrado con varias versiones todas ellas relacionadas con historias de enamorados y sus múltiples problemas para conseguir ser felices, que se encuentran transmitidas de unas personas a otras a lo largo de los años.

Las hemos puesto un nombre inventado para poder separarlas del resto y diferenciarlas.

La leyenda del castillo árabe

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El castillo actual se asienta sobre uno anterior de origen y construcción árabe, sobre el que se narra esta leyenda.

En aquella época nos encontramos con una bella mora llamada Zubeze, que era hija de Ben Hus Mar, que es muy posible que fuera el primer constructor del castillo. Esta muchacha mora se enamoró de un esclavo cristiano que tenía su padre que se llamaba Aldefonso, pero el padre, para evitar que llegaran a amarse y algo más, concertó una boda de su hija con un hijo del príncipe de Jaén, pero la hija indignada por este acuerdo de su padre contestó: “mal que os pese lo querré  o aunque os pese, no iré”, que marcó los sucesivos nombres de otras leyendas. La historia terminó cuando Zubeze murió despeñada viendo que no podría ser su amor, aunque durante un  tiempo  los dos enamorados realizaban el recorrido desde Ávila por un túnel de 17 kilómetros que comunicaban ambos lugares.

Las familias enemistadas

Otra leyenda cuenta que existían en Ávila en un tiempo dos familias enfrentadas dándose el caso de que un hijo de una de ellas  y una hija de la otra familia se enamoraron. Los nombres de los que se hablan son Gonzalo de Velada y la de ella, doña Aldonza Aboín, siendo su padre el corregidor de la ciudad que, sabiendo los hechos, por su autoridad consiguió que Gonzalo lo llevaran con otros caballeros al castillo de Manqueospese, después de que el joven pronunciase la famosa frase: “mal que os pese, veré a vuestra hija”. Los muchachos siguieron mandándose mensajes y señales de forma continuada, pero llegó un momento en que Gonzalo quiso raptar a su amada para evitar su boda con un descendiente de los Dávila, pero aquí parece  acabar la leyenda.

La leyenda más admitida

La leyenda que más aceptación tiene entre las habitantes de la zona es la de Álvar Dávila, señor de Sotalbo, que había participado en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) y al regresar en su corcel se encontró con  los ojos de  doña Guiomar, hija del noble don Diego de Zúñiga. Ambos quedaron enamorados  y se veían a través de los ventanales y su amor cada vez era más fuerte.

De tal manera que un día don Álvar solicitó permiso a don Diego para poder desposarse con la joven. El padre no quiso acceder ya que no le pareció bien la relación y además tenía intención de que su hija profesara en un convento.

 Para evitar el enredo don Diego, en uso de sus poderes, desterró al joven Álvar, no sin que éste dejara de decir las conocidas palabras; “aunque os pese la veré”,(aunque parece ser que la frase fue más extendida:”cuando el amor ha nacido no se le trata con vilencias; que el corazón del enamorado es rebelde y terco en la rebeldía. Doña Guiomar y yo seguiremos amándonos, y aún más , viéndonos: …¡¡¡man que os pese!!! “). Al  mismo tiempo el padre de la muchacha ordenó prender al joven por si acaso apareciera para querer ver a su hija. Y así pasó el tiempo, ella esperando pasar a profesar como monja y Álvar esperando que hubiera otra nueva batalla.

Por fin, un día, cansada de llorar, la joven Guiomar entregó su alma y se convirtió en blanca paloma que voló al encuentro de su amado, que la  acogió en sus manos con cariño y Álvar fue destinado a una nueva batalla llevándose el recuerdo de su amada y  en la lucha falleció.

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